Bandoneonista y compositor nacido en la ciudad de Rosario el 28 de octubre de
1907, curiosamente el mismo día en el que viera la luz Miguel Caló en la
Capital Federal. El destino quiso así que juntos llegaran al mundo un
compositor y un director que con su orquesta popularizaría varios de los
grandes temas de aquel.
Atraído
desde niño por la música, pese a la humilde condición económica de su familia,
sus padres no escatimaron esfuerzos para darle una educación musical acorde a
la vocación y al talento que para esa actividad muy pronto manifestara. Así, en
su ciudad natal concurrió a un conservatorio del que egresó con muy buenos
conocimientos como intérprete del violín.
Cuando tenía
18 años, junto con su familia se mudó a la localidad bonaerense de San Fernando,
en la que dio inicio a sus estudios de bandoneón, primero con un profesor de
apellido Gómez, para más tarde perfeccionar sus conocimientos como discípulo
nada menos que de Carlos Marcucci, uno de los más celebrados intérpretes de ese
instrumento en toda la historia del género y creador además, junto con Félix
Lipesker, de un método de enseñanza del instrumento al que Aníbal Troilo
calificó como el más completo que había llegado a su conocimiento.
Pasados sus
veinte años, Dames se mudó al barrio de Pompeya, en el que viviría por el resto
de su vida. Empezó allí su actividad integrando varios tríos y cuartetos, hasta
que en 1931 participó en una formación dedicada exclusivamente a la
interpretación del tango que conducía el bandoneonista Carlos Tirigall.
En 1932
ingresó a la fila de bandoneones de la orquesta de Julián Divasto, la que
ejecutaba temas populares y sinfónicos con arreglos que estaban a cargo del
propio director.
Dos años más
tarde formó con el pianista Rolando Dodero el dúo Las Dos D, participando
en audiciones de Radio Excelsior. La actividad del dúo prosiguió en la emisora La
Voz del Aire.
Disuelto el
dúo, Dames constituyó su propia formación, llamada precisamente Dames y Sus
Paisanos, la que en esa primera etapa tuvo efímera duración, si bien años
más tarde volvió a constituirse para realizar algunas grabaciones para el sello
Philips.
A partir de
1940 integró como bandoneonista en forma sucesiva las orquestas de Anselmo
Aieta, Rodolfo Biagi, Atilio Bruni, el pianista compositor del hermoso tango Gime
el viento y el popular vals Señora princesa, Juan Canaro, Emilio
Orlando, Ricardo Pedevilla y Francisco Rotundo, y participó en las orquestas
que acompañaron a los cantores Andrés Falgás, Roberto Flores, Héctor Palacios,
Roberto Rufino y Alba Solís.
Paralelamente a todas estas actuaciones, con frecuencia formó algún trío,
flanqueado su bandoneón por dos guitarras. Culminó esta actividad en el año
1957, actuando en Radio El Mundo integrando un trío con los guitarristas
Vicente Spina y José Sabino.
Su labor como intérprete del bandoneón prosiguió integrando diversas
formaciones que actuaban en radios y en los locales tangueros que a partir de
la segunda mitad de la década del sesenta comenzaron a surgir en reemplazo de
los tradicionales cabarets, prolongándose hasta el año 1982, oportunidad en la
que se presentó en el local tanguero La Farola, que pertenecía por
entonces a Mario Ponce de León, cantor uruguayo que integró la orquesta de
Mariano Mores.
De todos
modos, Dames siempre consideró que su fuerte estaba en la composición, por
encima de la dirección de grupos, aspecto para el que juzgaba no tener la
personalidad necesaria y también de la interpretación, pese a que en este
aspecto quienes conocieron su actividad en las orquestas que mencionáramos anteriormente
no han dejado de destacar que su actuación cubrió siempre holgadamente las
expectativas de quienes condujeron esas formaciones.
Acorde a esa
convicción, sus esfuerzos estuvieron orientados fundamentalmente a componer
hermosas melodías para el tango, la mayoría de las cuales aún perduran y han
dado lugar a que se lo reconozca como uno de los creadores más recordados de
los grandes éxitos de la insuperable década del cuarenta.
En un
reportaje concedido a Pascual Astarita en el año 1983 y que éste reprodujo en
su libro Estos fueyes también tienen su historia, editado en 1987, Dames
relataba que para componer nunca comenzaba apoyándose en el bandoneón, dado que
las melodías le surgían espontáneamente en la calle, en un medio de transporte
o en cualquier lugar donde entonces se encontrara. Entonces escribía
rápidamente la melodía que mentalmente acababa de crear, para luego sí
desarrollarla musicalmente.
Surgieron así verdaderos hitos del género, a los que pusieron versos varios de
sus más afamados poetas.
La primera
de sus composiciones fue el tango Tristeza marina, con letra de Horacio
Sanguinetti, estrenado en el disco por la orquesta de Carlos Di Sarli con la
voz de Roberto Rufino el 7 de septiembre de 1943.
Su
asociación con Sanguinetti, gran letrista de los años cuarenta, se prolongó
luego en otros temas de notable repercusión, como lo fueron los tangos Los
despojos, grabado por Miguel Caló con Raúl Iriarte en el año 1947, Por
unos ojos negros, último registro discográfico de la orquesta que codirigían
Francini y Pontier, realizado con la voz de Roberto Florio el 21 de julio de
1955, Milagroso, del que no conocemos registros discográficos, y Nada,
el más célebre de los tangos de Dames y además una de las grandes producciones
del género en la primera mitad de los cuarenta.
Nada registra más de 250 grabaciones concretadas por
diversos intérpretes, a partir del inolvidable registro que realizó la orquesta
de Miguel Caló con la voz de Raúl Iriarte el 9 de marzo de 1944. Entre las más
recordadas versiones posteriores no puede soslayarse la particular
interpretación que casi veinte años más tarde hizo del tema Julio Sosa con el
acompañamiento de la orquesta de Leopoldo Federico.
Y si de
interpretaciones particulares de este tango se trata, también cabe la mención
de la menos difundida pero digna de ser escuchada grabación que para el sello
Music Hall dejó Fulvio Salamanca con su orquesta y el cantor Luis Roca en el
año 1964.
Con versos
de José María Contursi, pertenece a Dames la melodía de Tú, otra hermosa
composición que en este caso estrenó en el disco la orquesta de Aníbal Troilo
en impecable versión realizada el 26 de octubre de 1949, en la que fue la
última participación en el disco de Edmundo Rivero como cantor de esta célebre
formación orquestal, como así también la última grabación de la primera etapa
de ésta en el sello RCA Victor.
También con
poesía de Contursi, Dames escribió la melodía de Fulgor, tango que
Carlos Di Sarli grabó con la voz de Oscar Serpa para el sello Music Hall en el
año 1953.
Brindemos en silencio y Mientras vuelve el amor completan la
lista de sus colaboraciones con el inolvidable Catunga.
Fuimos es sin dudas otro de sus grandes aportes al tango. La
composición, que lleva versos de Homero Manzi, fue grabada por primera vez el 28
de marzo de 1946 por la orquesta de Osvaldo Pugliese con el cantor Roberto
Chanel.
Tan lejos, un tango que compuso con versos de Marvil, fue a su
vez llevado al disco por la excelente orquesta de Alberto Mancione con las
voces a dúo de Héctor Alvarado y Jorge Ledesma, el 5 de julio de 1954. De
inspirada melodía, es uno de esos inexplicables casos de temas hoy casi
olvidados que por su calidad debieron tener mucha mayor difusión.
Un caso muy
similar al anterior es el de su tango Detrás del turbio cristal, cuya
poesía pertenece a Cátulo Castillo. El tema ha sido destacado como muy bello,
tanto en su poesía como en su música por quienes tuvieron oportunidad de
escucharlo a través de interpretaciones realizadas en actuaciones en vivo por
el cantor Roberto Rufino. Sin embargo, al no haber sido llevada al disco ni por
éste ni por ningún otro intérprete, la composición no ha tenido la
trascendencia que quienes han podido disfrutarla consideran ameritaba.
Con versos
de Abel Aznar, escribió la música de Sin ti, con los de Héctor Marcó la
de Horizonte azul y con letra del médico y poeta Juan Tiggi compuso La
luna cae en San Telmo.
Entre sus
obras instrumentales se destacan El buscapié, llevada al disco para el
sello Odeon por la orquesta de Osvaldo Pugliese el 1° de diciembre de 1947, Muy
picante, composición de colorido ritmo como su título permite imaginar y
que fue grabada por Rodolfo Biagi para el sello Columbia, y Brisas de mar,
de la que no conocemos grabación alguna.
Las
enfermedades propias de la ancianidad acotaron sus actividades hasta que una
crisis cardíaca puso fin a su vida el 17 de junio de 1994.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de
tango; Tomo I
biografia jose
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