Rodolfo Mederos - Biografía


Bandoneonista, arreglador, director y compositor nacido en el barrio de Constitución en Capital Federal el 25 de marzo de 1940.

Su infancia transcurrió en Entre Ríos, provincia desde la que se trasladó a Córdoba a fin de estudiar biología, al mismo tiempo que profundizaba su aprendizaje del bandoneón hasta transformarse en un virtuoso intérprete de ese instrumento.

Formó sus primeros conjuntos musicales a partir de 1960 con la finalidad de presentarse en radios de la provincia de Córdoba y en la televisión.

Una de sus primeras formaciones, el octeto Guardia Nueva trascendió de tal modo que llegó a conocimiento de Ástor Piazzolla, quien al escucharlo le propuso que se trasladase a Buenos Aires a lo que Mederos se negó dada su intención de completar sus estudios universitarios.

Pocos años más tarde, al regresar Piazzolla a Córdoba en el marco de una gira en esa provincia, invitó ahora a Mederos a participar en sus recitales.

En 1965, Mederos egresado ya de la Universidad con su título de ingeniero, decidió viajar a Buenos Aires a fin de grabar su primer disco, al que se tituló Buenos Aires, al rojo donde alterna obras de Juan Carlos Cobián y Piazzolla con temas propios.

Eduardo Rovira le brindó de inmediato su apoyo, presentándolo en el local Tango 66.

Luego de pasar dos años fuera del país, primero en Cuba y luego en Francia, regresó a la Argentina y en 1968 se incorporó a la nueva formación de la orquesta de Osvaldo Pugliese, quien debió reemplazar a seis de sus músicos que habían emigrado de la agrupación a fin de formar el Sexteto Tango.

En la orquesta del compositor de La Yumba, Mederos integró una brillante fila de bandoneones con Arturo Penón, Daniel Binelli y Juan José Mosalini, permaneciendo en la agrupación hasta 1972, año en el que comenzó su tarea de arreglador en el Quinteto Guardia Nueva, del que Mosalini y Binelli formaban parte.

Poco después, fundó un nuevo conjunto, al que denominó Generación Cero, de línea sumamente innovadora porque su sonido intentaba concretar una triple fusión entre el jazz, el rock y tango, a partir de arreglos nada convencionales.

Pese a estas innovaciones a la música ciudadana, poco a poco el conjunto fue ganando a un sector del público con inquietudes alejadas de los moldes tradicionales del género.

En 1976, apareció el primer disco larga duración del grupo, un recordado trabajo al que se tituló Fuera de broma, cuyo estilo era notoriamente inconformista y audaz.

Sucedieron a este disco los álbumes De todas maneras, en 1977; Todo hoy, al año siguiente; Buenas noches, Paula, en 1983; Verdades y mentiras, de 1984, y Reencuentros, dado a conocer en 1989.

La nueva propuesta estética y estilística de Mederos se fue consolidando a través de estos trabajos, de modo tal que su trascendencia y su personalidad artística fueron logrando el reconocimiento del público, especialmente en el extranjero.

Ya en la primera mitad de la década del noventa, sus grabaciones se plasmaron en una nueva serie de discos compactos, realizadas con distintas agrupaciones.

Surgieron entonces los álbumes Tanguazo, en 1993; Carlos Gardel, en el año siguiente, y Mi Buenos Aires querido, realizado con un trío en el que participó el gran pianista Daniel Barenboim, en 1995. En este último, se incluyeron Las cuatro estaciones y Adiós Nonino, de Astor Piazzolla; A fuego lento, A don Agustín Bardi y Aquellos tangos camperos, de Horacio Salgán; La moza donosa, de Alberto Ginastera; El día que me quieras y Mi Buenos Aires querido, célebres tangos de Gardel y Le Pera, el último de ellos destacado como título del disco.

En 1995, dio a conocer el disco compacto titulado El día que Maradona conoció a Gardel, al que siguió El tanguero, en 1998, en el que incluyó Caminito, de Juan de Dios Filiberto, junto con varios clásicos de Gardel y Le Pera, como Cuesta abajo, Melodía de arrabal, Golondrinas y El día que me quieras, mezclados con obras del propio Mederos como Tanguazo, Un tanguito para Valentín, Todo ayer y Nuestros hijos.

Las grabaciones de ese compacto contaron en algunos temas con la participación del quinteto que había constituido con el pianista Hernán Posetti, el violinista Damián Bolotín, el guitarrista Armando De la Vega y el contrabajista Sergio Rivas, mientras que en otros las interpretaciones estuvieron a cargo de la orquesta de cuerdas que formó con Mauricio Marcelli, Ely Khayat, Fernando Suárez Paz y Fernando Morelli, como primeros violines; Julio Graña, Miguel Ángel Bertero, Sergio Polizzi y Julio Perussini, como segundos violines; Mario Fiorca y Aby Rojze, en violas, y Carlos Nozzi y Oscar López Echeverría, en violoncellos, bajo la conducción de Gabriel Sorín.

A este álbum le sucedió al año siguiente Eterno Buenos Aires, en cuyas grabaciones participó únicamente el quinteto que intervino en las grabaciones del compacto anterior.

En el año 2000, se editó el disco compacto Tango Mederos–Brizuela, a dúo con el guitarrista Nicolás Colacho Brizuela, en el que se incluyeron impecables versiones de temas clásicos del género como El Marne, Ojos negros, Ventarrón, Flores negras, Milonguita, El choclo, Sur, Chiqué, Margarita Ghautier y Nunca tuvo novio; los valses Flor de lino y Desde el alma, y la Milonga de mis amores, de Pedro Laurenz.

En ese mismo año, se publicó otro álbum en el que grabó la música de la película Las veredas de Saturno que había compuesto veinte años antes. En la primera década del siglo XXI, Mederos trabajó con su Orquesta Típica y a partir del mes de mayo de 2006 comenzó el registro de una trilogía de discos compactos editados bajo los títulos de Comunidad, Soledad e Intimidad, en el que se incluyeron veintiún temas.

En Comunidad, las interpretaciones estuvieron a cargo de la orquesta típica, en Soledad incluyó solos de bandoneón a su cargo, y finalmente, en Intimidad las versiones estuvieron a cargo de un trío que se completaba con el guitarrista Armando de la Vega y el contrabajista Sergio Rivas.

En este último disco, se incluyeron clásicos del género que Mederos ha considerado fundamentales en la evolución de los mismos, interpretándolos en «estado puro», es decir manteniendo en lo posible las ideas originales de sus compositores sin el agregado de arreglos que modificasen esas ideas primigenias.

Sin embargo, en el caso de El caburé, agregó a una primera interpretación basada en el pentagrama escrito por Arturo de Bassi cuando compuso el tema en la segunda década del siglo xx, otra de sólo veinte segundos de duración que consiste en un nuevo final basado en un arreglo actual.

Otros clásicos incluidos en el álbum fueron La biblioteca, viejo tema de Augusto Berto; Don Goyo, de Luis Berstein; Loca bohemia, de Francisco De Caro; Arrabal, de José Pascual, La última curda, de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo; Mal de amores, de Pedro Laurenz, y el vals La loca de amor, de Pascual De Gullo, entre otros.

Se incluyeron además en el trabajo piezas que habitualmente no habían sido grabadas por formaciones tangueras, como el chamamé Merceditas, que sólo reconocía como antecedente en el género el registro realizado en el año 1958 por la Orquesta Símbolo Osmar Maderna, y la ranchera La mentirosa, perteneciente a Luis Padula. Completaba el álbum un tema cantado por Ariel Ardit, Se muere de amor, hermosa melodía de Pedro Maffia con versos de Cátulo Castillo.

Los tres long play fueron reunidos luego en un único compacto llamado precisamente Comunidad, Intimidad, Soledad, en cuya lámina Mederos explica que la Comunidad está representada por la orquesta típica, la Soledad son los pensamientos y sus fantasmas con quienes dialogar a través de sus solos de bandoneón, e Intimidad refiere a las confidencias más hondas con los amigos, que es precisamente el carácter que otorga a los integrantes del trío.

También ha brindado marco musical al cantaor de flamenco Miguel Poveda, quien interpretó tangos clásicos acompañado por el bandoneón y la orquesta típica de Mederos en presentaciones realizadas en el espectáculo Diálogos, estrenado en enero de 2006 en Sevilla, llevado luego a Barcelona, Madrid y al teatro Colón de Buenos Aires, en una función realizada el 3 de septiembre de ese año. En 2007, la grabación de esta función fue editada en un disco compacto.

Poveda participó también en el ya mencionado disco compacto Comunidad, en el que interpretó Fuimos, aquel tango de los años cuarenta debido a la inspiración de José Dames y Homero Manzi.

A fines de junio de 2010, al frente del mismo trío, participó en el III Congreso Iberoamericano de Cultura, desarrollado en la ciudad colombiana de Medellín, oportunidad en la que realizó polémicas declaraciones sobre el estado de salud del tango en la actualidad, manifestando entonces que el mismo se encuentra «en estado de coma», como consecuencia, según su opinión, de la ausencia de nuevas propuestas que impidan «el agriesamiento del género».

La actividad del trío continuó en el teatro L’ Auditori de Barcelona, en el que realizó el estreno mundial del espectáculo Del amor, en el que también participó el poeta Juan Gelman, quien leía en el escenario sus poemas acompañado por el conjunto musical interpretando temas pertenecientes a Mederos.

Las actuaciones del trío prosiguieron en el teatro Alter Oper de Frankfurt, trasladándose luego a París y luego, para culminar el periplo, a Palma de Mallorca.

El lunes 30 de mayo de 2011, Mederos con su trío se presentó en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral en la ciudad de Santa Fe, dando brillante culminación del ciclo Lunes en el Paraninfo que anualmente se desarrolla en ese hermoso recinto.

Mederos ha musicalizado además diversas películas comenzando con Crecer de golpe, de Sergio Renán en 1976; para proseguir luego con la ya mencionada Las veredas de Saturno, film dirigido por Hugo Santiago en 1986; Memorias y olvidos, con dirección de Simón Feldman al año siguiente; Después de la tormenta, dirigida por Tristán Bauer en 1991; Diario para un cuento, de Jana Bokova en 1997; Sus ojos se cerraron, de Jaime Chávarri en 1998, y Contraluz, con dirección de Bebé Kamin en el año 2001.

Por otra parte, en una clara manifestación de su ductilidad y adaptación a las distintas modalidades musicales, ha colaborado en la grabación de discos de intérpretes de otros géneros, como el grupo Almendra, Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta y Joan Manuel Serrat, con quien colaboró en 1994, en dos temas del disco Nadie es perfecto y más recientemente en el disco titulado Canciones.

Entre muchas otras, las composiciones más conocidas de Mederos son Tanguazo, Un tanguito para Valentín, Todo ayer, Un viaje en taxi, De todas maneras, Nuestros hijos, Fuera de broma, Paula viene, Fuera de mí y Homosapiens, la mayoría de ellas ya recordadas a lo largo de esta reseña porque formaron parte de sus distintos trabajos discográficos.

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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