Manuel Jovés - Biografía

 

 

Compositor, violinista, pianista, maestro de canto y director de orquesta y de obras teatrales nacido en Manresa, Barcelona, España, el 8 de marzo de 1886. 

Completó sus estudios en el monasterio de Monserrat, en el que permaneció hasta los 19 años de edad, recibiendo lecciones de piano y de violín por parte de su sacerdote de apellido Guzmán.

De regreso a su pueblo natal, se dedicó enteramente a la música, demostrando aptitudes que lo hicieron acreedor al cargo de director del Orfeón Catalán.

Habiendo adquirido cierta fama y reconocimiento en el ámbito musical, en 1908, con 22 años de edad, llegó a Buenos Aires, donde comenzó a impartir clases individuales en residencias particulares, al mismo tiempo que integraba el sexteto Sánchez de Yans, con el que actuaba en el café Colón, ubicado en la hispánica Avenida de Mayo.

Sin embargo, luego de realizar una breve gira por el interior del país, dedicó su actividad exclusivamente a la enseñanza del canto, contando entre sus alumnas más notables a Lola Membrives, Raquel Meller y La Goya, seudónimo de una celebrada cupletista de esa época. A todas ellas luego dirigió en sus respectivas actividades profesionales.

Por otra parte, a poco de su arribo a Buenos Aires comenzó a componer, iniciando su producción musical con el vals Deseo, melodiosa pieza que contó con letra de Marcel.

Aunque al principio el tema no fue muy reconocido por el público, algún tiempo después alcanzó importante difusión, transformándose en uno de los valses más populares de la época.

Otras de sus primeras obras fueron Mi reja, tema que Raquel Meller se encargó de difundir, y un cuplé titulado Diguili que vingui, popularizado por la mencionada cancionista y también por Lola Membrives en sus tiempos de cupletista.

Además, en esos años compuso otros dos temas que resultaron muy celebrados: Adiós Felipe, del cual la mencionada La Goya hizo una brillante creación, y La perra de Chaplin.

A continuación, formó un dúo de cancionistas con la mexicana Lola Ramos y la chilena Carmen Moreno, al que sin embargo llamó Las Porteñas, a las que acompañó con su piano en actuaciones en teatros y cines de Buenos Aires y en varias presentaciones realizadas por el grupo en Montevideo.

Sus primeros tangos fueron escritos alrededor de 1910, y si bien no tuvieron mucha repercusión, permitieron conocer el talento de quien luego sería el responsable de reconocidas página del género.

Fueron esas primeras composiciones tanguísticas las tituladas Apriete que va la marca, El matrero, El rabanito, Pobres mujeres, La más tigresa y Flor de yuyo. Este último, compuesto en 1913, obtuvo a diferencia de los anteriores un importante suceso, proyectando por primera vez el nombre de Jovés entre los autores reconocidos del género.

Por otra parte, estas composiciones encauzaron su actividad musical decididamente hacia el tango, comenzando a dirigir orquestas que actuaron en bares y confiterías del centro porteño, como La Ideal —el local donde por más tiempo actuó— y el bar Imperial, de cuyo elenco llegaron a formar parte sus músicos.

Dirigió luego algunas revistas presentadas en el teatro Nacional, género que, posteriormente, en compañía de su compatriota Antonio Viergol —con el tiempo letrista de varias de sus composiciones—, desarrolló también en el teatro Cervantes, en el que puso en escena las obras La catástrofe del año y Pasen a ver el fenómeno.

Presentó también revistas en el teatro Florida y dirigió los denominados Coros ucranianos en actuaciones en el teatro Coliseo. También participó dirigiendo su orquesta en la inauguración de los cines Smart y Princesa, y del teatro Royal.

Por entonces, habiendo alcanzado una buena posición económica, viajó en varias oportunidades a su Cataluña natal.

Su labor de compositor, luego de los primeros temas que hemos reseñado anteriormente, se completó con verdaderos hitos de la música ciudadana. Entre éstos, se encuentran tres grandes temas, de altísimo reconocimiento por parte del público y de permanente vigencia: Patotero sentimental, cuyo estreno se produjo en la obra El rey del cabaret; Buenos Aires, mundialmente popularizado a través de la voz de Gardel, y Nubes de humo, cantado por primera vez por Vicente Climent en la representación de la obra Patotero, rey del bailongo, realizada en el teatro Buenos Aires. En los tres casos, los versos pertenecen a Manuel Romero.

Otras dos piezas de su producción que también alcanzaron gran difusión, con letras del ya mencionado Viergol fueron Rosa de fuego, que resultó un éxito permanente del cantor Héctor De Rosas, quien lo grabó en tres oportunidades (en 1957, como vocalista de la orquesta de Roberto Caló; en 1964, cuando cumplía ese rol en la formación de José Basso, y en 1978, ya en carácter de solista), y Loca, de la que existe una recordada versión grabada por el cuarteto de Enrique Mora con Amanda Vidal cantando los expresivos versos de Viergol; también otra producida en vivo en Tokio por María De La Fuente como vocalista de la orquesta de Juan Canaro, en ocasión del debut de esta orquesta en su gira por Japón el 4 de octubre de 1954, y un registro instrumental, dado que no contaba con una vocalista femenina, realizado por la orquesta de Juan D’ Arienzo.

Con Viergol como letrista también, compuso Una más —tango que no alcanzó el éxito de los mencionados con anterioridad— y, con versos de Luis Bayón Herrera, Que el otro te quiera igual.

Ya sin alcanzar el éxito de aquellos que le dieron fama, caben mencionar otros temas de su autoría como Mi gloria eres tú, compuesto en España; El dormilón, Pobre china, Verás pebeta, Por tu culpa, Venga champagne, Corazón de arrabal y Cualquier cosa, distinto al tango del mismo título, de Juan y Rosa Velich.

A estos temas, les siguieron Chicoff, Pobre percanta, El moscovita, La provinciana, El Petiso Orejudo —instrumental cuyo título alude a un famoso asesino serial de niños de la primera década del siglo veinte—, Celosa, Pobre francesita y Pingo mío —este último con letra de Manuel Romero—, entre otros.

Jovés falleció en Buenos Aires el 27 de agosto de 1927, cuando sólo tenía 41 años de edad, truncándose así prontamente el aporte de un compositor del que por el talento demostrado en varias de sus producciones seguramente habría brindado al tango otros temas de relevante nivel. 

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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