Cantor nacido en Valentín Alsina (partido de Lanús) el 28 de febrero de 1928. Su nombre real era Tito Cosme Sconza y fue el menor de siete hermanos.
Su afición por el canto comenzó a plasmarse en actuaciones en cafés de barrio, mientras desempeñaba distintos oficios, entre ellos los de ayudante de zapatero, empleado de un corralón de materiales y soldador.
La primera de esas presentaciones la realizó en el café La Colmena cuando tenía quince años de edad. Por entonces, también volcaba su afición brindando serenatas nocheras y realizando algunas giras acompañado por el guitarrista Héctor Arbelo, a quien recordaría especialmente en un reportaje que le realizó el diario La Nación en el año 1999.
En esa ocasión Tito relató que «... allá por 1948 hice una gira por el interior tirando la manga, acompañado por un buen guitarrista, Héctor Arbelo». En ese mismo reportaje, agregó luego que «un Día de Reyes, un 6 de enero de principios de los años cincuenta, dejé de lado el apellido familiar y adopté mi nombre artístico».
Precisamente, sus comienzos profesionales son ubicados por Horacio Ferrer en ese año 1948, desempeñándose como cantor solista con el marco de un conjunto de guitarras, si bien no precisa el nombre de Arbelo al que Reyes hiciera referencia.
Debutó en un varieté de San Juan y Boedo junto a otros jóvenes intérpretes, resultando posteriormente ganador en una ronda de cantores organizada por la revista Radiofilm.
En 1950, Roberto Caló, conductor de una agrupación de reconocidos valores artísticos, lo incorporó a su orquesta, con la que dejó sus primeras grabaciones para el sello Orfeo, continuando luego con esa formación grabando para los sellos Music Hall y RCA Victor.
Sus tres registros con Roberto Caló realizados para esta última grabadora, fueron los de los tangos Frente al espejo, en septiembre de 1957, y Tango argentino, en marzo de 1958, y la canción Nápoles de mi amor, en diciembre de este mismo año.
Desvinculado de Roberto, de inmediato, ingresó a la orquesta del hermano de éste, Miguel Caló, con quien si bien no llegó a grabar, tuvo la oportunidad de integrar la embajada tanguera conformada por este director en el año 1959 para visitar ciudades de Brasil.
Al regreso de esta gira, fue convocado por Joaquín Do Reyes, quien debía comenzar a editar para el sello RCA Victor en la que sería la última etapa de grabaciones de esta excelente formación.
Tito participó entonces en los registros de Cuatro pasos en las nubes, un tango que poco antes había compuesto Joaquín Do Reyes con letra de Reynaldo Yiso, y —ya dúo con Héctor Darío— de una selección de tangos.
Ambos trabajos se realizaron el 22 de enero de 1960 y constituyeron las únicas intervenciones de Tito en las grabaciones de la orquesta de Do Reyes.
En 1963, se incorporó a la formación de Aníbal Troilo, para cubrir la plaza del Polaco Goyeneche junto a Roberto Rufino. Su permanencia con Pichuco se extendió hasta el fallecimiento de éste en 1975, siendo así el cantante de la etapa final de la orquesta de Troilo, aunque no fue el último que grabó con ésta, honor que le cupo al Polaco Goyeneche, quien en carácter de cantor invitado participó en las postreras grabaciones de la célebre agrupación en los estudios de RCA Victor el 24 de junio de 1971.
Reyes registró un total de veintitrés temas con esta formación, con la que a poco de incorporarse ya estaba plenamente identificado en sus matices, silencios y ternura. Los primeros de ellos los realizó el 3 de febrero de 1964, día en el que orquesta y cantor registraron la milonga Las carretas, del compositor uruguayo Néstor Feria, y el tango Vieja viola, de Humberto Correa y Frías, compuesto en el año 1932 en realidad por una misma persona, dado que Correa, guitarrista y compositor también uruguayo, fallecido en Montevideo el 9 de junio de 1964, es decir sólo cuatro meses después de esa grabación, firmó la letra de su composición, también de su pertenencia, con el seudónimo de Frías.
Además de los ya mencionados, Reyes obtuvo entre sus registros como cantor de Troilo éxitos verdaderamente notables. Se pueden citar: la milonga El conventillo, de la que hizo una auténtica creación, y los tangos Yo soy del 30, Che bandoneón, Mi viejo el remendón, Un tango para el recuerdo, Los cosos de al lao, Te llaman malevo, Dale tango y El último farol, entre sólo algunas de esas grandes interpretaciones.
La última grabación correspondió a Milonga del corralón, efectuada el 14 de abril de 1970, tema perteneciente a Horacio Quintana y Arturo de la Torre, quien fuera representante de la orquesta de Troilo.
Participó asimismo con la orquesta en recordadas actuaciones en radio, canales de televisión y teatros.
Al fallecer Troilo, Reyes se alejó de la actividad artística durante casi veinte años, dedicándose al corretaje y venta de relojes, retiro que sólo interrumpió brevemente en 1984 para grabar un casete para el sello Magenta con acompañamiento de guitarras, en el que se incluyeron ocho temas clásicos, como Barrio de tango, Tango argentino, Las cuarenta y El bulín de la calle Ayacucho, en los que su voz se escucha aún fresca y su estilo plenamente vigente.
A mediados de la década del noventa, a instancias de Lito Nebbia, volvió a cantar profesionalmente, comenzando a grabar en carácter de solista para el sello Melopea, dirigido precisamente por Nebbia.
Para este sello, registró tres discos compactos y colaboró también en álbumes interpretados por otros músicos.
El primero de esos discos, editado en 1995, fue un tributo a Gardel con el que obtuvo el premio ace correspondiente a ese año
El segundo de ellos, titulado Vuelve el tango, fue editado en 1997 y en el incluyó trece temas, entre ellos uno de sus viejos éxitos con Troilo, la milonga Las carretas, además de un tango de Lito Nebbia cuyo título es el que da el nombre al disco, y un tema del propio Reyes dedicado a Troilo, titulado Canción para Pichuco.
El tercero, dado a conocer bajo el título de Tito Reyes dice y canta el lunfardo porteño, se publicó en el año 2000 e incluyó dieciocho obras, entre ellas siete cuya música pertenece a Lito Nebbia, cuatro de ellos compuestos sobre viejas poesías de Enrique Cadícamo, Julián Centeya, Carlos de la Púa y Celedonio Flores y los tres restantes (El último zorzal, La noche dormía y La luna curiosa) sobre versos de la autoría del propio Reyes, siendo el primero de los mencionados una autodedicatoria del cantor.
Posteriormente, en el año 2005 en España se publicó un compilado de estos tres discos justamente bajo el título de El último zorzal. En ese mismo año, fue galardonado por la Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en un acto en el que cantó acompañado por el bandoneonista Ernesto Baffa y el guitarrista Rubén Castro.
Tito participó también, siempre en la órbita del sello Melopea, en interpretaciones de otros músicos, recordándose por ejemplo el recitado que realizó en el final del disco de Nebbia El hombre que amaba a todas las mujeres.
En el último año de su vida, Tito Reyes realizó actuaciones en el local Pigmalión, en el que se presentó hasta dos meses antes de su fallecimiento, y formó parte además del elenco que desarrolló el programa de bares notables organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Fumador empedernido, a fines de marzo de 2007 su salud tuvo síntomas de un paulatino deterioro como consecuencia de una severa enfermedad pulmonar que venía padeciendo desde tiempo atrás. Ante el agravamiento de sus problemas respiratorios, fue internado en el hospital Pirovano en los primeros días de mayo de 2007, donde falleció el día 9 de dicho mes, a los 79 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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