Autor de letras y compositor de melodías, en este último caso basado en su fértil inspiración para imaginarlas, en razón de sus casi nulos conocimientos musicales que le impedían pasarlas por sí mismo al pentagrama.
Había nacido en Buenos Aires el 2 de julio de 1908, hijo de inmigrantes judíos ucranianos que llegaron al país con tres hijas mujeres.
Luis fue el primer hijo argentino del matrimonio y con tres de sus hermanos menores, Elías, que adoptó el apellido artístico de Randall, Rubén, que fue conocido con el apellido Rubens, y Mauricio, quien a diferencia de sus hermanos no se dedicó a la música sino al periodismo de espectáculos, formó lo que Julio Nudler ha definido como un «holding tanguero», del que Luis fue director.
Pese a no haber terminado siquiera la escuela primaria, Luis fue un prolífico letrista, escribiendo versos acoplados a melodías de los más famosos compositores del género, cuando no propias.
Inclusive, el mismo Gardel al momento de su muerte había dejado la melodía de un tango al que Rubistein agregó letra y tituló Amor, composición que en 1936 grabó Francisco Canaro con la voz de Roberto Maida. También pese a la aludida limitación, alcanzó a desarrollar una carrera de importancia en revistas dedicadas al espectáculo, como La Canción Moderna, luego conocida como Radiolandia, y Sintonía, cuya dirección luego ejerció.
Con música de Anselmo Aieta, escribió su primer verso tanguero, dando así a conocer Estoy borracha, grabado en 1926, cuando el letrista tenía sólo 18 años, por la ya por entonces famosa cantante Rosita Quiroga.
A este tema, le siguió en 1927 la letra de Dominio, cuya dura poesía contrasta con la delicada melodía del violinista Elvino Vardaro, apreciada en las versiones instrumentales que del tema hicieron el sexteto de Pedro Maffia y la Orquesta Típica Victor, ambas con la participación de Vardaro como primer violín.
De 1928, es la letra de El camino de Buenos Aires, tema que tiene música de Francisco Pracánico, quien al igual que Juan D’Arienzo —éste con la voz de Carlos Dante—, lo llevó al disco en ese mismo año para el desaparecido sello Electra. El tango tiene un importante grado de involucramiento personal, dado que refiere al delicado y comprometido tema de la trata de mujeres europeas traídas a Buenos Aires para ejercer la prostitución, tema que había sido objeto un año antes de un libro del mismo título, escrito por el periodista Albert Londres, sin dudas un seudónimo teniendo en cuenta que la peligrosidad de la cuestión tratada enfrentaba al autor a siniestras organizaciones mafiosas.
En 1930, escribió la letra de Noctámbulo, tango cuya música pertenece al pianista Armando Baliotti, del que existen grabaciones de Julio De Caro con el estribillista Luis Díaz y de Roberto Maida como cantor solista.
El 17 de junio de 1930, Gardel realizó su única grabación de un tema de Rubistein, Tarde gris, con hermosa melodía escrita por Juan B. Guido, el Lecherito. El tango fue grabado luego tres veces en el año 1946, por las orquesta de Aníbal Troilo, Osmar Maderna y Miguel Caló, con las voces de Floreal Ruiz, Pedro Dátila y Raúl Iriarte, respectivamente, y más adelante por Héctor Mauré y Jorge Vidal, entre otros cantores en sus etapas de solistas.
La extensa producción de Luis prosiguió en el año 1933 con la primera de las composiciones cuya música y letra le pertenecen, el tango Cadenas, grabado en ese mismo año por Mercedes Simone; también mucho después por Alberto Morán tanto como cantor de la orquesta de Osvaldo Pugliese, el 30 de junio de 1950, como luego siendo solista con el marco orquestal dirigido por Armando Cupo, y asimismo por la Orquesta Símbolo Osmar Maderna con la voz de Ruth Durante en el año 1959.
A Cadenas, siguió Venganza, otra producción que le pertenece en letra y música y que Oscar Ferrari inmortalizó en grabaciones con José Basso y con Armando Pontier, además de grabarlo nuevamente ya en la década del noventa con la orquesta de Beba Pugliese. Ambos temas incluyen versos de grueso trazo, signados por un profundo rencor por parte de los protagonistas de ambas letras.
También de 1933, es Cuatro palabras, grabado por Mercedes Simone y por Charlo, en cuya letra el teléfono como mediador entre los personajes del tema, tal como acontecería luego con el célebre Charlemos.
En 1934, prosiguió su nunca interrumpida tarea de idear la música y escribir los versos de temas que adquirían pronta popularidad. Así, en ese año, produjo Ciego, tango del que existe entre otras, una recordada versión grabada por Alberto Morán acompañado por la orquesta dirigida por Armando Cupo.
En mayo de 1935, creó la Primera Academia Argentina de Interpretación, conocida por la sigla de PAADI, a la que él y su hermano Elías dedicaron casi todos sus esfuerzos laborales; mientras Oscar se dedicaba a la editorial Selecto, y Mauricio volcaba su tiempo a la labor periodística.
La academia estaba orientada al desarrollo de todo tipo de actividades relacionadas con la radio, medio de comunicación en pleno auge entonces, proveyendo de intérpretes a las emisoras formados en la misma academia.
Los cantores eran acompañados por un trío en el que Mariano Mores, por entonces llamado por su nombre real, es decir Mariano Martínez, se desempeñaba como pianista.
Allí, fue precisamente donde el luego célebre director y compositor conoció a quien es hasta nuestros días su esposa, quien formaba parte del elenco de la Academia.
El elenco de profesores incluía además de Mores, a pianistas de la talla de Osvaldo Pugliese, Héctor Grané, Emilio Barbato y Héctor Chupita Stamponi, mientras que entre sus alumnos se destacaban cantores de ya importante trayectoria profesional como Alberto Gómez, Aída Luz, Carmen Duval, Gregorio Barrios, Ricardo Ruiz y Fanny Loy, entre muchos otros.
Comenta Julio Nudler que «la academia trasmitía por vía telefónica a las radios Belgrano, Fénix, Mitre y La Voz del Aire, hasta que el golpe militar de 1943 obligó a cesar esta modalidad en las emisiones».
En 1936, escribió la música y la letra de Milagro, llevado al disco el 27 de noviembre de ese mismo año por Mercedes Simone con acompañamiento de un trío típico.
También a su producción de ese año corresponden la letra de Juro, cuya música pertenece a Ciriaco Ortiz, que éste grabó con su recordado trío, aunque en forma instrumental, el 5 de agosto de ese año.
De 1936 es, además, la melodía de Olvido, cuya letra pertenece a Luis César Amadori, objeto de recordadas grabaciones por parte de Charlo, de Roberto Goyeneche y de Francisco Llanos, este último acompañado por la orquesta dirigida por el maestro Carlos García en el año 1978, entre otros intérpretes.
También de 1936 son sus versos para el tango Lobo, con música de Ciriaco Ortiz, editado en Estados Unidos por Carlos Viván el 20 de abril de 1937, acompañado por la orquesta dirigida por Tierig Tucci.
Por último, en ese año escribió la letra de Nada más, tango cuya música pertenece a Juan D’Arienzo, quien lo grabó con la voz de Jorge Valdez el día 10 de julio de 1958.
1938 es el año al que corresponde uno de los temas más reconocidos de su producción: Carnaval de mi barrio, tango del que Ángel Vargas dejó una inolvidable versión grabada dieciocho años más tarde, el 3 de agosto de 1956, acompañado por la orquesta dirigida por el bandoneonista Edelmiro Toto D’Amario.
De ese mismo año y con una línea temática similar es su milonga De antaño, grabada de inmediato por Juan D’Arienzo con la voz de Alberto Echagüe.
También en 1938, escribió la letra y música de Decime, tango que sólo fue grabado por Mercedes Simone el 17 de junio de ese año acompañada por el mismo trío al que se hiciera referencia como marco de su grabación de Milagro.
En 1940, Rubistein dio a conocer uno de los hitos de su producción, el ya mencionado Charlemos, la recordada historia de una comunicación telefónica entablada entre un hombre y una mujer que no se conocen, culminando la misma con la revelación acerca de su condición de ciego por parte de aquél.
La historia adquirió pronta celebridad a través de las inmediatas grabaciones que realizaron los cantores Ignacio Corsini y Alberto Gómez, ambos en el carácter de solistas, y las orquestas de Carlos Di Sarli con Roberto Rufino y de Francisco Canaro con Ernesto Famá.
En la grabación de la orquesta de Di Sarli, insólitamente la segunda parte, que es justamente en la que se produce la aludida revelación, no forma parte de la versión cantada. Por supuesto, para todo oyente que no conozca la historia completa ideada por Rubistein, la esencia de la misma queda sin explicación.
A estas primeras versiones, le siguieron con el transcurrir del tiempo muchas otras, entre ellas una muy particular de la orquesta de Domingo Federico con el cantor Dante Rossi realizada el 29 de junio de 1956 con el sonido del timbre del teléfono incluido al comienzo de la interpretación.
Finalmente, el 19 de noviembre de 1968, Miguel Montero con el acompañamiento de la orquesta dirigida por Oscar Castagnaro llevó al disco para el sello Odeon la versión hoy más difundida de este recordado tango. También de 1940 son los versos que Rubistein escribió para el tango Yo también, con muy agradable melodía del pianista Luis Nicolás Visca y la música de Igual que ayer, con letra del comediógrafo y director cinematográfico Luis Bayón Herrera, temas que también alcanzaron buena repercusión entre el público.
A estos temas siguieron en la década del cuarenta otras buenas producciones, como Ya lo ves con música de Juan D’Arienzo, y El vals de los abuelos, cuya música y letra le pertenecen. Ambos temas fueron escritos en 1941, siendo grabados por D’Arienzo con la voz de Héctor Mauré en ese mismo año.
De 1941, es además otro recordado tema de Luis: Cautivo, en este caso en colaboración con Egidio Pittaluga.
En 1942, sobre melodía de Raúl Kaplún escribió los versos del vals Nunca supe por qué, que la orquesta de Lucio Demare, en la que desde ese mismo año se desempeñaba Kaplún como primer violinista, llevó al disco en los estudios del sello Odeon con la voz de Juan Carlos Miranda, primer vocalista que participó en las grabaciones de esa orquesta.
En 1943, Rubistein ideó la música y la triste letra de Ya sale el tren, que Miguel Caló grabó con la voz de Jorge Ortiz el 25 de febrero de ese año, con campana de partida y sonido de la locomotora incluidos.
También de ese año es la letra de Si tú quisieras, con música de Francisco Pracánico, otra inmediata grabación de Miguel Caló en este caso con Alberto Podestá el 18 de marzo.
De ese productivo año, son además la letra y música de Marión, que con el cantor Raúl Iriarte, Caló también llevó al disco el 27 de diciembre del mismo año, y los versos de Dos palabras por favor, música de Luis Nicolás Visca, que quedó registrado en discos grabados por las formaciones de Ricardo Tanturi y de Lucio Demare con Enrique Campos y Raúl Berón cantando sus versos, respectivamente.
Otra de sus producciones más importantes fue Rosa de tango, del que le pertenecen la letra y la música y fue grabado por Aníbal Troilo con su orquesta y el cantor Alberto Marino el 1° de agosto de 1944.
En 1946, con música del violinista Oscar de la Fuente, escribió la letra de Dos ojos tristes, llevado al disco por la orquesta de Osvaldo Pugliese con Alberto Morán el 27 de mayo de ese mismo año.
En 1947, compuso la música y versos de Plomo, registrado el 30 de mayo de ese año por la orquesta de Osmar Maderna con el cantor Orlando Verri y menos de un mes más tarde por Miguel Caló con Raúl Iriarte, y de 1948 es Tu perro pequinés, la última de sus grandes composiciones, tema que sigue la línea inspiradora de Las vueltas de la vida.
Pese a lo inspirado que es el tema, fue grabado solamente por Aníbal Troilo con la voz de Edmundo Rivero el 28 de febrero de ese año, en una «única e inigualable versión», en palabras de Julio Nudler.
Párrafo aparte merece la letra de Inspiración, que escribió en 1930 sobre la melodía que doce años antes había ideado Pellegrino Paulos, violinista que falleciera muy joven el 21 de noviembre de 1921.
Este compositor dio a conocer el tema bajo el título de Sexta del Regimiento 2, en homenaje a la compañía en la que su hermano Niels Jorge Paulos había cumplido con su servicio militar.
Tal como este último lo relata en un reportaje publicado por la revista Ocurrió, en su ejemplar del 13 de febrero de 1965 —y que es reproducido por Oscar del Priore e Irene Amuchástegui en el libro Cien tangos fundamentales—, «la versión instrumental de este tango había sido estrenada en 1918 por la orquesta de Augusto Berto, entre cuyos violinistas se encontraba Peregrino Paulos. El tango perdió luego vigencia hasta que fue reflotado por Pedro Maffia quien lo incluyó en el repertorio de su sexteto para sus actuaciones en el cabaret Pelikan, ya con el título de Inspiración con el que perduraría a través de los años».
Al año siguiente, esta formación grabó la melodía y poco después Rubistein le agregó letra, con la que fue grabado por Agustín Magaldi, como asimismo por Adolfo Carabelli y su orquesta con la voz de Alberto Gómez y Libertad Lamarque.
También por entonces, pero en versión instrumental, Francisco Canaro lo llevó al disco con su orquesta.
En 1943, fue grabado nuevamente, sin canto, por las orquestas de Miguel Caló y de Aníbal Troilo y de ahí en más por gran cantidad de intérpretes, en la mayoría de los casos en forma instrumental, aunque otra versión grabada que debe recordarse es la realizada en 1978 por el cantor Francisco Llanos con el acompañamiento de la orquesta dirigida por Carlos García, en el mismo álbum al que se hiciera referencia con anterioridad en esta reseña al recordar las grabaciones del tango Olvido. La vida de Luis Rubistein fue breve, tan fugaz, ha escrito Julio Nudler, «como el sueño del personaje que imaginó en su tango Charlemos». Falleció el 8 de agosto de 1954, cuando sólo tenía 46 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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