Cantor y compositor nacido en el barrio del Abasto de Capital Federal el 6 de enero de 1922.
Estuvo ligado desde niño a la música, y específicamente al canto, a través de su hermano mayor Carlos, quien era integrante de grupos corales del Teatro Colón.
Roberto completó sus estudios primarios, para abandonar los secundarios en segundo año, por su inclinación hacia el canto y la decisión de dedicarse a él en forma profesional.
Así, en 1936 debutó como cantor de la orquesta de Antonio Bonavena, la que actuaba en el Petit Salón, local que se ubicaba en la calle Montevideo.
De ahí pasó a cantar el mítico café El Nacional, integrando las orquestas de Camilo Florentino, José Felipeti, Francisco De Rose y Anselmo Aieta, además de formar parte de una agrupación de músicos adolescentes como él, entre cuyos integrantes estaba el bandoneonista Jorge Caldara.
En 1939, se incorporó a la formación de Carlos Di Sarli, quien en ese año había incrementado el número de integrantes de su agrupación transformándola en orquesta, con la que comenzó una nueva y decisiva etapa en la trayectoria del maestro de Bahía Blanca.
Rufino participó así de los inicios de esta nueva etapa de Di Sarli, actuando con un permiso especial del juez de Menores, dado que aún no tenía la mayoría de edad, en el cabaret Moulin Rouge, y debutó casi de inmediato en radio El Mundo.
En ese mismo año, el sello RCA Victor, para el que Di Sarli había grabado hasta ocho años antes al frente de su sexteto, volvió a contratarlo ahora con su nueva orquesta y cantor, registrando el 11 de diciembre de ese año sus dos primeros temas: los tangos Corazón, perteneciente al mismo con letra de Héctor Marcó, y El retirao, vieja pieza de Carlos Posadas, en una versión instrumental.
En septiembre de 1942, año en el que sin dejar su actividad cumplió con su servicio militar obligatorio, Rufino pasó por un breve lapso a la orquesta de Emilio Orlando, aunque regresó en enero del año siguiente a la formación de Di Sarli, es decir sólo tres meses después.
A fines de 1943, se retiró —ahora sí— definitivamente de esta orquesta, habiendo dejado grabados para el sello rca Victor un total de cuarenta y seis temas, siendo sus últimas grabaciones, la de los tangos Esta noche de luna y Boedo y San Juan, realizadas el 17 de diciembre del mencionado año.
Entre muchas versiones realmente inolvidables, mencionaremos a título de ejemplo, Cosas olvidadas, En un beso la vida, Bien frappe, Patotero sentimental, Zorzal, Noche de carnaval, Cornetín, Cómo se hace un tango, Pa’ los muchachos, Tristeza marina, Canta pajarito y Navegante, tango dedicado a Vito Dumas, el recordado navegante solitario que recorrió los mares del mundo en una pequeña goleta, con la que arribó al puerto de Buenos Aires en el año 1932.
Esta enunciación es obviamente incompleta, dado que la inmensa mayoría de las grabaciones contó con gran aceptación del público.
En 1944, inició su carrera como solista, presentándose ante los micrófonos de radio Belgrano, acompañado primero por la orquesta dirigida por el pianista Atilio Bruni y luego por la que conducía el bandoneonista Antonio Ríos.
En 1945, realizó grabaciones para el sello uruguayo Sondor, acompañado por la orquesta dirigida por Alberto Cámara. En esa oportunidad los temas grabados fueron los tangos Que te digan los muchachos, perteneciente a Carlos Imperio, Romanelli y Luis Rafael Caruso, y Tu íntimo secreto, de Graciano Gómez y Héctor Marcó.
Al año siguiente, volvió a grabar para el RCA Victor, en este caso en Santiago de Chile, acompañado por las orquestas de Porfirio Díaz y de Gabriel el Chula Clausi.
Con este último, quedaron registradas versiones del tango Confesión y de Pajarito viajero, un vals cuya música y letra pertenecen a Arturo Gallucci.
En 1947, Rufino se incorporó a la orquesta de Francini y Pontier, exitosa formación en la que permaneció por dos años. Esta recordada orquesta grababa también para el sello RCA Victor, y con ella Rufino dejó un total de quince registros, dos de ellos a dúo con Raúl Berón.
La serie se inició con el vals de Antonio Sureda y Homero Manzi titulado A su memoria, editado el 5 de marzo de ese año, mientras que Claveles blancos, tango perteneciente a Pontier con letra de José María Contursi, cerró la misma el 5 de febrero de 1949.
Entre ambas versiones, quedaron excelentes registros de temas tales como Los despojos, Óyeme, Nunca tuvo novio, Canción para un breve final, Una carta para Italia y El Pecoso, entre otras.
Desvinculado de Francini y Pontier, en ese mismo año grabó para el sello Odeon dos temas con la orquesta de Miguel Caló: los tangos La casa vacía, de Arturo Gallucci y letra escrita en colaboración por Julio Jorge Nelson y Reinaldo Yiso, y Mi flor de noche, perteneciente a Lito Bayardo y Silvio Marinucci.
En 1950, Rufino —a quien llamaban por entonces el Pibe Terremoto por su actitud permanentemente activa— reanudó su carrera de solista, contando ahora con el marco orquestal dirigido por Héctor Stamponi, para luego hacerlo con el acompañamiento de la formación dirigida por el también pianista Armando Cupo, con el que entre mayo y octubre de 1953 realizó doce excelentes grabaciones entre ellas las de los temas Tangueando te quiero, Flor campera, Charlemos, Una canción, Cómo nos cambia la vida, Muñeca del once y No está.
Luego, a fines de ese mismo año grabó dos temas más, acompañado por la orquesta dirigida por el bandoneonista Ernesto Franco: el tango Lo siento en el alma, perteneciente a Roberto Giménez y Reinaldo Yiso y el vals Pobre novia, cuya música pertenece al propio Rufino y la letra es firmada por Sara Rainer, esposa de Yiso, quien fue el verdadero autor de esos versos.
En 1956, integró la orquesta de Roberto Caló, grabando el 17 de octubre de ese año para el sello RCA Victor los tangos Ladrillo y Soñemos, este último perteneciente también a Rufino en la composición de la melodía en colaboración con el mencionado director y letra de Reinaldo Yiso.
En 1957, ingresó a la orquesta de Enrique Mario Francini, con la que el 3 de abril de ese año grabó, nuevamente para la RCA Victor, tres tangos: el maravilloso Melodía oriental, cuya música pertenece al violinista uruguayo Roberto Zerrillo y al pianista Juan Carlos Howard, con versos de Enrique Cadícamo, el de su propia producción Destino de flor, con versos del empresario de medios de comunicación Alejandro Romay, con quien además comenzó a relacionarse comercialmente, y Espérame en el cielo, tango de F. López, tema muy en boga en ese año.
Al año siguiente integró un rubro de cantores con Elsa Rivas y el joven debutante Hugo Marcel, contando con un marco musical dirigido por Leopoldo Federico.
Meses más tarde, constituyó una sociedad junto con el mencionado Romay y otros empresarios para explotar la flamante radio Libertad —de la que Rufino fue designado director artístico— y también se presentó en radio El Mundo bajo el seudónimo de Boby Terré, cantando temas románticos y boleros, de los cuales algunos fueron llevados al disco con el marco musical de las orquestas de Pocho Gatti y Mario Consentino.
Luego de este breve paso por otros géneros, entre marzo y octubre de 1959, realizó grabaciones para el sello RCA Victor, contando con un excelente marco musical dirigido por Leo Lipesker. Quedaron así muy buenos registros discográficos de La canción de Buenos Aires, El pañuelito, Vuelve amor, En un beso la vida y el vals Ilusión de vivir, cuya melodía, al igual que la del tango Vuelve amor, pertenece a Rufino.
Posteriormente, fue acompañado por la orquesta dirigida por el bandoneonista Mario Demarco, sin que hayan quedado grabaciones de esta etapa, y ya en 1961 se incorporó a la orquesta de Armando Pontier, con quien grabó para el sello Columbia.
En 1963, Rufino pudo concretar uno de sus grandes anhelos: integrar como cantor la orquesta de Aníbal Troilo. Su permanencia con Pichuco se extendió hasta 1965, lapso en el que se presentaron en audiciones radiales y televisivas, como asimismo en el local Patio de Tango. Además, el 16 de abril de 1963 se produjo la grabación del tango Frente al mar, la primera de una serie de registros de Rufino con esta inolvidable formación orquestal, la cual luego anotó otros títulos como Siga el corso, Ninguna, María, Quién lo habría de pensar —con música también en este caso de Rufino—, Porque la quise tanto, Desencuentro, Mensaje, Qué falta que me hacés y el vals Quiero huir de mí, cantado a dúo con Roberto Goyeneche con quien compartió el rubro de cantores de la orquesta durante su permanencia en ella.
En 1966, Rufino se incorporó nuevamente a la orquesta de Miguel Caló, con la finalidad de grabar un disco larga duración en el que incluyó recordados temas de la década del cuarenta, como Yuyo brujo, Marión, Canción de rango, Verdemar y Nido gaucho, entre otros.
Ésta fue su última intervención como cantor de orquesta, iniciando a partir de entonces definitivamente el rol de cantor solista.
Se presentó como tal en diversos locales nocturnos de Buenos Aires, como los remozados locales de Full Time y Marabú; las nuevas tanguerías como La Cachila y La Casa de Carlos Gardel, además de Caño 14 y El Viejo Almacén, locales estos dos últimos en donde se presentó durante muchas temporadas.
También desde 1970, su presencia fue infaltable en las temporadas veraniegas en Mar del Plata, actuando en el local Bacán. Asimismo, en las décadas del setenta del ochenta, fueron frecuentes sus presentaciones en programas televisivos como Grandes valores del tango, El Special, Siete notas para el tango y El tango del millón.
Sus grabaciones en esta larga etapa de solista se extendieron entre los años 1969 y 1982, siendo acompañado en producciones para RCA Victor por la Orquesta Típica Porteña, dirigida por Raúl Garello, y por la agrupación codirigida por Ernesto Baffa y Osvaldo Berlingieri.
Entre otras producciones de esta etapa, se destaca muy especialmente el disco long play que bajo el título La verdad en el tango grabó en 1970 con la orquesta dirigida por Raúl Garello, quien también se encargó de los arreglos. El álbum, conformado por catorce temas, incluyó entre otros viejos éxitos del género: los tangos Sin palabras, Anoche, La novia ausente y Nunca tuvo novio; el vals Sueño querido, y algunas nuevas producciones del propio Rufino, como las tituladas Quiso ser amor y ¿Dónde estás caridad?
También realizó grabaciones para los sellos Microfon, Magenta y Microonda, acompañado por marcos orquestales dirigidos por Osvaldo Requena, Alberto Di Paulo y Omar Valente, respectivamente.
En 1983, se presentó por primera vez en Nueva York y, en 1990, cuando su actividad ya era mucho más espaciada, fue distinguido por la Academia Nacional del Tango, fundada en ese año, como Miembro Académico de Honor, en un acto celebrado en el Teatro Nacional Cervantes.
Su vasta labor como compositor, contó con la colaboración de diversos letristas como Alejandro Romay, Reynaldo Yiso, Manuel Barros y Marvil, entre otros.
Dos de los títulos más recordados de su producción son los tangos Calla y Por limosna no, ambos con versos de Manuel Barros, el primero de ellos grabado entre otros por Alfredo Gobbi con la voz de Tito Landó, mientras que el segundo cuenta con grabaciones de Alberto Morán con la orquesta dirigida por Armando Cupo y de Jorge Durán con acompañamiento de guitarras.
Con letra de Marvil escribió la música de Cómo nos cambia la vida, llevado al disco por Alfredo De Ángelis con Oscar Larroca como cantor. Destino de flor, otra de sus composiciones —en este caso, con letra del empresario televisivo Alejandro Romay—, fue grabada entre otros por la orquesta de José Basso con la voz de Rodolfo Galé. También con letra de Romay compuso el vals Lita, exitoso registro en el disco de Juan D’Arienzo con la voz de Mario Bustos.
El bazar de los juguetes, compuesto en colaboración con el también cantor Alberto Podestá y letra de Reynaldo Yiso, fue llevado al disco entre otras muchas grabaciones por Miguel Caló cantando el mencionado Podestá.
La novia del suburbio, escrito en conjunto con el médico y poeta Agustín Carlos Minotti, autor de los dolorosos versos, fue grabado por la orquesta de Osvaldo Pugliese con la voz de Jorge Maciel en el año 1957. Con letra de Enrique Cadícamo escribió la música de Carpeta, en cuyos versos un veterano experimentado en reveses amorosos vuelca sus consejos a un novato en esas lides, utilizando para ello el tinte sobrador de quien está de vuelta de todo. El tema, en una línea que escapa a la de la generalidad de los versos que han acompañado a las composiciones de Rufino y los versos de Cadícamo, encaja con precisión en el estilo de Alberto Echagüe, quien lo grabó como cantor de la orquesta de Juan D’Arienzo el 23 de mayo de 1956.
Te quiero por buena, Soñemos, En el lago azul, Estoy pagando la culpa y el vals Manos adoradas son otras de sus composiciones de amplia repercusión.
Todos sus temas fueron llevados al disco por el mismo Rufino en su extensa etapa de cantor solista con distintos acompañamientos, y por otros importantes intérpretes que en sus respectivas trayectorias realizaron exitosas versiones grabadas.
Rufino falleció el 24 de febrero de 1998, cuando tenía 76 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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