Poeta nacido
en Buenos Aires, el 26 de julio de 1893. Cursó solo estudios primarios, para
luego iniciar en las calles de distintos barrios en los que vivió en su
infancia y adolescencia su largo peregrinar de consuetudinario bohemio. Fue en
la literatura del tango el autor de más dilatada trayectoria después de Enrique
Cadícamo, pues estuvo produciendo hasta los últimos años de su extensa vida. Su
nombre ha quedado así sólidamente instalado en la historia del tango, a través
de una nutrida producción de letras sencillas y directas. Su inclinación por la
poesía popular tuvo sus primeras manifestaciones cuando se desempeñaba en un
conjunto carnavalesco llamado Los hermanos Fachabruta, para el que dio a
conocer sus primeros versos. Fue precisamente para este conjunto que escribió
su primera poesía para el tango, Romántico bulincito, con música de
Augusto Gentile. Dio así comienzo a su producción autoral, a la que Gardel
habría de darle en la década del veinte, difusión y respaldo.
De sus
primeras producciones han quedado títulos como Copen la banca, Pan
comido, Echaste buena y ¡Qué se vayan!, todas ellas grabadas
por Gardel, y Andate con la otra, tema que lleva música de Carlos
Vicente Geroni Flores, del que Azucena Maizani hiciera una inolvidable versión
acompañada por la orquesta de Roberto Caló en una grabación del mes de julio de
1953. En la obra de Dizeo se advierte su dúctil manejo del lunfardo, como surge
nítidamente en la milonga jocosa Cobrate y dame el vuelto, sobre música
de Miguel Caló, que este grabó con la voz de Alberto Podestá en enero de 1982,
Francini y Pontier con la de Raúl Berón en octubre de 1946, y José Basso con
Alfredo Del Río, a comienzos de los años sesenta. Otra milonga en la misma
línea que la anterior es Por H. o por B., sobre música de Edgardo
Donato, también grabada por la orquesta de Francini y Pontier con la de Raúl
Berón el 10 de noviembre de 1947.
Sin embargo,
cuando se produjo la primera revolución literaria en el tango con la aparición
de José González Castillo y Francisco García Jiménez en primer término, y
Alfredo Le Pera y Homero Manzi un poco después, muchos poetas, entre ellos
Dizeo, se incorporaron a ese nuevo enfoque con un lenguaje más cuidado, e
inclusive incursionando en temas que, como en el caso de este autor, no había
encarado con anterioridad. Las poesías de los tangos Más solo que nunca
y Cada día te quiero más, la soledad y el amor, cantados desde la óptica
del hombre común que padece los sufrimientos propios de no ser correspondido en
sus sentimientos, constituyen algunos ejemplos de la poesía de Dizeo cuando
siguió los lineamientos de esa escuela. En una misma línea poética puede
encuadrarse la letra que escribió para el tango Mi regalo, única melodía
compuesta por Orlando Goñi. La orquesta de este pianista no grabó el tema dado
su fallecimiento a muy poco tiempo de haber sido ella formada, pero quedó al
menos una toma radial de una interpretación que realizara con la voz del cantor
Osvaldo Cabrera en los estudios de Radio El Mundo.
También en
un perfil similar se enmarcan los versos del vals Acordándome de vos,
cuya música pertenece a Aníbal Troilo. En esta poesía Dizeo exhibe una
particular dulzura en la triste evocación del amor perdido, rasgo que no es muy
común en su obra. El propio Pichuco grabó este tema con su orquesta y la voz de
Francisco Fiorentino el 23 de julio de 1942. También Alberto Morán en su etapa
de solista lo llevó al disco acompañado por la orquesta de Armando Cupo en un
registro realizado para el sello Odeon el 8 de noviembre de 1955.
El amor
maternal fue otra de las temáticas abordadas por Dizeo a través de la poesía de
Cómo se hace un tango, cuya melodía fue compuesta por Arturo Gallucci y
del que existen recordadas grabaciones de las orquestas de Lucio Demare con la
de Raúl Berón, de la de Carlos Di Sarli con la voz de Roberto Rufino, y de
Alberto Morán acompañado por la orquesta de Armando Cupo. En esa misma línea se
encuentran los versos de Cabecitas blancas, cuya música pertenece a
Osvaldo Pugliese, quien lo grabó al frente de su orquesta con la voz de Roberto
Chanel el 14 de octubre de 1947.
No abandonó
sin embargo sus expresiones de identidad ciudadana, pletóricas de porteñismo.
En los versos de El encopao y en los de Ficha de oro, entre otros
de su producción, son fácilmente identificables ese tipo de manifestaciones.
También en No es más que yo, cuya música pertenece al cantor Luis
Esteban Mandarina, la poesía de Dizeo tiene un contexto claramente identificado
con los arrabales porteños. Muestra de la aceptación de este tango son las
grabaciones que del mismo han realizado Ángel Vargas en su etapa de solista,
con el acompañamiento del marco orquestal dirigido por Armando Lacava el 26 de
noviembre de 1951, y las orquestas de Francisco Rotundo con la voz de Enrique
Campos el 23 de diciembre de 1952 y de Osvaldo Pugliese con la de Juan Carlos Cobas
el 17 de marzo de 1954.
La misma
tesitura de los tres temas recordados en el párrafo anterior identifica a Tiene
razón amigazo, cuya música pertenece al bandoneonista Alfredo Calabró.
Entre otras grabaciones, este tango cuenta con una recordada versión de la
orquesta de Ricardo Tanturi con la voz de Ricardo Videla para RCA Victor,
realizada el 23 de abril de 1946. Con anterioridad, el 21 de enero de 1944,
esta orquesta había grabado con el cantor Enrique Campos otra de sus
expresiones de auténtico porteñismo, volcada en este caso en los versos de la
milonga Quién canta mejor que yo, cuya música fue compuesta por el
propio director de esa agrupación.
Otros versos
en esa misma línea son los de los tangos Con toda la voz que tengo y Total
pa' qué sirvo, ambos con música de Aníbal Troilo, quien grabó el primero de
los mencionados el 16 de abril de 1941, cantando Francisco Fiorentino los
versos escritos por Dizeo, en el que fue el quinto registro discográfico de la
luego extensa trayectoria de esta orquesta en el sello RCA Victor. Por el
contrario, Total pa' qué sirvo es una de las pocas composiciones de
Pichuco que este no grabó. Lo hizo en cambio Francisco Rotundo, cuando en su
orquesta cantaba Enrique Campos, y más adelante también lo llevó al disco Julio
Sosa, acompañado por la orquesta de Leopoldo Federico. En ambos casos, se trató
de versiones muy exitosas, que aún hoy son frecuentemente recordadas en
emisiones radiales.
De gran
impacto en su trayectoria de autor, pese a que en opinión de quien esto escribe
no ha sido una de sus más inspiradas letras, fue el vals peruano Que nadie
sepa mi sufrir, con música del cantor Ángel Cabral, que aún hoy se sigue
cantando en nuestro país y en el extranjero. El vals fue grabado por diversos
artistas, algunos de proyección internacional, como es el caso de Edith Piaf y
más recientemente también fue incorporado a su repertorio por la joven
folclorista Soledad Pastorutti, quien hizo de este tema uno de sus grandes
éxitos.
Por
supuesto, las orquestas de tango dejaron en su momento difundidas versiones del
tema. Es insoslayable recordar al respecto las versiones de Alfredo De Ángelis
con la voz de Carlos Dante, realizada el 18 de diciembre de 1953 y la de
Alfredo Gobbi con las voces a dúo de Alfredo Del Río y Tito Landó, el 30 de
junio de 1955. La vasta producción de Dizeo y su erudición en el manejo del
lunfardo dieron lugar a que hombres de letras de la trayectoria de José
Gobello, Luis Soler Cañas, León Benarós y Nicolás Olivari lo convocaran para
crear la hoy reconocida Academia Porteña del Lunfardo invitándolo a formar
parte del grupo fundador. Insólitamente, Dizeo desestimó esa invitación y no se
presentó para firmar el documento constitutivo de esa importante entidad de la
cultura argentina. Auténtico vate popular y soltero empedernido, sus últimos
años los vivió en el barrio de Floresta, lugar donde falleció el 6 de mayo de
1980, a poco más de dos meses de cumplir 87 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de
tango; Tomo I
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