Violinista, director y compositor nacido en el barrio de Balvanera en Capital Federal, el 11 de noviembre de 1910. Su verdadero nombre era Israel Kaflún.
Al mismo tiempo que cursaba la escuela primaria, comenzó sus estudios de violín a los ocho años de edad con el maestro Marcos Sadoski, los que completó luego con José Fraga y finalmente con el profesor alemán Edmund Weingand.
Inició su actividad profesional en 1923, como primer violín de la Orquesta Clásica que acompañaba los films mudos en el cine Radium, ubicado en la avenida Rivadavia casi esquina La Rioja, desempeñándose posteriormente en los cines Central y Reina Victoria.
En 1926, cuando integraba la Orquesta de Música Clásica y Jazz que dirigía Julio Rosemberg en el cine teatro Astral, conoció a Miguel Caló, quien lo incorporó al sexteto que por entonces comenzó a dirigir integrando el elenco de esa sala recientemente inaugurada.
Formaban esa agrupación el propio director y Domingo Cuestas, en bandoneones; Estanislao Sabarese y Kaplún, en violines; Armando Baliotti, en piano; Luis Adesso, en contrabajo, y Roberto Maida, como cantor. Fue este conjunto el que en ese año de 1927 estrenó el tango Esta noche me emborracho, de Enrique Santos Discépolo.
Cuando Caló decidió incorporarse a la orquesta de Cátulo Castillo con la que participó gira europea que éste inició en 1928, Kaplún integró un cuarteto que pasó a dirigir Armando Baliotti, pianista del sexteto de Caló, con el que actuó en el cine Moderno del barrio de Boedo, que era en el que venía desempeñándose Castillo con su orquesta hasta el momento de emprender ese recordado viaje.
El cuarteto pronto se transformó en sexteto, con la incorporación del violinista Domingo Mancuso y de otro bandoneonista. Con el ingreso de Alfredo Attadía en reemplazo de César Ginzo (quien tomó a su cargo la dirección de un conjunto folclórico) como primer bandoneón del conjunto, el sexteto dirigido por Baliotti actuó poco después en el salón Imperio, ubicado en Maipú y Lavalle.
En 1928, Kaplún debutó en radio, incorporándose a audiciones de radio Prieto, para actuar luego en otras emisoras como Splendid, Rivadavia, Mayo, Municipal y Argentina, sin dejar su actividad en el conjunto de Baliotti, quien en 1931 lo transformó en la Típica Criolla Baliotti, al sumar, entonces, al bandoneonista Jorge Argentino Fernández, de importante trayectoria en año posteriores en diversos conjuntos y también como director y compositor.
Con Miguel Caló, en bandoneón, y Luis Brighentti, en piano, en los años 1932 y 1933, integró el llamado Trío Puloil, destinado a acompañar a cantores que participaban de un concurso organizado por esa firma a través de los micrófonos de radio Splendid.
En ese último año, Kaplún volvió a la orquesta de su amigo Baliotti, cuando éste rearmó la misma a fin de participar en el concurso de tangos que organizó el diario Crítica, y que fuera ganado por Julio De Caro con su tema El mareo mientras que El tábano, de Armando Baliotti y César Ginzo, obtuvo el segundo premio.
En este conjunto, Raúl compartía el dúo de violines con Bernardo Weber.
Simultáneamente, Caló rearmó su antiguo sexteto, convocando a tal fin a sus dos compañeros en el ya referido Trío Puloil, y las incorporaciones además de Pedro Sapochnik, como segundo violín, y de Carlos Dante, como cantor. Con esta nueva formación, actuó por entonces en el café El Nacional.
En 1934, empezó una etapa que sería decisiva en su trayectoria, dado que la orquesta de Caló, en la que seguía participando, comenzó a grabar en el sello Odeon, para el que registró hasta el año 1938 un total de veinticuatro temas editados en doce discos de 78 revoluciones por minuto, entre ellos los tangos Mentiras piadosas, Los años pasan y Si volviera Jesús, además del vals Allá en el cielo. En esa oportunidad, los cantores eran Carlos Dante y Roberto Caló, este último hermano del director, quien participó solamente en las grabaciones del fox–trot Luces del puerto y del tango Dulce amargura, ambos registrados el 21 de diciembre de 1938.
La orquesta intervino asimismo en la filmación de la película La vida en un tango, estrenada en febrero de 1939, en una de cuyas escenas se ve a Kaplún ejecutando un solo de violín.
La participación de Kaplún en la formación de Caló como primer violín se extendió hasta el año 1942, cuando Enrique Mario Francini, quien había ingresado como segundo violín, pasó a ocupar su lugar.
En ese lapso, Kaplún dejó plasmado para muchos estudiosos del género un hito en la evolución musical del tango.
Esta circunstancia es destacada especialmente por José Gobello, quien ha señalado que «en 1937, Argentino Galván, quien fuera uno de los más inspirados arregladores del tango, tomó a su cargo los arreglos de la orquesta de Miguel Caló, oportunidad en la que basándose en el primer violinista de la formación, es decir Kaplún, dio inicio a lo que históricamente se conoce como “el sonido del cuarenta”».
Alejado de Caló, en ese mismo año 1942, Raúl ingresó a la orquesta del pianista Lucio Demare, con quien permaneció hasta 1946.
Cuando en abril de este último año, Demare decidió viajar a Cuba, Kaplún se desvinculó de la agrupación a fin de encarar la formación de su propia orquesta, con la que debutó dos meses después en el mítico café El Nacional.
Integraban ese primer grupo: Alberto Musacchio, Alberto Del Bono, Alberto Fernández y Adolfo Francia, en bandoneones; Raúl Kaplún, Julio Ceitlin, Natalio Melman y Samuel Duga, en violines; Héctor Serichio, en piano, y Nicolás Berardi, en contrabajo. En tanto, el primer vocalista era Horacio Quintana, proveniente también de la orquesta de Demare, que después de varias desavenencias con Kaplún fue reemplazado por Horacio Acosta. Se sucedieron luego Roberto Goyeneche —quien inició así su carrera hacia el podio de los intérpretes más reconocidos del género—, Hugo Duval, Reinaldo Arias, Rodolfo Díaz y Juan Carlos Jordán, cantor de buen timbre de voz pero poco oído musical, al que entonces Kaplún encauzaba hacia el tono correspondiente acercando su violín hasta la menor distancia posible del desentonado cantor.
Luego de su paso por El Nacional, la orquesta actuó en el Tango Bar, en el Sans Souci y en la confitería Adlon, situada en Florida y Tucumán, además de presentarse ante los micrófonos de radio Belgrano.
La orquesta comenzó a grabar en el año 1950 en el recientemente inaugurado sello TK, contando por entonces en su formación con los siguientes músicos: Ceitlin, Ziela y Stilman, en violines; Alfredo Marcucci, Del Bono y Francia, en la fila de bandoneones; Héctor Sericcio, en el piano, y Vidoni, en contrabajo.
Las únicas grabaciones comerciales de Raúl Kaplún y su orquesta fueron las de los tangos Audacia, cantado por Juan Carlos Jordán; Estaño, Secreto y La mesa de un café, con la voz de Reynaldo Arias; el vals Estrellita del sur, con la participación del cantor Rodolfo Díaz, y las versiones instrumentales de Tierra querida, Recuerdo y Tierrita.
Así, Roberto Goyeneche que hiciera su debut profesional en esta orquesta no alcanzó a dejar ningún registro discográfico en esta primera etapa de la que luego sería una brillante carrera de cantor, si bien el Polaco siempre destacó la existencia de unos acetatos con su participación que no fueron editados comercialmente.
En 1952, afectado en su actividad por problemas políticos que se le suscitaron con funcionarios del segundo gobierno de Perón, Kaplún decidió disolver el conjunto y dar así por finalizada su trayectoria en el tango.
De todos modos, al año siguiente, en razón de la gran amistad que lo unía a Anselmo Aieta, lo acompañó en las últimas grabaciones de este director, siendo ahora sí ésta su última actividad musical, de la que permaneció alejado durante el resto de vida.
Excelente compositor, en la obra de Kaplún se destacan los tangos Qué solo estoy —con letra del locutor Roberto Miró— y La mesa de un café, Una emoción, Canción de rango y Nos encontramos al pasar, con versos de José María Suñé.
Todos los temas mencionados, excepto el último, cuentan entre otras grabaciones con las del Polaco Goyeneche en su etapa de solista, en lo que interpretamos como un merecido homenaje del ya célebre cantor a su primer y ya por entonces retirado director.
Por su parte, la orquesta de Demare grabó también varios temas de Kaplún cuando éste era violinista de su agrupación. Ellos fueron Canción de rango, cantado por Roberto Arrieta en 1942 —es decir el mismo año en el que Kaplún se incorporó al conjunto—; Una emoción, con la voz de Raúl Berón —en el año siguiente, vocalista con el que el compositor de Malena además llevó al disco Qué solo estoy—, Nos encontramos al pasar —registrado en este caso con la voz de Horacio Quintana— y el vals Nunca supe por qué, cuya letra pertenece a Luis Rubistein, cantado por Juan Carlos Miranda, primer vocalista que participó en las grabaciones de la orquesta de Demare.
Canción de rango y Una emoción fueron editados también por la orquesta de Ricardo Tanturi, con las voces de Alberto Castillo y Enrique Campos, respectivamente. De Canción de rango también existe una recordada versión de la orquesta de Osvaldo Pugliese con el cantor Abel Córdoba, cuando esta agrupación grababa para el sello Phillips en los años sesenta.
La última composición de Kaplún, escrita en el año 1952 poco antes de su retiro de la actividad, fue el poco difundido tango La casa de Carriego.
El tema llevó letra de Víctor Lammana, contando como única versión grabada la realizada por Héctor Mauré en su etapa de solista.
Habían transcurrido casi 37 años desde su retiro de la actividad, cuando Kaplún falleció el 24 de enero de 1990, a los 79 años de edad. Las crónicas de los diarios de ese día señalaron que sus restos fueron sepultados en el Cementerio Israelita de La Tablada.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II
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