Director, compositor y fundamentalmente excepcional violinista de nuestro tango, ha sido considerado por el doctor Luis Adolfo Sierra como la personalidad más relevante de este género musical.
Nacido el 18 de junio de 1905, ya desde muy niño puso en evidencia sus innatos atributos para ejecutar el instrumento que lo acompañaría durante toda su vida.
Dotado de extraordinarias condiciones para ello, recibió sus primeras lecciones por parte del maestro Fioravanti Brugni y en 1915 fue alumno de los cursos superiores del maestro George Baré.
El 10 de julio de 1919, se presentó por última vez como concertista en una brillante velada en el salón La Argentina, dado que de inmediato debió ejecutar el instrumento en forma profesional, debido a los apremios económicos que sufría su hogar.
Así, a fines de 1919 debutó profesionalmente amenizando las funciones de un cine mudo de la época, junto con el pianista Rodolfo Biaggi.
En 1921, se volcó decididamente al tango, a partir de su incorporación al quinteto de Juan Maglio, con el que debutó en el café El Nacional, realizando además giras por el interior del país y sus primeras grabaciones como violinista de orquesta.
Al año siguiente, ya desvinculado de Pacho, actuó en el conjunto de la bandoneonista Paquita Bernardo en el café Domínguez, oportunidad en la que conoció a Osvaldo Pugliese, con quien luego formaría el célebre Sexteto Vardaro–Pugliese.
También en 1922, se incorporó a la orquesta de Roberto Firpo, en la que también actuaba otro eximio violinista, Cayetano Puglisi.
Luego de dos años de intensa actividad con Firpo, a fines de 1924 se desvinculó de esta orquesta, pasando a integrar un quinteto formado para actuar en el Bar ABC.
En 1925, se incorporó como primer violín de la Orquesta Típica Victor, en reemplazo de Agrisao Ferrazano quien sólo intervino en las primeras grabaciones de esa orquesta.
Vardaro permaneció en esa recordada orquesta, creada por el sello que le daba su nombre con el único objetivo de realizar grabaciones, como primer violín hasta su disolución en 1944, participando por lo tanto en la totalidad de sus grabaciones.
Al mismo tiempo, también por entonces, participó como primer violín en los registros discográficos de la mayoría de las orquestas vinculadas con el sello Victor, tales como las de Juan Carlos Cobián, Juan Bautista Guido, Eduardo Pereyra, Carlos Vicente Gerona Flores, Ciriaco Ortiz, Los Provincianos, Orquesta Típica Porteña y Orquesta Victor Popular.
Dentro de ese ciclo, en 1929 integró el Trío Victor, con los guitarristas Oscar Alemán y Gastón Lobo, conjunto que dejó excelentes grabaciones instrumentales.
Además, desde 1926 y hasta mediados de 1929, formó parte del sexteto de Pedro Maffia, con el que estrenó sus tangos Dominio, Suspirando y Tinieblas.
El primero de los temas mencionados fue escrito en el año 1927, siendo la primera de sus obras, destacándose en ella su bella y fina melodía, apreciada plenamente en sendas grabaciones realizadas tanto por el sexteto de Maffia como en la que efectuara la Orquesta Típica Victor con la participación de Vardaro como primer violín, ambas en forma instrumental.
El tema está acompañado por versos de Luis Rubistein en los que este autor adjetiviza con gruesos trazos el comportamiento de una mujer, lo que probablemente conspiró contra una mayor difusión del tema, la que por la calidad de la composición de Vardaro sin dudas merecía.
En cuanto a Tinieblas, otra de sus exquisitas melodías, con versos en este caso de Juan Mateo Velich, fue llevado al disco por la orquesta del bandoneonista Carlos Marcucci con la voz de Roberto Díaz el 16 de octubre de 1930.
Simultáneamente, a su participación en las formaciones mencionadas anteriormente, el 2 de julio de 1928 integró la orquesta con la que Luis Petrucelli debutó en el disco, para el sello RCA Victor.
La desvinculación de Vardaro de las formaciones de Maffia y de Petrucelli, tuvo como causa la formación del recordado sexteto que constituyó con Osvaldo Pugliese, y que integraban además Alfredo De Franco y Eladio Blanco, en bandoneones; Carlos Campanote, como segundo violín, y el contrabajista Alfredo Corletto.
El Sexteto Vardaro–Pugliese debutó a fines de 1929, con gran acogida del público porteño. Sin embargo, el desastroso resultado económico que les reportó una gira por el interior del país, en la que se presentaron en las ciudades de Rosario, Santa Fe, Paraná y Rafaela, obligó a la disolución de ese valioso conjunto.
Un nuevo intento realizado por ambos directores permitió la formación de una segunda versión del sexteto la que debutó el 1º de diciembre de 1930 en el Metropol. En la oportunidad, lo integraban, además de los dos directores, Miguel Jurado y Aníbal Troilo en bandoneones; Alfredo Gobbi, como segundo violín, y Luis Adesso, en contrabajo.
Esta segunda y última versión del sexteto fue efímera y volvió a separarse con el advenimiento del cine sonoro, que quitaba a los músicos las posibilidades de actuar como número vivo en los cines, importante fuente laboral hasta entonces.
Entre 1931 y 1933, integró como primer violín la orquesta típica que formó el maestro Adolfo Carabelli con la finalidad de grabar para el sello RCA Victor.
Este excelente conjunto que integraban también los violinistas Manlio Francia y Antonio Rossi, los bandoneonistas Federico Storticatti, Ciriaco Ortiz, Luis Petrucelli y Carlos Marcucci; el contrabajista Orlando Caravelli, hermano del director, y este último, quien dirigía el conjunto desde el piano, no tuvo actuaciones en público pero dejó algo más de veinte registros discográficos, entre ellos el tango Mía, del propio Vardaro, Oscar Arona y Celedonio Flores, que fue cantado por Alberto Gómez.
Disuelta esta orquesta, Vardaro formó una nueva agrupación de características similares a la que había conducido Carabelli, a la que imprimió un estilo decididamente decariano.
Su integración era la siguiente: Vardaro, director y primer violín; José Pascual, compositor del célebre tango Arrabal, pianista y arreglador; Hugo Baralis, segundo violín; Aníbal Troilo y Jorge Fernández, en bandoneón, y Pedro Caracciolo, en contrabajo.
El sexteto de Vardaro debutó el 1º de abril de 1933 en el cabaret Ta–ba–rís, y pese a la extraordinaria brillantez de sus ejecuciones, adornada por solistas de excepción, fue considerado «no comercial» por las grabadoras, motivo por el cual no ha quedado registro alguno de sus interpretaciones.
En consecuencia, a fines de 1936 debió disolverse, desaparición que conllevó también la del sexteto típico en esa etapa de nuestro tango, modalidad que no se reiteraría hasta mediados de la década del sesenta, con el advenimiento del sexteto formado por Mariano Mores.
También en 1936 integró el quinteto denominado Los Virtuosos, junto con Francisco De Caro, en piano; Pedro Maffia y Ciriaco Ortiz, en bandoneones, y Julio De Caro junto con Vardaro, en violines.
El quinteto, cuyos integrantes fueron seleccionados mediante el voto popular, participó en la película Así es el tango y realizó cuatro grabaciones para el sello RCA Victor: Tierra querida, Chiclana, Un lamento y Boedo, para disolverse en ese mismo año.
Actuó luego a dúo con Lucio Demare ante los micrófonos de radio Belgrano, presentaciones en las que también participó, poco después, el cantor Juan Carlos Miranda previo a los vocalistas de la orquesta que formó Demare.
Entre 1942 y 1944, Vardaro integró la orquesta de Osvaldo Fresedo, de la que fue también arreglador.
Luego de la disolución de la Orquesta Típica Victor tras veintidós años de grabaciones, formó parte de otra versión del Trío Victor, ahora con Eduardo Pereyra y Ciriaco Ortiz, además del Cuartero del 900, dirigido desde el piano por Feliciano Brunelli, con Vardaro, en violín; Aníbal Troilo, en bandoneón, y el flautista Enrique Bour.
Integró también la agrupación de Joaquín Do Reyes, siendo asimismo primer violinista de la orquesta de Radio El Mundo.
En 1953, formó una orquesta para grabar en el sello Columbia, editando un solo disco de 78 rpm en el que incluyó los temas Pico de oro, de Juan Carlos Cobián, y El cuatrero, de Agustín Bardi, contando en ellos con los arreglos de Héctor Artola, en sendos trabajos de evolucionada concepción.
Entre 1954 y 1955, completó las filas de la Orquesta Sinfónica Provincial de Córdoba y de regreso en Buenos Aires, se reintegró a la orquesta de Radio El Mundo.
Entre 1955 y 1961, fue primer violín de las sucesivas agrupaciones constituidas por entonces por Astor Piazzolla, las que sucesivamente fueron el Octeto Buenos Aires, la Orquesta de Cuerdas y el Quinteto Nuevo Tango, para los que el director escribió arreglos destinados al especial lucimiento de Vardaro, tal como se puede apreciar por ejemplo en Miedo, obra que pertenece a Elvino en colaboración con Oscar Arona, grabada para el sello Music Hall por la Orquesta de Cuerdas, dirigida por Piazzolla en el año 1957.
Simultáneamente, desde 1956 y hasta su disolución en marzo de 1959, integró la orquesta de Carlos Di Sarli, como asimismo la primera formación de la de Fulvio Salamanca, en 1958. También en forma paralela a la tarea indicada en los párrafos anteriores, en 1958 se incorporó al noneto Los Astros del Tango, que Argentino Galván constituyó para efectuar grabaciones de tangos compuestos en la década del veinte, los que se editaron en discos agrupados sobre la base de sus respectivos compositores.
Las mismas se realizaron entre ese año y el siguiente, surgiendo así magníficas recreaciones de viejos temas de Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Eduardo Arolas, Anselmo Aieta, Enrique Delfino y Agustín Bardi.
A toda esa actividad, cabe agregar que en 1958, Vardaro también formó parte de una de las últimas actuaciones de Maffia como director, integrando bajo la dirección de éste un conjunto que completaban Lalo Scalise, en piano, actuando en el cabaret Tibidado y en la obra musical Juan Tango perteneciente a Germán Ziclis, en colaboración con Sebastián Piana y Cátulo Castillo.
Luego, ya en 1959 formó parte de la última orquesta del mencionado Maffia, en la que el cantor era Alberto Gómez.
Desvinculado de Astor Piazzolla en 1961, cuyo quinteto de reciente formación integraba por entonces junto con el director, Jaime Gosis, en el piano; Oscar López Ruiz, en guitarra, y Kicho Díaz, en contrabajo, Vardaro decidió su retiro definitivo del tango.
El doctor Luis Adolfo Sierra, profundo admirador del virtuosismo de Elvino ha escrito que «un profundo cansancio acometió por entonces al músico, a lo que se sumó un estado de salud bastante deteriorado». Junto con su retiro de la música ciudadana, Vardaro consideró que también debía alejarse de Buenos Aires. Se radicó entonces en una zona cercana a la ciudad capital de la provincia de Córdoba, cuya Orquesta Sinfónica Provincial volvió a integrar, al mismo tiempo que se dedicaba al cultivo de hortalizas en una pequeña huerta de su propiedad.
Esta nueva vida se extendió exactamente por una década, dado que cuando aún integraba la Sinfónica de la provincia mediterránea, se produjo su fallecimiento el 6 de agosto de 1971, a los 66 años de edad. En esta referencia a la producción musical de Vardaro, que no fue muy extensa, no se puede dejar de destacar la fina melodía que supo imprimir a sus composiciones, acorde a la eximia calidad interpretativa del violín que lo distinguía.
Su obra incluye, además de los ya mencionados tangos Dominio, Suspirando y Tinieblas, otros títulos más, entre ellos Y a mí qué me importa, también de 1927 como los anteriores, que cuenta con letra de Eduardo Moreno, grabado en ese mismo año por la orquesta de Juan Bautista Guido con la participación de Vardaro comandando la fila de violinistas de la orquesta de El Lecherito, con la voz de Pedro Lauge entonando el estribillo.
Otra de sus composiciones fueron Humos de reina, hermosa melodía escrita en 1936, a la que agregó versos Francisco García Jiménez, aunque fue grabado por la orquesta de Roberto Firpo en forma instrumental.
También es de su producción Te llama mi violín, con versos de Cátulo Castillo, grabado por Osvaldo Fresedo con el cantor Oscar Serpa cuando Vardaro integraba la formación, orquesta que también le grabó Una vida, otra de sus excelentes melodías para el tango, en este caso con la voz de Ernesto Famá interpretando los versos escritos por Alicia De Lux.
Baile de patio, Lo que no pudo ser y Mía son otros de los títulos de sus obras. Este último fue compuesto en colaboración con Oscar Arona y letra de Celedonio Flores, siendo grabado por Alfredo De Ángelis con la participación de Carlos Dante.
A su vez, este cantor registró nuevamente este tema en el año 1969 en su etapa de solista acompañado por la orquesta dirigida por el violinista Aquiles Roggero.
También en colaboración con Oscar Arona, le pertenecen las melodías de Ternura, Miedo —llevado al disco por la Orquesta de Cuerdas de Astor Piazzolla en el año 1957—, Fray milonga y El repique.
La reseña de sus obras recuerda además una composición del año 1933, el vals Imaginación, también compuesto en colaboración con Oscar Arona y letra de Francisco García Jiménez, quien en ese año había obtenido el primer premio en un concurso para cuentistas organizado por el diario La Prensa, con un cuento que llevaba ese mismo título.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III biografia
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