Cantor y compositor nacido el 11 de noviembre de 1928.
Su nombre real era Rodolfo Aiello y era hijo del bandoneonista y compositor Carmelo Aiello, autor de la exitosa polca El viejito del acordeón; de la milonga Florcita porteña, grabada por Argentino Ledesma, y del tango Criollo de ley, que llevó al disco la orquesta de Juan D’ Arienzo.
A los 12 años, Rodolfo, con el nombre artístico de Rodolfo Alberti, debutó en la orquesta de su padre, amenizando los carnavales de 1940 en el club Hurlingham. Compartió entonces el rubro de voces con Guillermo Coral, quien luego fue cantor de Francisco Canaro como asimismo imitador y actor cómico con su nombre real de Guillermo Rico.
Luego, la agrupación actuó en radio Mitre y realizó presentaciones en clubes y locales nocturnos.
Al disolver su padre la orquesta en 1945, Rodolfo debió trabajar como taxista durante varios años, actividad que interrumpió en 1948 para cumplir con el servicio militar obligatorio.
1950 fue el año de su gran salto a la popularidad, dado que en él, luego de satisfacer una prueba fue incorporado a la orquesta que había terminado de formar Héctor Varela, recién desvinculado de la formación de Juan D’ Arienzo.
Su debut, ya con el nombre artístico con el que se lo conocería definitivamente, se produjo el 6 de junio de ese año en el cabaret Chantecler, formando rubro de cantores con el ya consagrado Armando Laborde.
Su permanencia en la orquesta de Héctor Varela se extendió hasta fines de 1957, salvo una breve interrupción en el año 1952 con motivo de un intempestivo viaje a Brasil que el cantor realizó sin autorización del director.
Su debut en el disco se produjo con el tango El bulín de la calle Ayacucho. A este tema, le siguieron otros perdurables éxitos, como por ejemplo Que sigan charlando, Tal para cual, Paciencia, El as de los ases, Noches de cabaret —otra de sus grandes interpretaciones, grabada en el año 1952—, Murió el malevo y Canzonetta —tema este último del que Lesica hizo una verdadera creación—, además de algunos inolvidables registros realizados a dúo con Armando Laborde y con Argentino Ledesma.
Cuando este último se desvinculó de la orquesta de Varela por segunda y definitiva vez, en 1957, ingresó en su reemplazo Raúl Lavié, quien formó con Lesica un recordado dúo de cantores, que a pesar del éxito que tenía, se disolvió a fines de ese año. A comienzos de 1958, ambos vocalistas se integraron a la orquesta Ases del Tango, marco orquestal que los acompañaría bajo la dirección de los bandoneonistas Antonio Marchese y Alberto San Miguel, quienes junto con otros músicos se desvincularon también de la orquesta de Varela.
En el transcurso de ese año, con esta formación orquestal, Rolo grabó un total de cinco temas. Ellos fueron los tangos Si te llegara a perder, Confesión y Amor de marinero y, a dúo con el Lavié, Fueron tus palabras y Morocha sangre de fuego.
En 1959, reingresó por breve tiempo a la orquesta de Varela, formando ahora un terceto de cantores con Armando Laborde y el joven Ernesto Herrera.
Producida esta última desvinculación, terminaron definitivamente sus años de actuación con Varela, los que constituyeron la etapa más importante en su trayectoria. Rolo fue sin dudas junto con Argentino Ledesma el cantor más identificado con la orquesta del As del Tango.
Posteriormente, ingresó por poco tiempo a la formación de Joaquín Do Reyes, con quien no llegó a grabar dada la pronta disolución de esta excelente formación.
A fines de 1960, reanudó su actividad como solista, siendo contratado al poco tiempo por el sello Odeon, para el que grabó acompañado por la orquesta del bandoneonista Mario Demarco, los tangos Rondando tu esquina y Quiero verte una vez más, y por la del pianista Carlos García, Corrientes y Esmeralda.
En 1963, junto con el cantor Ricardo Ruiz y el director y bandoneonista Jorge Caldara formó el conjunto Caldara–Ruiz–Lesica, el que actuó con señalado suceso en clubes, radios y canales de televisión, realizando además varias giras.
La nueva agrupación inició una serie de grabaciones en el mismo año de su constitución para el sello Music Hall con un disco simple, en una de cuyas caras estaba el tango de Luis Stazzo y Federico Silva, Mi malacara y yo, cantado a dúo por Lesica y Ruiz, mientras que en la otra se incluyó el tango Mis consejos, perteneciente a Héctor Marcó, vocalizado sólo por Lesica.
Poco después, Ruiz se retiró del conjunto, el que a partir de entonces siguió actuando durante los años 1964 y 1965 bajo el rubro Caldara– Lesica, dirigido por aquel excelente bandoneonista, que ya por entonces padecía los avatares de una grave enfermedad, a causa de la cual fallecería en 1967.
El binomio grabó para el mismo sello Music Hall veintiocho temas más en esos dos años, los que fueron publicados en sendos discos larga duración de catorce temas cada uno.
De ellos, ocho correspondieron a versiones instrumentales, interviniendo Lesica en el canto de los veinte restantes. Entre éstas se recuerdan especialmente sus interpretaciones de Por la vuelta, Tabernero, Canción desesperada, Ríe payaso, Confesión y Uno, incluidas en el primero de esos discos, mientras que en el segundo y último long play del rubro se incluyeron entre otros temas el vals Ella se casa y los tangos Caña, Qué falta que me hacés, Juan de Dios, Sin gritar y Espere capitán, este último, el único tango perteneciente al intérprete «nuevaolero» Palito Ortega.
Luego y ya como solista, realizó grabaciones acompañado por diversos conjuntos orquestales, época en la que también se presentó en locales nocturnos y en los programas de televisión Grandes valores del tango, Sábados circulares y Sábados continuados, contando en su actuaciones con el acompañamiento de la orquesta del bandoneonista Alberto Nery. Sus últimas grabaciones, cuyos arreglos y dirección estuvieron a cargo de Alberto Di Paulo, fueron realizadas para el sello Embassy entre los años 1979 y 1980.
De esta etapa quedaron, a título de ejemplo, registros de los temas Orgullo tanguero, Por derecha, Nuestra última partida, La uruguayita Lucía, No nos veremos más, Cuando me entrés a fallar, Estoy pagando la culpa, una nueva versión de Canzoneta y Soy una fiera, en los que la voz de Lesica evidenciaba mantener intactos los ricos matices que lo destacaron a su paso por la orquesta de Varela varios años antes de estas últimas grabaciones.
En febrero de 1983, integró junto con Jorge Falcón y Guillermo Rico una delegación artística que actuó solidariamente en el club Colón de Santa Fe, a beneficio de las víctimas de una inundación que afectó durante varios meses de ese año a la ciudad, en un espectáculo que organizara el señor Ítalo Giménez, quien entonces era presidente de esa institución.
Lesica compuso la música y los versos del vals Y ella se casa, que grabara con la orquesta de Jorge Caldara.
Para finalizar esta reseña, cabe recordarlo como un cantor que se destacaba por la potencia de su voz.
Poseía un registro de barítono poco común entre los cantores de su época, al que acompañaba con una afinada interpretación, al mismo tiempo que cultivaba un estilo de tipo temperamental.
Todos estos aspectos le permitieron desarrollar una trayectoria ascendente, aunque cierto grado de indisciplina que nunca pudo superar le haya impedido alcanzar el lugar que por esas condiciones artísticas debería haber ocupado.
Víctima de problemas cardíacos que lo aquejaban desde tiempo atrás, falleció a los 55 años de edad el 19 de julio de 1984.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II
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