Alfredo Antonio Bevilacqua - Biografía

 

Pianista y compositor nacido en curiosas circunstancias el 20 de febrero de 1874, dado que su llegada al mundo se produjo en un tren que hacía el trayecto entre Retiro y Olivos, circunstancia que fue registrada con asombro en toda la prensa de la época. Fue uno de los primeros pianistas del tango y también de los de más sólida formación, habiendo comenzado sus estudios de piano con los profesores Ángel Ratti y Brunetti Amilcarini.
Comenzó actuando en los bailes de carnaval del Teatro Victoria en el año 1893, bajo la dirección del maestro Ricco, para quien compuso por entonces sus primeros dos tangos, dados a conocer en esas festividades. En 1895 actuó en los bailes de carnaval que se realizaban en el Teatro Pasatiempo y fue además pianista en la casa de bailes de María La Vasca.
Compuso su cuarto tango en 1902, al que llamó Venus, estrenado por él mismo con un conjunto bajo su dirección. Esta composición alcanzó buena difusión, y mayor fue aún la que obtuvo Apolo, compuesto al año siguiente, al que Ángel Villoldo y Alfredo Gobbi posteriormente agregaron una letra para interpretarlo en sus actuaciones en Europa, siendo grabado por Roberto Firpo y su cuarteto a fines de la década del cuarenta.
En 1906 Bevilacqua compuso Minguito, tema escrito especialmente para ser ejecutado a cuatro manos, modalidad que por entonces constituía una verdadera curiosidad en las composiciones tangueras. En las Fiestas del Centenario del año 1910, en la Avenida de Mayo y al frente de una nutrida banda, dio a conocer otra de sus composiciones más exitosas: Independencia.
El fervor patriótico que ese año invadía a la sociedad argentina lo llevó a componer también los tangos Primera Junta y Emancipación, este último en homenaje al Centenario de la independencia chilena, aniversario que se produjo el 18 de septiembre de ese mismo año, lo que motivó una expresiva carta de agradecimiento del ministro plenipotenciario de Chile en la Argentina, doctor Cruchaga Tocornal, que Bevilacqua atesoraba entre sus recuerdos más valiosos.
En 1914 compuso Gran muñeca, tango dedicado a Domingo Torterolo, que también en los años cuarenta fue grabado por el cuarteto de Roberto Firpo, así como por la orquesta de Ángel D'Agostino, en este último caso en diciembre de 1943, en uno de los pocos registros instrumentales de esta orquesta en esa época en la que contaba como cantor con Ángel Vargas.
También en 1914 Bevilacqua dio a conocer un libro titulado Escuela de tango - Tratado teórico práctico, publicación que le otorga el mérito de ser el pionero de los tratadistas y estudiosos del tango a través de una obra dedicada a este género musical, siendo el primero en definirlo y en volcar en él un lenguaje técnico-musical de relieve.
Las enseñanzas de su libro fueron el punto de partida de grandes pianistas del tango, comenzando por Roberto Firpo, que fue su alumno, y siguiendo con ejecutantes de la talla de Osvaldo Pugliese, Francisco De Caro, Lucio Demare, Horacio Salgán y Fulvio Salamanca.
A las composiciones anteriormente citadas, se agregaron posteriormente otros títulos tales como Recuerdos de la Pampa, compuesto en colaboración con Antonio Palito, grabado por Ciriaco Ortiz y su sexteto el día 16 de diciembre de 1952, El fogón, Cabo cuarto, La criolla, Reconquista (de tinte patriótico, como las tres composiciones del año 1910), Expresión criolla, Monterrey, El orillero, Minguito, Improvisación, Marconi, Ingratitud, Nobleza y Brisas del sur, su última composición, realizada en el año 1933.
También fue compositor de diversos sonetos, cuartetas amorosas y hasta de un poema titulado Corazón gaucho, que en su momento tuvo gran popularidad. Su labor como compositor lo transformó además en uno de los pioneros en la defensa de los derechos de autor, participando activamente en la formación de las primeras asociaciones que se crearon con ese objetivo.
Dedicado durante muchos años a la enseñanza del piano y a la afinación de este instrumento, oficio que había aprendido también junto con sus primeras lecciones acerca de la ejecución del mismo, falleció cuando aún desarrollaba estas dos actividades el 10 de julio de 1942, a los 68 años de edad.
Ese día, señala con suma justeza José Gobello, el tango perdió a un pionero en la meritoria tarea de su jerarquización dentro de los géneros musicales más afines al gusto popular.
 
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo I
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