Pianista, director y compositor nacido el 18 de febrero de 1918 en el barrio de San Telmo en Capital Federal. Su apellido real es Martínez, habiendo adoptado como apellido artístico el de su esposa Myrna.
Su extensa actividad, prolongada hasta la actualidad, se inició con el aprendizaje del instrumento cuando tenía siete años en Tres Arroyos, ciudad a la que se había trasladado temporariamente su familia, estudios que retomó dos años después con la profesora Amelia Fagoada, en el Conservatorio D’ Andrea de Lanús Oeste, adonde su grupo familiar fue a vivir después.
Ya en 1933, viajó con su familia a España, radicándose en Barcelona, en donde conoció a Lucio Demare, quien advirtió en el joven enormes condiciones para el tango.
En 1935, año en que regresó a Buenos Aires se produjo el fallecimiento de su padre, lo que lo obligó a emplearse como celador de un colegio, hasta su debut al año siguiente como pianista en el bar Vicente, en el que interpretaba boleros y música paraguaya.
Desvinculado de este local, ingresó como pianista en el varieté que se desarrollaba en el Balneario Municipal, donde fue escuchado por Luis Rubistein, quien lo incorporó como docente de la Primera Academia Argentina de Intérpretes (PAADI) que el compositor de Charlemos dirigía por entonces. Mariano permaneció en ella hasta su incorporación a la orquesta de Francisco Canaro.
Fue precisamente durante su actividad en la academia la que le permitió conocer a su futura esposa, Myrna Mores, quien junto con una hermana estudiaba canto en ese instituto.
Así, Mariano y las dos hermanas formaron un conjunto al que denominaron Trío Mores, en el que él acompañaba con su piano a las voces de las cantantes.
Durante su permanencia en la academia compuso sus dos primeras composiciones, los que aún firmó con su nombre real Mariano Martínez. Ambos llevaron letra de Rubistein y ellos fueron la canción Gitana, grabada por Alberto Gómez, y el tango Quiero, tema que curiosamente, Mores nunca interpretó públicamente ni tampoco grabó con las agrupaciones que dirigió a lo largo de su extensa trayectoria.
En 1938, plasmó su tercer tema, el tango Estampa de varón, con letra de Antonio Surdé, el primero que suscribió con su nuevo y definitivo nombre artístico, estrenado y grabado de inmediato por Juan D’ Arienzo con la voz de Alberto Echagüe.
En ese mismo año, escribió la música de la película Senderos de fe, protagonizada por Amando Ledesma. Las composiciones tuvieron letra de Mario Batistella, y no han trascendido como consecuencia del poco éxito que obtuvo el mencionado film.
También por esa época, colaboró con Rodolfo Sciammarella pasando al pentagrama las melodías que éste ideaba y que por falta de conocimientos no podía escribir musicalmente, tarea que hasta entonces este compositor le había encomendado al músico italiano Salvador Merico.
En 1939, la relación con Sciammarella permitió a Mores, quien como se indicara ya había adoptado artísticamente el apellido de quien luego sería su esposa, contactarse con Ivo Pelay, a fin de dar a conocer a éste un tango que acababa de componer sobre versos de Mario Batistella, al que había titulado Cuartito azul, tema que ya había trascendido al público a través de las grabaciones poco antes realizadas por Ignacio Corsini con acompañamiento de guitarras y por Osvaldo Fresedo con la voz de Roberto Ray.
Admirado Pelay por la melodía que escuchó, incorporó el tango a su sainete Pantalones cortos, estrenado en esa temporada de 1939 en el teatro El Nacional.
En ese mismo año, puso música a unos versos de Alberto Vacarezza dando así origen al hermoso vals Muchachita porteña, el que fue incorporado al sainete Nueve de Julio, que el escritor estrenó en ese mismo año también en el aludido teatro. En los años cincuenta, el vals fue objeto de una recordada grabación por parte de Héctor Mauré en su etapa de solista.
En este sainete, Mores se desempeñó también como director del coro, tarea que Pelay le propuso seguir desempeñando además en la orquesta de Francisco Canaro.
Fue así que en ese mismo año debutó con la compañía de Pirincho como director de coro en la obra titulada El muchacho de la orquesta, escrita por Pelay, también escenificada en el teatro El Nacional.
Al poco tiempo, Canaro lo incorporó a la orquesta, formando dúo de pianistas con Luis Riccardi.
A partir de su ingreso, el director hacía anunciar las presentaciones de su orquesta destacando «la intervención especial de Mariano Mores en el piano y los cantores Ernesto Famá y Francisco Amor».
Por entonces, en forma paralela a su labor en la orquesta de Canaro, Mores continuó con su tarea de compositor, produciendo en esa época un tango por año, dado su deseo de perfeccionar al máximo los temas que daba a conocer.
Así surgieron sucesivamente A quién le puede importar, con letra de Enrique Cadícamo, grabado poco después por Ángel D’ Agostino con Angelito Vargas; además de En esta tarde gris, Gricel y Cada vez que me recuerdes, trilogía de éxitos con versos de José María Contursi, y Uno, el primero de sus tangos con Enrique Santos Discépolo, dado a conocer en 1943, tema que se constituyó en una de las grandes composiciones de la década.
Al mismo tiempo, participaba desde el piano en las comedias musicales que Canaro estrenaba todos los años.
De este modo, en 1941, fue el pianista de la orquesta en la comedia de Ivo Pelay La historia del tango; en 1942 en la titulada Sentimiento gaucho, escrita por Canaro y Pelay, y en 1943 en Buenos Aires de ayer y de hoy, de los mismos autores.
La sucesión de comedias musicales continuó en 1944 con la obra titulada Dos corazones, mientras que en 1945 subió a escena El tango en París, en la que se estrenó el célebre tango campero Adiós pampa mía, cuya música le pertenece en colaboración con Canaro, con versos escritos por Ivo Pelay, cantado en escena por Alberto Arenas, quien poco después lo grabó con la orquesta de Canaro.
1946 fue el año de la comedia La canción de Buenos Aires, que Canaro había estrenado con éxito en la década anterior y había decidido reestrenar ahora con música de Mores.
Mariano intervino por última vez en comedias musicales de Canaro en 1947, año cuya temporada correspondió a Luna de miel para tres, debido a que a comienzos del año siguiente se desvinculó de la orquesta en la que iniciara en 1939 su estelar trayectoria.
Antes de esta desvinculación y con posterioridad a las composiciones mencionadas anteriormente, Mores había dado a conocer otras importantes obras musicales para el género, como Déjame, no quiero verte nunca más, con música en colaboración con Canaro y letra de Homero Manzi; Sin palabras y Cafetín de Buenos Aires, que junto con Uno constituyen sus tres brillantes producciones con versos de Enrique Santos Discépolo, y Una lágrima tuya, nuevamente con versos de Homero Manzi.
Una vez desvinculado de Canaro, actuó en las películas Corrientes, calle de ensueño, con la juvenil actriz Yeya Dócil, en 1949; La doctora quiere tangos, con Mirtha Legrand y Diana Maggi, en 1950, y La voz de mi ciudad, con esta última actriz, en 1952.
También a poco de dejar la orquesta de Canaro, fue contratado para desempeñarse como actor y musicalizador de las comedias escritas por Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari para ser estrenadas en el teatro Astral. La primera de ellas, en el año 1948, fue El otro yo de Marcela, en la que actuaban Delia Garcés y Osvaldo Miranda, a la que siguió en 1950 Bésame Petronila, con Delia Garcés, Juan Carlos Thorry y Blackie en los papeles protagónicos.
Para esta última obra, escribió su tango El patio de la morocha, con letra de Cátulo Castillo, siendo el mismo cantado en la obra por el propio Mores.
En 1952, participó en la comedia Cuando las mujeres dicen sí, como compositor y actor, en este rol junto con Elena Lucena y Enrique Serrano, siempre en el teatro Astral.
Por entonces, formó su primera orquesta, a la que agregó instrumentos no utilizados en el tango, como órgano, guitarra eléctrica y celesta, además de incorporar un ballet de tango.
Creó así su Orquesta Lírica Popular, dado que consideraba que el contenido emocional y descriptivo del tango no podía desarrollarse en su totalidad en el marco limitado de la orquesta típica tradicional. Desarrolló desde un comienzo un estilo de instrumentaciones brillante, destinado a gran orquesta y piano, con arreglos confiados a Martín Darré, estilo que ha mantenido hasta la actualidad, a casi sesenta años de la fundación del conjunto.
A poco de su formar la orquesta, en 1953 realizó su primera gira por el exterior, debutando en París, para visitar luego gran parte de América con rotundo éxito, en particular en México y Venezuela.
Esa gira fue la primera de las varias que ha encarado desde entonces por gran parte del mundo, con su orquesta, sus cantores y sus bailarines, que lo llevó incluso a actuar en el Lincoln Center de Nueva York, con un excepcional espectáculo coreográfico y musical.
En la Argentina por otra parte, también presentó brillantes espectáculos musicales.
Así, en 1960 por ejemplo, bajo la dirección de Cecilio Madanes, su orquesta y sus bailarines actuaron en la comedia Estrellas en el Avenida, en el teatro del mismo nombre, y en 1964 lo hicieron en la pieza Buenos Aires de seda y percal, en la que actuó también Mirtha Legrand.
Su cuarta y última incursión en el cine (recuérdense las tres primeras mencionadas anteriormente concretadas a poco de su desvinculación de Canaro) fue en el film Buenas noches, Buenos Aires, rodada en 1964 con la participación además de Hugo del Carril, Antonio Prieto y Virginia Luque, entre otras figuras.
En 1977, participó en otro gran éxito teatral, dado a conocer bajo el título de Enteramente Argentina, estrenado en Buenos Aires, y al que luego mostraron también en Mar del Plata.
En 1983, se presentó junto con Libertad Lamarque en el teatro Lola Membrives en una obra en la que se sucedía una serie de estampas argentinas.
Al poco tiempo, Mores debió sobrellevar con enorme entereza el duro golpe que significó la muerte de su hijo Nito, cuando estaba en la cima de su labor como cantor.
En los últimos días de abril de 1984, el inminente desenlace de la grave enfermedad que éste padecía desde agosto de 1983, sorprendió a Mariano en gira por Japón, país de donde debió regresar apresuradamente pudiendo así estar presente cuando se produjo el fallecimiento del malogrado joven, en la madrugada del martes 1° de mayo de ese año. El 23 de octubre de 1986 le fue entregada en la ciudad de Washington por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) el máximo galardón que confiere este organismo a través del Consejo Interamericano de Música.
El 23 de noviembre de 1989, fue ungido como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por el Concejo Deliberante de esa ciudad, junto con Horacio Salgán, Roberto Goyeneche y Tania, la recordada cancionista española que fuera esposa de Enrique Santos Discépolo.
El 1° de diciembre de 1990, en el estadio Luna Park se celebró un inolvidable espectáculo en conmemoración de sus cincuenta años con el tango. En cuanto a los registros discográficos realizados con sus agrupaciones, ellos comenzaron en 1954, al regreso de su primera gira al exterior a la que se hiciera referencia con anterioridad.
En ese año, grabó seis temas al frente de su Orquesta Sinfónica del Tango, dos de ellos instrumentales, uno con coro y tres con la voz de su primer cantor, Enrique Lucero, en realidad Enrique Martínez, hermano menor del director, quien había actuado como cantor de la orquesta de Francisco Canaro durante la temporada de 1946, en representación de la comedia La canción de los barrios.
Las grabaciones de Mores continuaron en ese mismo año 1954, al frente de su Gran Orquesta, con cuatro registros instrumentales para el sello Odeon, que se completaron con dos más durante el año siguiente.
Estos últimos registros fueron de dos de las grandes composiciones de Mores, el tango Tanguera y la milonga Taquito militar, dedicada al general Franklin Lucero, por entonces ministro de Guerra del gobierno nacional, tema que también fue grabado casi simultáneamente por la orquesta de Francini y Pontier, poco antes de la disolución de este afamado binomio.
En este mismo año —y para el mismo sello—, grabó con su piano y acompañamiento de órgano y ritmo, tres temas también de su inspiración: Uno, Linda y Baiango y, en solo de piano, El patio de la morocha, otra de sus recordadas composiciones de los años cincuenta.
En 1956, siempre ligado al sello Odeon, editó nuevamente con su piano y acompañamiento de órgano y ritmo tres temas más, entre ellos una segunda versión de Taquito militar.
Al frente otra vez de su gran orquesta, en ese año registró dos temas más para el mismo sello, contando ahora en ambos con el concurso del cantor Carlos Acuña. Uno de esos temas fue otro de los más recordados éxitos de Mores, el tango La calesita, con letra de Cátulo Castillo.
Mientras que en 1957, realizó treinta y un grabaciones, muchas de ellas correspondientes a los más grandes hitos de su producción hasta ese momento, contando ahora, en los temas escritos en colaboración con letristas, con las voces de los ya mencionados Enrique Lucero y Carlos Acuña, además de los recientemente incorporados Mario Ponce de León, de nacionalidad uruguaya, Rivero Enriquez, quien sólo participó en la grabación del tango Adiós, y Aldo Campoamor, quien en sus interpretaciones fue acompañado por las voces de un coro.
En 1958, Mores comenzó a grabar al frente de su Orquesta Lírica Popular, con la que registró cuatro temas en 1958, tres de ellas con voces corales y uno instrumental.
Con la misma agrupación continuó sus grabaciones en 1959, totalizando veinticuatro registros en este año, seis de ellos instrumentales, diez con la participación del coro y las restantes con los cantores Carlos Acuña y Sergio Cansino, los que a su vez, en la mayoría de sus participaciones fueron acompañados por el aludido conjunto vocal.
No grabó en 1960, año en el que dedicó todos sus esfuerzos a la participación en la comedia Estrellas en el Avenida, regresando a los estudios del sello Odeon, en 1961, a fin de registrar dos temas que acababa de componer y que se constituyeron en nuevos éxitos, en especial el primero de los que se mencionarán: Porque la quise tanto y Viejo Madrid, contando con la participación en carácter de invitados de los vocalistas Miguel Montero y Nelly Vázquez, respectivamente, siendo en el caso de esta última, su primera participación en una grabación discográfica.
En 1963, efectuó ocho grabaciones más, entre ellas dos de su éxito de ese año, Frente al mar, en una oportunidad con la voz de Susi Leiva y coro, y en la otra con la participación de Néstor Fabián, quien participó también en la grabación del tango Tu lágrima de amor.
Las restantes grabaciones de ese año, contaron con las voces de Enrique Dumas, acompañado por un coro, para la ranchera titulada precisamente Soy la ranchera y la del bolerista chileno Antonio Prieto, quien intervino en las cuatro restantes grabaciones de ese año.
1963 es, además, el año del comienzo de sus grabaciones con su recordado Sexteto Rítmico Moderno, que integraban el propio Mores, en el piano; Martín Darré, encargado como siempre de los arreglos, en órgano; Leopoldo Federico, en bandoneón; Ubaldo De Lío, en guitarra; Aldo Nicolini, en contrabajo, y José Corriale, en batería, con el que fueron grabados para el sello Odeon dieciséis temas en dicho año, los cuatro primeros con la participación del cantor Néstor Fabián y los restantes instrumentales.
En 1964, volvió a grabar con su Orquesta Lírica Popular doce temas para su inclusión en otro disco larga duración, contando ahora en nueve de ellos con la voz de Hugo Marcel, siendo los tres restantes instrumentales.
Luego registró nuevamente en 1966 doce temas más con el Sexteto Rítmico Moderno para un nuevo disco larga duración y otros treinta cinco en 1967, en todos los casos sin canto. Éstos fueron los últimos registros discográficos de esta formación, que así totalizó entre los años 1963, 1966 y 1967 un total de sesenta y tres grabaciones.
Mores retornó luego a los estudios discográficos con su Orquesta Lírica Popular, registrando entre 1967 y 1969 dieciséis temas más, contando en los cantables — doce de ellos—, con los aportes vocales de su hijo Nito, en uno de ellos a dúo con Claudia —esposa de este último—, además de los de Gianamaría Hidalgo, Hugo del Carril, Tita Merello —quien participó en la grabación de un tema a dúo con el mencionado del Carril—, Miguel Montero —quien así grabó un segundo tema con esta orquesta luego del que había registrado en 1961—, Claudio Bergé y el conjunto folclórico Los Arribeños.
Éstos fueron los últimos trabajos realizados para el sello Odeon, al que se había incorporado en 1954, habiendo dejado registrados para este sello alrededor de ciento setenta grabaciones.
En la década del setenta, sus discos fueron editados por el sello Raff, comenzando con cuatro temas registrados en México en 1972, uno instrumental y los tres restantes vocalizados cada uno por su hija Silvia, su hijo Nito y su nuera Claudia, respectivamente.
Sus últimas grabaciones fueron realizadas para ese mismo sello en el año 1977, totalizando diez temas para un larga duración, entre los que se incluyó en primer lugar el aire de milonga titulado Enteramente argentina —música de la exitosa comedia musical que por entonces representaba—, cantado por Silvia, Nito y Claudia Mores, Los Chalchaleros y Tita Merello, junto con palabras de Julio Márbiz.
En los restantes temas, salvo en dos de ellos de carácter instrumental, intervinieron como cantores Claudia y Nito Mores.
Queda finalmente por recordar otra faceta fundamental de la trayectoria artística de Mores: su labor como compositor, faceta que lo destaca como uno de los más inspirados del género.
Escritos originalmente como instrumentales registró diecisiete títulos, entre ellos Tanguera, Fandango, A la flauta, Tango rapsodia, Beguine, Vals de la evocación, Poema en tango, El firulete y Taquito militar, aunque luego a estos dos últimos les fueron agregadas sendas letras por parte de Rodolfo M. Taboada y Dante Gilardoni, respectivamente. Su producción de temas con letra, se eleva a su vez a cincuenta y dos, comenzando con Quiero y Gitana, los ya mencionados dos primeros temas de su producción, que cuentan con letra de Luis Rubistein, siguiendo de inmediato con el primero de sus tangos célebres: Cuartito azul, al que a su vez siguieron Estampa de varón, Muchachita porteña y Tan sólo tú, este último con letra de Marvil.
Surgió luego una trilogía de composiciones a las que puso letra Enrique Cadícamo: A quién le puede importar, Si la llegaran a ver —grabado por Juan D’ Arienzo con la voz de Héctor Mauré el 28 de septiembre de 1943— y Copas, amigas y besos, un tango que fue éxito en la voz de Alberto Marino, quien lo grabó tanto como cantante de la orquesta de Aníbal Troilo en el año 1944, como luego en su etapa de solista.
De ahí en más, la lista de composiciones de Mores es una continuidad de éxitos entre los que se destacan En esta tarde gris, Grisel, Cada vez que me recuerdes, Cristal y Tu piel de jazmín, con versos de José María Contursi; Uno, Sin palabras y Cafetín de Buenos Aires, con Discepolín; El estrellero, con letra del cantor Francisco Amor; Adiós pampa mía, en colaboración con Francisco Canaro y letra de Ivo Pelay, y Una lágrima tuya, con versos de Homero Manzi.
La lista de sus grandes producciones sigue luego con La calesita y La mulateada, ambos con poesía de Cátulo Castillo; Linda y Yo tengo un pecado nuevo, con versos de Alberto Martínez; Porque la quise tanto y Frente al mar, con Rodolfo M. Taboada; Soy la ranchera, con letra de su arreglador Martín Darré; Oro y gris —escrito para la producción 14 con el tango— y Enteramente argentina, temas a los que el médico y poeta León Benarós aportó los versos, y Sabor de adiós, con letra de Silvio Soldán, entre otras inolvidables creaciones.
La labor posterior de Mores al frente de su agrupación se ha extendido hasta la actualidad, habiendo desarrollado una extensa gira por todo el país durante el año 2008, originalmente anunciada como de despedida, aunque sin embargo prosiguió su actividad con mucha intensidad durante los dos años siguientes.
Así, por ejemplo, el 13 de junio de 2009 se presentó en el Teatro Municipal de la ciudad de Santa Fe en una inolvidable velada realizada a sala llena en el primer coliseo de la capital santafesina.
En mayo de 2011, realizó el que por entonces aparecía nuevamente como su concierto de despedida. Fue una brillante velada que él mismo cerró emotivamente cantando su célebre tango Cuartito azul, ocasión en la que entonó con énfasis aquellos versos que expresan «Llegó la hora de la triste despedida...».
Sin embargo, el 18 de febrero de 2012, es decir el día en el que cumplió 94 años, otra vez demostró ante el público su eterna vigencia, en otro magnífico espectáculo realizado ahora en el partido bonaerense de Esteban Echeverrría. En apariencias, ahora sí habría puesto punto final a su extensa trayectoria, pero dado el intacto virtuosismo que a sus elevados años aún conserva, no sería utópico pensar en nuevas presentaciones de este auténtico mito viviente del género que nos ocupa, y por extensión, de la cultura nacional.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II
biografia
Comentarios
Publicar un comentario