Armando "El cieguito" Blasco - Biografía

 

Bandoneonista, compositor y por un breve lapso también director, había nacido en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, el 30 de octubre de 1908.
Padecía desde su mismo nacimiento de una acentuada disminución visual, discapacidad que le impidió durante toda su vida la lectura de la música. Pudo, sin embargo, superar esta limitación, compensándola con una aguda percepción y memoria auditiva, virtudes que le permitían retener y ejecutar cualquier melodía ni bien la hubiese escuchado una sola vez.
Su vocación musical, manifestada desde niño, lo llevó a estudiar originalmente el violín, instrumento con el que, en su ciudad natal, llegó a integrar un conjunto de cámara. Fue Minotto Di Cicco quien indujo al Cieguito a cambiar el instrumento por el bandoneón, del que en poco tiempo se transformó en un eximio ejecutante.
En 1924, cuando tenía solo quince años de edad, Armando ingresó al conjunto que dirigían el bandoneonista Antonio Romano y el por entonces violinista Alberto Celenza, más adelante un destacado contrabajista que integró, entre otras, la orquesta de Fulvio Salamanca en los años sesenta. La formación actuaba en el café El Parque y, cuando Blasco se desvinculó de ella, se incorporó a la orquesta dirigida por el bandoneonista Enrique Pollet, de la que también formaban parte Osvaldo Pugliese en piano y José De Grandis y Fernando Franco en violines.
En 1926 formó parte, como único bandoneonista, de la orquesta que codirigían Juan D'Arienzo y Luis Viscía, en la que reemplazó a Anselmo Aieta. Sin embargo, pronto se alejó de esta formación al ser convocado por Julio De Caro para incorporarse a su sexteto, del que acababa de alejarse Pedro Maffia.
Su vinculación se produjo a instancias de Pedro Laurenz, quien fue el que señaló a De Caro las virtudes del joven bandoneonista al que conocía desde su participación en la orquesta de Pollet. El debut de Blasco como integrante del afamado sexteto se concretó a poco de su incorporación en el cine Select Lavalle, siendo Recuerdo, el célebre tango de Pugliese, su primera grabación con esta agrupación.
Dentro del sexteto, Laurenz y Blasco conformaron un dúo de bandoneones que se complementó admirablemente, transformándose, para muchos, junto con el hilo conductor que brindaba Francisco De Caro desde el piano, en el eje central alrededor del cual giraban las interpretaciones del recordado conjunto musical. A partir de esta incorporación se inició una fructífera relación artística entre ambos bandoneonistas, la que se extendió hasta 1939. Una de las particularidades de esta complementación era que Laurenz ejecutaba complejas variaciones con el instrumento, las que Armando repetía de inmediato sin ninguna alteración.
La permanencia de Blasco bajo la dirección de Julio De Caro se extendió por ocho años, finalizando en 1934. En ese lapso participó de todas las actividades que las distintas formaciones de De Caro desarrollaron, incluyendo las giras por Brasil en 1928 y Europa en 1931, y la participación en la película Luces de Buenos Aires, cuyo rol estelar estaba a cargo de Gardel.
También por entonces tuvo la oportunidad de grabar a dúo de bandoneones con Laurenz para el sello Brunswick un disco integrado por los tangos Lazos de seda de Antonio Tanturi, y Guardia vieja de Julio De Caro, elaborado trabajo en dúo que permitió exhibir la creatividad de ambos instrumentistas fuera del ámbito orquestal que por entonces integraban.
En 1934, todos los integrantes de la agrupación de Julio De Caro, excepto su hermano Francisco, se desvincularon de la misma. Laurenz consideró entonces oportuna la ocasión para fundar su propia orquesta y Blasco decidió, a su vez, acompañarlo, permaneciendo en la nueva formación hasta el año 1939.
Intervino así en las seis primeras grabaciones de dicha orquesta, realizadas para el sello RCA Víctor a partir del 14 de julio de 1937, día en el que Armando participó en las grabaciones de Milonga de mis amores y de la ranchera Enamorao, ambas pertenecientes al director de la orquesta con letra de José María Contursi, cantadas las dos por Héctor Farell.
A estas siguieron, el 24 de septiembre, los registros de Arrabal, el antológico tango de José Pascual, y Abandono, otro hermoso tango debido a la inspiración de Pedro Maffia y Homero Manzi, para finalizar la participación de Blasco con las grabaciones de Vieja amiga, también de Pedro Laurenz y Contursi, y Milonga compadre, perteneciente a Mastro y Carlos Bahr, llevadas al disco el 12 de mayo del año siguiente.
Desvinculado de Laurenz en 1939, el Cieguito, en ese mismo año, ingresó a la orquesta que dirigía el pianista Armando Ballioti, con la que se presentó en el café Pellegrini, situado en la esquina de Carlos Pellegrini y Lavalle, en la flamante avenida 9 de Julio de Buenos Aires. Completaban esa excelente agrupación Eduardo Del Piano, Alfredo Attadía y Benito Calvá en bandoneones, Alfredo Gobbi, el tempranamente desaparecido Benjamín Holgado Barrios, Domingo Mancuso y Antonio Blanco en violines y Luis Adesso en contrabajo.
Actuó luego junto con Alfredo Gobbi en la orquesta del guitarrista Mario Pardo, que interpretaba tanto el género folklórico como el de la música ciudadana, pasando a formar parte, a continuación, de la orquesta de José Tinelli, cuando esta agrupación se encontraba en la etapa más exitosa de su trayectoria.
En 1940 Blasco se radicó en Montevideo, recordándose en la capital uruguaya sus actuaciones junto a Alfredo Gobbi, como asimismo al frente de su propio conjunto, con el que se presentaba por Radio CX16, contando en él con la participación de su hermano Alejandro Blasco. Integró también, durante su permanencia en esa ciudad que se prolongó por diez años, las formaciones de Juan Cao y Roberto Luratti.
De regreso en Buenos Aires, formó parte de las orquestas de Juan Polito y Domingo Federico, para regresar después nuevamente a Montevideo, donde en 1960 actuó en la orquesta del pianista César Zagnoli y en la de Pirincho Martínez. Su actividad en esta segunda etapa en la capital uruguaya culminó con un recordado ciclo ante las cámaras del Canal 4 de televisión, ejecutando solos de bandoneón.
En un registro que nunca fue editado comercialmente —pero del cual existen copias que se encuentran en poder de coleccionistas— se destacan sus solos a capella realizados en Montevideo en el mes de junio de 1960. En esta ciudad, avanzados los años sesenta, seguía recibiendo la admiración de los colegas, de las nuevas promociones de músicos uruguayos y de la crítica especializada del Río de la Plata.
A fines de esa década se retiró definitivamente de la actividad. Cuando se produjo su fallecimiento, el diario Clarín comentó que en sus años postreros «en la calidez de su hogar se reunía con sus viejos amigos en forma permanente para recordar aquellos lejanos tiempos de sus actuaciones con De Caro y con Laurenz...», destacando además en esa nota póstuma «la brillante contribución, quizás no totalmente reconocida por el gran público, que brindó al género musical que abrazó desde joven».
Su labor como compositor no fue muy extensa, perteneciéndole solamente los tangos Souvenir y Rama florida.
Al finalizar esta reseña de su trayectoria en el tango, resulta interesante destacar lo que muchos especialistas del instrumento resaltan como la faceta más sobresaliente de su estilo interpretativo. Expresa, por ejemplo, el doctor Luis Adolfo Sierra que «su contribución más relevante proviene de su modo de ejecución del solo de bandoneón a capella, poniendo riquezas y logradas creaciones musicales con gran sentido armónico y un sonido de calidad aterciopelada, cercano al de Pedro Maffia, el bandoneonista por quien Blasco profesaba enorme admiración. Con Laurenz conformaron un segundo dúo de bandoneones (luego del que este constituyera con Maffia), que se transformó en un nuevo modelo de la interpretación, continuador de la línea que el dúo anterior de fueyes de De Caro había iniciado».
En opinión de este reconocido estudioso de los intérpretes del tango, «surgió así a la consideración de todos los seguidores del sexteto la exquisita personalidad interpretativa de Blasco, la que fue rápidamente reconocida por el público desde sus primeros registros discográficos». Recordemos, por nuestra parte, que estos registros fueron, luego del aludido debut en la grabación de Recuerdo, los de los tangos Qué noche, Risa loca y Farolito de mi barrio. En esta última grabación se expresa claramente la influencia que sobre Laurenz y Blasco ejerció el Francés Pollet, compositor de la música del tema, en relación con el juego de variaciones de compleja digitación.
Blasco falleció el 11 de noviembre de 1991, doce días después de haber cumplido 83 años de edad.
 
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo I
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