Cantor
nacido en Capital Federal el 9 de agosto de 1924.
Reconocido
por su registro sumamente agudo, lo que lo ubicaba en la calificación de
tenorino junto únicamente con Ricardo Ruiz, su nombre completo era Oscar
Samuel Rodríguez de Mendoza y era hijo del matrimonio integrado por Roberto
Rodríguez de Mendoza y María Antonia Quimino, destacada pareja de bailarines
que se desempeñaba en elencos circenses. Su primera infancia transcurrió así
entre innumerables giras, que familiarizaron al pequeño Oscar con el ambiente
artístico y despertaron su interés en el mismo.
Cuando
tenía seis años, la compañía en la que actuaban sus padres se presentó
durante toda una temporada de verano en el teatro 18 de Julio de Montevideo,
decidiendo el matrimonio Rodríguez de Mendoza permanecer allí para continuar
durante un tiempo su actividad artística. Sin embargo, en 1932 se produjo el
inesperado fallecimiento de su padre, lo que obligó a la entonces joven viuda
y al pequeño a afincarse en la capital uruguaya, donde éste cursó toda la
escuela primaria.
Recién en
el año 1936, su madre decidió regresar a Buenos Aires, radicándose en el
barrio de Barracas, en el que Oscar completó su educación primaria en el
Colegio García.
Dos años
más tarde, cuando contaba con catorce años de edad, debutó como cantor en la
orquesta característica de Antonio Felice, músico de Lanús, en la que se
alternaban tangos con otros ritmos bailables. En 1943, Julio Jorge Nelson y
radio Mitre organizaron un concurso de orquestas típicas en el Luna Park,
participando al frente de un conjunto un hermano del director Graciano Gómez,
contando como cantor con Ferrari, quien tras una destacada interpretación del
tango Alma de bohemio fue incorporado por Juan Caló a su orquesta, la
que actuaba en la boite La Colmena del barrio de Chacarita.
Luego de un
año de permanencia con Juan Caló, se incorporó a la orquesta de Alfredo
Gobbi, presentándose en el café Marzotto y el dancing Sans Souci.
Al cabo de
cuatro meses de su ingreso a esta formación, debió incorporarse al servicio
militar, etapa que le demandó dos años, debido a que cumplió esa obligación
en la Marina de Guerra.
De todos
modos, durante ese período pudo formar parte de un trío al que sus
integrantes —el pianista Alberto Suárez Villanueva, el guitarrista Adolfo Berón
y él— denominaron Los Cantores de América, actuando durante seis meses en el
cabaret Chantecler.
Cumplida su
obligación en la Armada, se incorporó a la orquesta de Edgardo Donato, con
quien permaneció durante los años 1947 y 1948, etapa en la que el mencionado
director no efectuó grabación alguna, aunque actuó en radio El Mundo y en
diversos salones.
Lo
destacable de su participación en la orquesta de Donato es, además de su
consolidación profesional —especialmente, a partir de su actuación en la
mencionada emisora radial—, la incorporación a su repertorio del tango Galleguita,
que de ahí en adelante pasó a ser una de sus más grandes creaciones.
Actuó luego
durante un mes con Astor Piazzolla, con quien se presentó en el Tango Bar y nuevamente
en radio El Mundo, actividad a la que puso fin el propio director, al disolver
su orquesta para realizar su primer viaje a Europa.
En 1949,
llegó a Ferrari la oportunidad de ingresar a la orquesta de José Basso en
reemplazo de Ricardo Ruíz, el otro tenorino del tango al que mencionáramos al
comienzo de esta reseña.
En la
orquesta del destacado ex pianista de Troilo, Oscar compartió el rubro de
cantores con Francisco Florentino, presentándose con gran éxito en el café
La Armonía.
Su participación
en esta orquesta se prolongó hasta el año 1955, siendo el otro cantor Jorge
Durán, cuando de la formación se retiró Florentino. Durán y Ferrari fueron
verdaderos puntales del crecimiento de la orquesta de Basso, produciéndose en
el caso específico de Ferrari su debut en el disco a través del tango de
José Tinelli y Manuel Ferradás Campos Será una noche.
Sus
registros discográficos en esta agrupación alcanzaron en una primera etapa a
un total de diez temas en discos de 78 revoluciones por minuto para el sello
Odeon, incluyendo entre ellos un dúo con Jorge Durán —la milonga del propio director
y Eduardo P. Maroni titulada Payada criolla— y luego diez temas más
para un disco larga duración editado por ese mismo sello, entre ellos los
tangos Te odio, de Francisco Pracánico y Celedonio Flores —que ya
había sido grabado en uno de los discos de 78—; Venganza, perteneciente
a Luis Rubistein, un nuevo éxito que lo acompañó durante toda su
trayectoria, y Ronda de ensueños, una adaptación del famoso vals de
Raúl Capablanca e Ivanivici, registrado también a dúo con Durán.
En ese
lapso, la orquesta, con Ferrari y Durán como cantores, se presentó en radio
Belgrano, en los cafés Marzotto y Tango Bar, en bailes en clubes y en giras
por el interior del país y en el Uruguay, país en el que actuaron con gran
éxito.
Desvinculado
de Basso en 1955, se incorporó en ese mismo año a la orquesta que terminaba
de formar Armando Pontier, a poco de disolverse la recordada formación que
este director condujera con Enrique Mario Francini. En este caso, el rubro de
cantores lo compartió con Julio Sosa.
También con
Pontier realizó innumerables presentaciones en Buenos Aires y el interior del
país, además de realizar nuevas grabaciones; tres para discos de 78
revoluciones editados por el sello RCA Victor y posteriormente seis para un
larga duración del sello Armani y otros seis que fueron incluidos, a razón de
tres en cada uno, en sendos long play correspondientes al sello Columbia.
En 1960, se
desvinculó de Pontier, iniciando su carrera de solista, desarrollando entonces
durante la década del sesenta una intensa actividad, como por ejemplo la gran
cantidad de presentaciones en Buenos Aires y el interior del país, acompañado
siempre por prestigiosos directores como Miguel Nijenson, Oscar de la Fuente
—con quien grabó los tangos Humillación y Vida mía para el
sello Doma—, Jorge Dragone —con quien registró el tango Alma en pena—,
Ricardo Martínez y Pascual Mamone.
Ya en 1973,
fue contratado nuevamente por Armando Pontier, a fin de incorporarlo como
cantor del sexteto que acababa de formar. Con esta agrupación, se presentó en
Capital Federal —en el salón del Marabú— y en otros locales del interior y
también de Paraguay, además de realizar seis grabaciones para el sello Music
Hall, entre ellas una nueva versión de su viejo éxito Venganza, siendo
los cinco restantes el vals Yo tengo una novia, de Héctor Marcó y
Centeno, y los tangos El momento soñado, perteneciente al mismo
Pontier; No hables mal de las mujeres, de Alberto Margal; La melodía
de nuestro adiós, de Carmelo Santiago, y Desencanto, el clásico de
Discépolo y Luis César Amadori.
El rubro de
cantores lo compartía ahora con Carlos Casado.
En ese mismo
año 1973, interrumpió brevemente su actuación con Pontier a fin de integrar
una delegación tanguera que viajó a la ciudad colombiana de Medellín, para
presentarse en el IV Festival del Tango. A su regreso, se reincorporó al
sexteto de Pontier, con quien permaneció hasta el año siguiente, en el que
retornó a su condición de solista, presentándose poco después nuevamente en
Colombia, junto con Jorge Casal y Carlos Alcorta, en una actuación que duró
un mes.
En febrero
de 1977, encabezó el elenco de la boite Caribean, en Mar del Plata, junto con
Alfredo Belusi y María Garay, y en 1985 fue galardonado con el premio el
Zorzal de Oro, auspiciado por el programa Argentina de noche.
En 1986,
volvió a presentarse en Mar del Plata, en esta ocasión en el Hotel
Tourbillón, con un elenco en el que también estaban Alberto Podestá,
Reynaldo Martín y el bandoneonista Pascual Mamone, entre otros.
En 1987,
grabó acompañado por una agrupación dirigida por el pianista Ricardo
Martínez, con la que participó en la edición de un total de tres casetes,
los que se completaron con temas cantados por él y por sus colegas Osvaldo
Ribó, Juan Carlos Cobos y Carlos Aguirre.
Ya en 1989,
fue distinguido con el premio Discepolín de Oro.
Por otra
parte, en la década del ochenta, había comenzado a escribir poesías y
cuentos cortos en los que volcaba su larga experiencia en los ambientes
nocturnos donde desde hacía cuatro décadas venía desarrollado su actividad
de cantor. Así fue como publicó dos libros, titulados Versos de amor y
barricada e Historias de cabaret.
A fines de
esa década, actuó en el programa televisivo Grandes Valores del Tango,
presentándose también en tradicionales locales de Buenos Aires y Mar del
Plata.
A partir de
agosto de 1991, participó en un espectáculo teatral en la ciudad de Montevideo
titulado Los Maidana están cantando, junto con el vocalista uruguayo
Carlos Maidana y el hijo de éste.
En 1995,
ingresó a la orquesta de Beba Pugliese, con la que intervino en la grabación
de dos discos compactos, en este caso junto con la joven cantante Mónica
Sacchi. Entre las grabaciones que efectuó con la orquesta de la hija de don
Osvaldo Pugliese, se incluyeron Mala suerte, Como dos extraños
y, una vez más, su viejo éxito Venganza.
Su
actuación continuó ininterrumpidamente durante los años siguientes,
recordándose entre tan intensa actividad una presentación en Santa Fe a fines
de junio de 1996, ciudad en la que volvió a actuar en mayo de 2008, tan sólo
tres meses antes de su fallecimiento, producido el 20 de agosto de 2008, once
días después de haber cumplido 84 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de
tango; Tomo II
biografia
Comentarios
Publicar un comentario