Antonio Rodio - Biografía

Músico italiano nacido en Crispino, en el sur de la península, el 25 de enero de 1904.

Violinista de escuela, de sólida formación, aportó al tango una forma de ejecutar destacada, según el doctor Luis Alberto Sierra, «por el colorido particular de su vibrato y su virtuosismo académico que le permitían ejecutar formas musicalmente evolucionadas del tango».

Debutó profesionalmente en el tango en 1925 integrando la primera orquesta que formó Carlos Marcucci, con la que actuó en la inauguración del cabaret Charleston que se ubicaba en el barrio de la Boca, para actuar luego con esa orquesta en el Ta–ba–rís, en el café Guarany y en la confitería Richmond Suipacha.

En 1929, se incorporó al sexteto de Pedro Maffia, en el que tuvo la responsabilidad de reemplazar nada menos que a Elvino Vardaro, agrupación en la que permaneció hasta el año 1932.

Simultáneamente a su participación en dicho sexteto, Rodio junto con los guitarristas Guillermo Barbieri, José María Aguilar y Ángel Riverol y el pianista Rodolfo Biaggi, formó un conjunto que acompañó a Gardel en las grabaciones de los temas Yo nací para ti, tú serás para mí, Aromas del Cairo, Viejo smoking, Aquellas farras y Buenos Aires, todas ellas realizadas el 1° de abril de 1930 y Lo han visto con otra, registrada el día 10 de ese mismo mes.

A partir del año 1934, ya desvinculado de Pedro Maffia, formó parte de un conjunto que completaban Alfredo Malerba, en el piano, y Héctor Artola, en bandoneón, con el que acompañaron a la cancionista Libertad Lamarque.

Entre el 24 de mayo de 1935 y el 2 de noviembre de ese mismo año, formó un dúo junto con Enrique Delfino en el piano, para acompañar a Azucena Maizani en la grabación de diez temas para el sello Odeon, serie que comenzó con el tango Monte criollo, que fuera motivo de la película del mismo título que Azucena filmó en ese mismo año, y que terminara con el registro de Canto a Gardel, tema de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez, el primer de homenaje musical realizado al cantor desaparecido pocos meses antes.

En 1936, integró el quinteto Los Poetas del Tango, junto con Miguel Nijenson, en piano; Francisco Fiorentino y Héctor Artola, en bandoneones, y José Bonano junto a él, en violines.

Posteriormente, actuó por poco tiempo con Eduardo Ferri, para unirse en 1937 al pianista Lalo Scalise y a los bandoneonistas Gabriel Clausi y Enrique Rodríguez en la formación de un cuarteto de importante calidad musical que no tuvo sin embargo reconocimiento popular, lo que explica su corta duración.

En 1939, participó en la filmación de la película Nativa, acompañando — nuevamente junto con Enrique Delfino— a Azucena Maizani en la interpretación de cuatro temas: las tonadas Arriero de mis pesares y En el camino; La canción de los sargentos y Tango mío, los que también fueron llevados al disco por la cancionista y ese mismo marco musical para el sello Orfeon el día 6 de septiembre de ese mismo año.

También en 1939, integró la primera orquesta que condujo Gabriel Clausi, cuya fila de bandoneones formaban el mencionado director, Astor Piazzolla, recién llegado a Buenos Aires desde su Mar del Plata natal, además de Vicente Toppi y Héctor Montenegro, mientras que Rodio se desempeñaba como primer violinista, acompañado en ese instrumento por Antonio Rossi y Luis Piersantelli, siendo el pianista Leopoldo Amoroso y el contrabajista el recordado Francisco de Lorenzo. La orquesta actuó durante unos meses de ese año exitosamente en radio Belgrano.

Terminadas estas presentaciones, Rodio encaró la formación de su propia orquesta, en la que contó con músicos de la envergadura de Héctor Stamponi, Carlos Parodi, Antonio Ríos, Ovidio Tití Rossi, Mario Demarco —quien permaneció en ella hasta 1942, año de su incorporación a la nueva formación de Alfredo Gobbi—, Eduardo Rovira y Jaime Gosis, entre otros, como asimismo con los cantores Antonio Rodríguez Lesende, Alberto Amor, Mario Corrales, Daniel Adamo y Alberto Serna.

Al frente de esta agrupación, grabó dieciséis temas entre 1943 y 1944. Uno de ellos —el célebre La cumparsita— fue registrado en forma instrumental, mientras que en catorce de ellos participó como vocalista Alberto Serna, en dos a dúo con Daniel Adamo. El restante, la milonga candombre Tabú —perteneciente a Tití Rossi, con letra de Roberto Thompson, fue cantado por Mario Corrales.

Los temas cantados por Serna en orden cronológico de grabación fueron los tangos Canyengue, Vieja esquina, Corazón qué has hecho, Me voy Buenos Aires, Viejo arrabal, Desvelo, Cien noches, Rosa celeste, ¿Dónde estás corazón?, Esta noche en Buenos Aires, Muñequita, Parece mentira, la milonga Paloma, paloma y el tango Cuatro campanadas, siendo estos dos últimos los realizados a dúo con Adamo.

Desde 1946 a 1948, fue primer violinista de la orquesta con la que Gabriel Chula Clausi grabara para los sellos Odeon y RCA Victor en Santiago de Chile.

En 1950, se radicó en forma definitiva en la ciudad chilena de Viña del Mar, dirigiendo su orquesta durante muchas temporadas en el Casino, como asimismo desempeñándose como violinista en la Orquesta Filarmónica de esa ciudad, en la que ha quedado un imborrable recuerdo de los treinta años en los que en ella actuó. Allí, se produjo su fallecimiento el 2 de junio de 1980, a los 76 años de edad.

Antes de su radicación en territorio chileno, había dejado para el tango un bagaje muy importante de composiciones. De ellas, las más difundidas fueron Y la perdí y Cosas olvidadas, ambas con letra de José María Contursi.

Cabe destacar que Cosas olvidadas registra como primera e inolvidable grabación la de la orquesta de Carlos Di Sarli con la joven voz de Roberto Rufino, realizada el 19 de junio de 1940. Y que, a su vez, la primera de las varias versiones grabadas existentes de Y la perdí fue efectuada por la orquesta de Aníbal Troilo con la voz de Floreal Ruiz el 7 de octubre de 1947, a la que siguieron las realizadas por formación de Clausi con la voz de Ricardo Ruiz y Rodio, como primer violín, en el año siguiente, y la de Osvaldo Fresedo con Oscar Serpa, el 29 de septiembre también de 1948.

También pertenecen a Rodio otros temas que obtuvieron importante difusión, como Rosa celeste y Parece mentira, con letra de Horacio Sanguinetti y de Rodolfo Sciammarella, respectivamente, ambos temas incluidos entre los grabados por el propio Rodio al frente de su orquesta con la voz de Alberto Serna y el segundo de ellos también por Ángel Cárdenas en su etapa de solista.

No menos importantes contribuciones al género fueron Sin rabia y sin pena, con letra de Luis Rubistein, grabado por Osvaldo Fresedo con la voz de Oscar Serpa, y Maldita, tango que tiene letra de Celedonio Flores y que se constituyera en la última grabación de Carlos Di Sarli con su Sexteto el 14 de agosto de 1931, interviniendo como estribillista Ernesto Famá, siendo registrado luego por Ignacio Corsini con acompañamiento de guitarras.

No pueden dejar de mencionarse tampoco Si yo te contara, tango también con letra del Negro Cele, llevado al disco por Francisco Canaro con estribillo cantado por Roberto Maida el 24 de mayo de 1937, Angustia, tango con versos de José María Contursi, otra de las grabaciones de Osvaldo Fresedo de temas de Rodio, en este caso con la voz de Roberto Ray el 8 de septiembre de 1938 y Mi camino, también con poesía de Katunga Contursi, grabado por Ángel Cárdenas en su etapa de solista.

Otra composición de su pertenencia fue Yerba amarga, tema que Edgardo Donato incluyó entre las primeras grabaciones de su orquesta, registrándolo en forma instrumental.

Finalmente, los tangos Igual que Dios y Mirándote a los ojos completan la lista de sus composiciones más importantes.

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III

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