Juan Maglio (Pacho) - Biografía


 

Bandoneonista, compositor y director de la primera generación del tango, había nacido en el porteño barrio de Palermo el 18 de noviembre de 1880.

Muy niño aún, la familia Maglio se trasladó a Boedo, lugar en el que transcurrió toda su vida, y en donde concurrió a la escuela hasta los doce años, tras lo cual ingresó de inmediato a un taller, empleo en el que permaneció hasta que cumplió los quince.

Comenzó por entonces su aprendizaje del bandoneón, tocando una concertina de trece notas perteneciente a su padre.

Mientras tanto, desvinculado del taller pasó a desempeñarse como cargador de frutas, peón en diversas actividades y otras ocupaciones sin mayor estabilidad laboral hasta que al llegar a los dieciocho años de edad decidió dedicarse definitivamente a la música, produciéndose su debut en el año 1899 en el café El Vasco del barrio de Barracas, en un trío que integraba con Julián Urdapilleta, en violín, y Luciano Ríos, en guitarra, integrante este último de todos los conjuntos musicales que formó Maglio con posterioridad.

Pasó luego a un café de la calle Piedras esquina Estados Unidos y de ahí a otro llamado El Pino, ubicado en la hoy avenida Santa Fe, actuación a partir de la cual comenzó a difundirse su nombre, contribuyendo para ello una muy exitosa presentación en el café La Paloma, ubicado en la misma calle que el café El Pino.

Surgió entonces el interés de la casa Columbia por contratarlo y de ese modo, al frente del que sería su célebre cuarteto Orquesta Típica Pacho comenzó a grabar para el sello Columbia Disco en 1913, año en el que completó dieciséis registros discográficos.

Integraban ese conjunto, además del director y bandoneonista, el violín corneta de José Pepino Bonano, la flauta de Carlos Macchi (Hermani) y la guitarra de Luciano Ríos, este último un permanente colaborador en los conjuntos dirigidos por Pacho.

Maglio fue el creador del primer solo de bandoneón en la historia del género, plasmándolo en 1913 en la grabación del tango La sonámbula de Pascual Cardarópoli.

Por entonces, comenzó a actuar en el café Gariboto, sito en Pueyrredón y San Luis, para luego, con el dinero que ya por entonces había cosechado, abrir su propio establecimiento, al que llamó «Pacho» y estaba instalado en la calle Paraná.

Sin embargo, el inicio de la Primera Guerra Mundial afectó gravemente sus finanzas, dado que había invertido algunos fondos en la casa Tagini, que era la empresa grabadora de Columbia, por lo que al provocar el conflicto la quiebra de esta última, la situación produjo un efecto en cadena que en el caso de Pacho generó una apremiante situación económica, por lo que decidió trasladarse a Montevideo a fin de proseguir allí su actividad.

En la capital uruguaya, se presentó en el café Bon Marché con extraordinario suceso artístico y económico. Recuperadas así sus finanzas, pudo retornar a Buenos Aires, ciudad de la que ya no se alejó jamás hasta su fallecimiento.

Fue por entonces que decidió encarar una de las tareas que a través de los años le ha sido ampliamente reconocida: la de introducir el tango en el centro de Buenos Aires, venciendo las reticencias que aún existían para su aceptación por parte de algunos sectores de la denominada «alta sociedad». Si bien es cierto que a esto contribuyó el éxito obtenido por este género musical en París, sin dudas el espejo en el que se miraba la aristocracia porteña, la labor de Pacho, prolongada luego por Osvaldo Fresedo, fue también fundamental para ese fin.

Su primer contacto con ese segmento social hasta entonces ajeno al tango se produjo cuando al frente de su cuarteto se presentó en el teatro Politeama, donde concitó la admiración de figuras de la aristocracia porteña como los doctores Miguel Juárez Celman —ex presidente de la Nación— y Vicente Madero, un auténtico playboy de aquellos años, como asimismo de músicos de la talla de Alberto López Buchardo. Los tres fueron a partir de ese momento su carta de presentación ante esos encumbrados círculos sociales, en cuyas residencias amenizó veladas que las crónicas de la época destacan como inolvidables.

Actuó también con su conjunto en los bailes de carnaval realizados en los teatros Excelcior, Cervantes y Pabellón de las Rosas y además, integró el elenco de la compañía de Enrique Muiño y Elías Allipi que presentaron en el teatro Buenos Aires la célebre obra Los dientes del perro, en la que la orquesta de Pacho, en una escena en la que se representaba un cabaret en el medio del escenario, estrenó el tango ¿Qué has hecho de mi cariño?, posteriormente conocido como Royal Pigall, cuya música le pertenece, con letra de José González Castillo. Luego, con la misma compañía, participó en la representación de Agenor Saladillo.

A partir de 1923, grabó para la casa de discos Nacional y durante varias temporadas actuó con su conjunto en el café El Nacional, contando en su agrupación, entre otros músicos, con Rodolfo Biaggi, Elvino Vardaro, Juan Polito, Federico Storticati, Gabriel Clausi (fallecido casi centenario en febrero de 2010) y ya en la temporada de 1932, con Aníbal Troilo.

Desde 1926 y hasta que decidió la disolución de su orquesta a causa de la enfermedad pulmonar que comenzó a aquejarlo en 1933, contó con la presencia de estribillistas en muchas de sus grabaciones, siendo Carlos Viván, El Irlandés, recordado compositor de Cómo se pianta la vida entre otros éxitos inolvidables, quien participó en ese rol en la mayoría de los casos, sin olvidar la participación de otros como Ángel Ramos, Nicolás Gianastasio y José Galarza. En total, su formación sumó 764 registros discográficos en los veinte años transcurridos entre 1913 y 1933.

En palabras del historiador y estudioso del bandoneón Oscar Zucchi, el sonido de Maglio «era limpio, suave y con un alto contenido emocional», y como ejecutante, agrega Zucci, «siempre tuvo un afán de superación que lo llevó a ir incrementando la capacidad de su instrumento, de modo tal que de su inicial concertina de sólo trece notas, culminó, a través de sucesivos pasos, tocando el bandoneón de setenta y una notas».

Compuso su primer tango en 1908, al que tituló El zurdo. A éste le siguieron Armenonville, Un copetín, de permanente difusión a través de los años, Cuasi nada y Qué papelón, compuesto este último cuando actuaba en el café Gariboto.

Con posterioridad, compuso uno de sus tangos más célebres, Sábado inglés, precisamente cuando arreciaban las luchas obreras para obtener esta conquista gremial, dedicándoselo al flautista Luis Teisseire, quien a través de su actividad política y gremial participaba activamente en ellas.

1918 es el año en que escribió el ya mencionado Royal Pigall, que no le fue en zaga al anterior en cuanto a difusión.

Otras de sus obras más conocidas fueron El curdela, grabado por Gardel, y Maderito, tango dedicado al ya mencionado Vicente Madero, reconociéndole así Pacho su decisiva participación en el ingreso de su orquesta a los salones de la alta sociedad. Además de De mí te has de acordar, El nocturno, Tendrás que laburar, El tío soltero, Abran cancha, Cielito, A medianoche, El Zonda, Hasta la muerte, La machona —referido al mismo personaje femenino que a Teisseire inspirara su célebre tango Entrada prohibida—, Ando pato, Llegué a ladrón por amarte, Tacuarí, El alero, Viejo púa, Jeanne y el vals Orillas del Plata, todas grabadas por su orquesta a lo largo de la década y media en la que ella efectuó registros discográficos.

También de entre sus temas se destacan por su enorme popularidad Siete palabras, tango del que existe una excelente versión instrumental de la orquesta de Carlos Di Sarli y Tango argentino, con letra de Alfredo Bigueschi, pieza que tuvo amplia difusión a partir de la primera grabación efectuada Carlos Gardel con el acompañamiento de las guitarras de Barbieri y Aguilar el 11 de diciembre de 1929, es decir el día en el que el Zorzal cumplía 38 años.

Además, bajó el seudónimo de «Oglima», formado mediante la alteración del orden de las sílabas que formaban su apellido, escribió varias obras teatrales y la letra de algunos tangos, entre ellos, los versos de los ya mencionados A medianoche, El Zonda y Llegué a ladrón por amarte, los dos primeros interpretados por Carlos Viván como estribillista de la orquesta de Pacho.

Internado en el hospital Ramos Mejía de Capital Federal como consecuencia de un tumor pulmonar cuyos síntomas como indicáramos anteriormente comenzó a percibir en 1933, falleció el 14 de julio de 1934, cuando tenía 54 años de edad. Sólo tres días antes, desde su lecho de enfermo, había concedido un reportaje a los hermanos Héctor y Luis Bates, quienes lo reprodujeron en su libro La historia del tango– Sus autores, cuyo primer tomo fue publicado en el año 1936.

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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