Pianista, director, compositor y arreglador, nacido en Buenos Aires el 29 de junio de 1931.
Inició sus estudios musicales cuando tenía 14 años de edad, siendo su maestros su padre Miguel Requena, quien dirigía su propia orquesta típica, y su tío Francisco Paquito Requena, bandoneonista de muy estimables condiciones y recordado profesor de celebrados ejecutantes de ese instrumento.
Fue luego alumno de la profesora María Caporale de Moyano, y posteriormente perfeccionó sus conocimientos en el piano con uno de los más reconocidos formadores de pianistas en el país, el profesor Vicente Scaramuzza.
Tomó lecciones de armonía con el maestro Cayetano Marcolli, y también con los eximios maestros Juan Schulting, primero, y Erwin Leuchter, después.
Su debut profesional se produjo en el año 1948, es decir cuando tenía 17 años de edad, como pianista de una orquesta dirigida por José Basile, en la que se desempeñaba como cantor Héctor de Rosas, quien al igual que Requena era muy joven.
Al año siguiente pasó a integrar la agrupación del violinista Raúl Kaplún, en la que cantaba Roberto Goyeneche, con la que no sólo actuó en las radios Splendid y Belgrano sino también emprendió giras por el interior del país, además de realizar sus primeros trabajos de arreglador, pero lamentablemente no han quedado grabaciones de esta etapa de su trayectoria.
Asimismo, por entonces, participó fugazmente en las orquestas de los bandoneonistas Carlos Demaría y Ángel Domínguez, y en la del violinista Edgardo Donato.
En 1951, acompañó al trío folclórico que integraban Elvira Tamasi, José María de los Hoyos y Juan Carlos Varas.
Al año siguiente, ingresó a la excelente orquesta que dirigía Eduardo del Piano con quien permaneció durante cuatro años.
En este lapso, el conjunto actuó en radio Splendid, en el cabaret Maipú Pigall y las confiterías Adlon y Richmond. Además, realizó grabaciones para el sello Pathe.
Desvinculado en 1956 de la orquesta de Del Piano, quien por entonces dirigía la orquesta de radio Belgrano en cuyas filas participaba Requena, se incorporó en ese mismo año como pianista de Florindo Sassone, en reemplazo de Jorge Dragone, permaneciendo en esta la formación en una primera etapa hasta el año 1959, para retornar luego a ella en 1962 hasta su desvinculación definitiva en 1967, al regreso de la exitosa gira por Japón que la orquesta de Sassone concretó en 1966.
Con esta agrupación, Requena participó en una importante cantidad de registros para el sello Odeon, la mayoría de ellos instrumentales, integrando también el sexteto Don Florindo, conjunto que había sido constituido exclusivamente para realizar grabaciones, con el que en 1966 editó para el sello Odeon doce temas instrumentales y dos vocalizados por María Teresa Casas, siempre bajo la dirección de Sassone.
Durante su permanencia con este director actuó en radio El Mundo y en el Canal 7 de televisión, además de realizar innumerables giras por el interior del país y el Uruguay, como asimismo la ya mencionada e inolvidable presentación en el Japón, última actividad que realizó en la orquesta de Sassone.
En el período que transcurrió entre sus dos participaciones con esa formación, Osvaldo integró en 1959 la orquesta de Alberto Mancione, cuyo cantor era Jorge Miró, quien dos años más tarde sería el cantor de su primera agrupación.
Con la orquesta del mencionado bandoneonista, Requena actuó en radio y en giras por el interior pero no participó en grabaciones, dado que la agrupación de Mancione había realizado el que sería su último registro en julio de 1956.
Por otra parte, en 1957 y 1958, fue pianista del rubro orquestal formado por el bandoneonista Eduardo Rovira y el cantor Alfredo Del Río, con los que grabó sendos discos simples en cada uno de los años mencionados.
En 1961, formó su primera orquesta, con la que se presentó en radio Libertad y
grabó un disco de 45 revoluciones con cuatro temas para el sello Odeon, dos de ellos vocalizados por Jorge Miró, en lo que constituyó su debut discográfico como director.
En 1963, reintegrado a la orquesta de Sassone, dirigió también el conjunto que acompañó al cantor Andrés Falgás, con quien realizó una importante gira por países del Pacífico.
Durante el viaje, el cantor y sus acompañantes se presentaron en radios de Venezuela y Colombia, además de dejar grabado un disco de larga duración.
En 1967, luego de su definitiva desvinculación de Sassone, Requena tuvo a su cargo la dirección designado del Festival Patagónico de la ciudad chilena de Punta Arenas, actividad que reiteró en los tres años siguientes en Uruguay y Brasil.
También en 1967, fue nombrado director musical del sello Microfon. Debido a esta designación, en años sucesivos, dirigió y orquestó los acompañamientos de todas las orquestas que acompañaron a los cantores integrantes del elenco de esa compañía discográfica: Rodolfo Lesica, Lalo Martel, Alberto Castillo, María Garay, Ruth Durante, el folclorista uruguayo Alfredo Zitarrosa, Paula Gales, Hugo del Carril, Floreal Ruiz, Virginia Luque, Mario Bustos, Nelly Vázquez, Néstor Fabián, Tania, Jorge Valdez, Enrique Dumas y Gianamaría Hidalgo, entre otros.
En ese mismo año, grabó un disco larga duración con doce temas para el sello Tonodisc y, en 1974, otro en este caso con diez temas para el sello Microfon.
Para este sello, también registró al frente de su orquesta como acompañante de Argentino Ledesma un total de veintinueve temas entre los años 1973 y 1980, siendo el primero de ellos Fumando espero, el viejo éxito de este cantor santiagueño, quien ya lo había editado en los años cincuenta tanto a su paso por la orquesta de Héctor Varela como cuando estuvo con Carlos Di Sarli.
Simultáneamente, entre 1974 y 1976, dirigió el marco orquestal que acompañó a Alberto Castillo en la grabación de un total veintinueve temas para el sello Microfon. En esta formación, Reynaldo Nichele, José Votti, Armando Andrade y Bernardo Stalman integraban la fila de violinistas; mientras que Juan Carlos Bera, Néstor Marconi, Daniel Lomuto y Osvaldo Pichuquito Rizzo eran los bandoneonistas; Enrique Marchetto estaba a cargo del contrabajo, y el propio Requena, del piano.
En 1975, con el seudónimo de Paco Doncel, Requena registró once temas — ninguno de ellos, tango— para el sello Festival, mientras que en 1976, con el seudónimo de Michel grabó un larga duración con diez tangos y dos valses nuevamente para el sello Microfon.
En 1977, editó dos discos más para el sello Festival, ambos con doce temas, el primero integrado sólo por tangos, dirigiendo el conjunto Los Románticos del Tango y el segundo como integrante del Cuarteto de la Vieja Recova. Para el que mismo sello, el año siguiente registró otro disco con doce temas —en este caso todas canciones—, bajo el seudónimo de Charles Pons.
También en 1978, ahora al frente de su orquesta grabó doce temas editados en un disco por el sello Audon al igual que en 1979, en este caso para RCA Victor.
En 1983, en oportunidad de una nueva presentación en Japón, grabó otro larga duración con doce temas, en este caso viejas composiciones de Julio De Caro, Eduardo Arolas y Osvaldo Pugliese.
En 1987, regresó a los estudios discográficos con su orquesta, en este caso con el fin de registrar para el sello Discanto otro larga duración con once tangos y la milonga Los ejes de mi carreta.
En ese mismo año, nuevamente en Japón, grabó otro disco larga duración, en este caso con temas de Filiberto, Villoldo, Gardel, Laurenz, además de la inclusión de su versión de La cumparsita y de su primera colaboración con Leopoldo Federico, en el ya mencionado Preludio nocturno.
Por otra parte, desde 1973 hasta 1976 Requena fue director musical del Festival de Cosquín y a mediados de este último año viajó otra vez a Japón, esta segunda oportunidad para dirigir la orquesta de la Televisión Japonesa, ocasión en la que también impartió clases sobre música de tango en un Conservatorio de Yokohama.
En 1978, dirigió la orquesta del Festival OTI, realizado en Santiago de Chile. En este mismo año, dirigió en la ciudad de Paraná a las orquestas sinfónicas de Santa Fe y Entre Ríos, prolongando su actuación con esta última en giras por toda la provincia de Entre Ríos, además de grabar la totalidad de las obras de Linares Cardoso en un larga duración titulado Canto a Entre Ríos, premiado en Alemania.
En 1979, dirigió la orquesta del Festival del Poncho en Catamarca y al año siguiente estuvo nuevamente al frente de la orquesta estable de Canal 11, con la que acompañó a distintos cantores y realizó arreglos destinados a permitir el lucimiento de los instrumentistas, entre los que se contaron Leopoldo Federico, Reynaldo Nichele, Roberto Grela y los músicos invitados, el guitarrista Adolfo Arias y el saxofonista Enrique Varela.
En 1985, creó el conjunto Tango Sessions, a fin de integrarlo al espectáculo Jazmines que se presentaba en el club nocturno Michelángelo.
Este conjunto, en el que además de Requena formaban parte el violinista Fernando Suárez Paz, el bandoneonista Carlos Pazo y el veterano contrabajista Enrique Marchetto, tomó parte luego del elenco del teatro General San Martín durante ese mismo año y la primera mitad de 1986, y luego realizó una extensa gira por distintas ciudades de Estados Unidos, cuyo debut fue en Nueva York el 5 de agosto de ese año, y prosiguió en otras localidades de México, Puerto Rico y El Salvador.
También en 1986, actuó en el Congreso de la Nación al frente de un conjunto que integraban, entre otros, el bandoneonista Daniel Binelli y el cantor Roberto Rufino, y el 24 de mayo de ese año, participó en una función de gala realizada en el teatro San Martín de la ciudad de San Miguel de Tucumán, al frente de la orquesta estable de la provincia, en la que actuaron como solistas el mencionado Binelli y el violinista Fernando Suárez Paz.
En 1987, el conjunto realizó importantes giras por el interior del país y en marzo de 1989 se presentaron en Alemania y España.
En este mismo año, volvieron a presentarse en Estados Unidos y en otros países latinoamericanos y finalmente en 1990 actuaron en el Extremo Oriente, presentándose en Singapur, Kuala Lampur y Bangkok, antes de la disolución del conjunto.
En las distintas agrupaciones que dirigió a lo largo de su trayectoria como director, ha contado con solistas de la calidad del ya mencionado Leopoldo Federico, Daniel Binelli y Juan Carlos Bera, entre los bandoneonistas; Fernando Suárez Paz, Reynaldo Nichele y Mauricio Marcelli, en violines; Roberto Grela, en guitarra; José Bragato, en violoncello, y Omar Murtagh en contrabajo, entre otros.
En 1992, participó como pianista y arreglador en el Octeto de Carlos Rondó, quien dirigía la agrupación y ocupaba el puesto de primer bandoneón.
La orquesta, que completaban José Di Rino como segundo bandoneón; Fernando Suárez Paz y Rosa Ridolfi, como primero y segundo violín, respectivamente; Enrique Fioca, en viola; Carlos Nozzi, en violoncello, y el talentoso músico Ángel Ridolfi, fundador del conjunto, en contrabajo.
La formación grabó un disco compacto para el sello Vaivén, bajo el título de Por siempre tango, nombre de la audición que se irradiaba por la FM 92.7 De la Ciudad en la que ese excelente grupo se dio a conocer. El trabajo incluyó doce registros, participando en cuatro de ellos como vocalista Pedro Etulain, cantor mendocino proveniente del género folclórico.
En 1998, estuvo al frente no sólo de la orquesta oficial del Festival Homenaje a García Lorca, en Granada —con cuyos músicos grabó tres discos compactos—, sino también de la Orquesta Sinfónica de esa ciudad española.
En ese mismo año, dirigió en la Cumbre del Tango celebrada en Portugal y al año siguiente realizó una extensa gira por los Estados Unidos, durante la cual se presentó en 66 conciertos desarrollados en las más importantes ciudades de ese país.
En el año 2000, volvió a dirigir la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos y viajó nuevamente a Japón, en una gira en la que se presentó en 45 conciertos. En esta oportunidad, fue condecorado por su trayectoria en ese país.
En 2001, dirigió la Orquesta Municipal de Rosario Domingo Federico en la llamada Cumbre Mundial del Tango celebrada en esa ciudad y desde enero de 2002 fue profesor de la Fundación Konex.
En el año 2003, condujo la agrupación que grabó los doce temas compuestos en colaboración con el bandoneonista Leopoldo Federico incluidos en un disco compacto al que ya se hiciera referencia con anterioridad y en ese mismo año, editó otro disco de ese formato integrando un dúo con el eximio violinista Fernando Suárez Paz, estando Requena a cargo de los arreglos de las catorce interpretaciones incluidas en el trabajo, dado a conocer bajo el título de Encuentro tanguero.
Durante 2004, se presentó en ocho conciertos al frente de la Orquesta del Tango de Buenos Aires, además de actuar con el dúo formado en el año anterior con Fernando Suárez Paz en las principales salas de concierto de Buenos Aires, inclusive en el teatro Colón en el ciclo Una hora de buena música. En octubre de este mismo año, realizó su séptimo viaje a Japón, concretando en esta oportunidad treinta conciertos.
En 2005, realizó los arreglos para la producción de Gerardo Santolalla dada a conocer bajo el título de Café de los Maestros.
Un párrafo aparte merece su relación artística con Leopoldo Federico, con quien en 1968, en ocasión que dirigía un quinteto que actuaba en Caño 14, volvió a relacionarse, veinte años después de haber tocado juntos por primera vez en radio El Mundo.
A partir de ese reencuentro, surgió una fructífera vinculación entre ambos, que los llevó a componer doce temas en colaboración, muchos de ellos dedicados a distintos personajes del tango como Juan José el Flaco Paz, Héctor Ernié, Julio Ahumada, Roberto Guisado y Paquito Requena, e incluso de otros ámbitos, como lo es el tema dedicado al doctor Aisaku Ikeda, el poeta de la paz.
Los doce temas que desde entonces compusieron, sumado el primero de ellos, Preludio nochero, escrito en una noche de ese mismo año 1968, fueron incluidos en un disco compacto que bajo la dirección y arreglos de Requena y con el piano de éste fue grabado entre los meses de septiembre y diciembre de 2000 en los estudios del sello ION, estudio que lo dio a conocer bajo el título de Coincidencias, nombre de otra de las composiciones.
Integraban el conjunto como bandoneón solista el propio Leopoldo Federico; además del violín solista de Ángel Bertero; los violines de Sergio Polizzi, Pablo Borzani, Pablo Agri —hijo de Antonio— y del esperancino Fabián Bertero; la viola, a cargo de Aby Rojze; el violoncello de Patricio Villarejo; los bandoneones de Carlos Pazo y Alejandro Zárate, y el contrabajo de Horacio Cabarcos.
En su tarea de compositor se destacan con rasgos muy nítidos sus más de treinta temas instrumentales de avanzada concepción, incluyendo entre ellos los doce escritos en colaboración con Federico ya recordados en esta reseña.
Entre esas obras existen algunas realizadas también en conjunto con este talentoso bandoneonista pero que no fueron incluidas en el disco compacto editado en el año 2003: se trata de las milongas A sola firma y Una milonga para Ernesto, el nocturno Se llama Cecilia, el tango Hiroko en Buenos Aires y el vals Se llama Malena.
Con el bandoneonista Juan Carlos Bera compuso los tangos Floral y Tango Session y con José Votti, le pertenece Si–Re–Fa, de factura similar al célebre Re–Fa–Si de Enrique Delfino.
Con el violinista Fernando Suárez Paz compuso la milonga En blanco y negro, incluida en el compacto que ambos grabaron en 2003, álbum en el que también se incluye la mencionada colaboración con Federico Hiroko en Buenos Aires y dos obras pertenecientes en exclusividad a Requena: el nocturno Por lo de siempre Marga y el tango Yo, romántico y sentimental.
Además, en este disco se reflotó un viejo tango de don Agustín Bardi titulado Las doce menos cinco, rescatando así del olvido a otra de las hermosas melodías de este compositor.
Sus obras con canto se extienden a su vez a veintiocho temas, con letras de Eladia Blázquez, Julián Centeya, Gerardo Sofovich, Aldo Monges, Alberto Palazón, Acho Manzi, quien puso letra a la canción Hay que adorar a Nuestro Señor y, entre otros, del dibujante Faruk, quien escribió los versos de El circo de Serafina, una canción infantil.
Sin embargo, su tango canción más difundido fue Siempre vos, cuya letra también le pertenece.
La fecunda labor de Requena abarcó también la creación de la música de la película de Leopoldo Torre Nilsson, Los siete locos, para la cual compuso los temas La milonga del rufián melancólico, El vals del encuentro y Tango del desorden.
En el año 2009, mantenía a pleno su actividad, presentándose entre otros conjuntos, con el dúo que seis años atrás había formado con Fernando Suárez Paz. De ahí que haya producido sorpresa y dolor la noticia de su fallecimiento, ocurrido en la noche del jueves 25 de marzo de 2010, cuando contaba con 78 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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