Su verdadero nombre era Domingo, el que cambió por Roberto, manteniendo su apellido real.
Su debut profesional se produjo a mediados de la década del veinte, en los teatros Segundo Coliseo y Select Buen Orden, en forma simultánea. En 1926, debutó como cantor en el cine Segundo Coliseo y al año siguiente actuó en el cine Astral, ubicado en la calle Corrientes 1639, integrando una orquesta junto a los violinistas Estanislao Sabaresse y Raúl Kaplún, los bandoneonistas Domingo Cuestas y Miguel Caló, el pianista Armando Baliotti y el contrabajista Luis Adesso, con la que en ese año de 1927 estrenó el tango Esta noche me emborracho, de Enrique Santos Discépolo.
En 1928, formó parte de la embajada tanguera que dirigida por Cátulo Castillo viajó a España para actuar en las ciudades de Madrid, Sevilla y Barcelona. Integraban también esta delegación los hermanos Alfredo, Ricardo y Carlos Malerba, Alberto Cima y Miguel Caló.
A comienzos del año 1929, durante su estadía en España, realizó con la orquesta de Cátulo Castillo un total de trece grabaciones para el sello Odeon, iniciando la serie el día 11 de enero de dicho año, fecha de la grabación de Esta noche me emborracho y Qué vachaché, del mencionado Discépolo.
A su regreso a Buenos Aires, a mediados del año 1930, realizó veintidós grabaciones en carácter de solista, acompañado en algunas por el conjunto de guitarras que integraban Iglesias, Besada y Andrés Arrieta, y otras por la orquesta típica del pianista uruguayo Alberto Castellanos, cumpliendo de este modo con un compromiso contraído con el sello Columbia.
También ingresó a los estudios discográficos, en este caso del sello Odeon, el 19 de julio de 1930 a fin de grabar dos temas como estribillista en carácter de invitado en la orquesta de Francisco Canaro: el tango Titiriteros y el vals A lo lejos.
Siempre en esos meses de intensa actividad, en la segunda mitad de 1930 fue también vocalista de la orquesta Pedro Maffia, realizando con este último el registro discográfico de los tangos Yira–yira, La mariposa y Estuviste bien Pirulo, cuando esta agrupación comenzó a grabar para el sello Columbia.
A fines de 1930, se incorporó a la compañía de revistas de Manuel Romero y Luis Bayón Herrera, que actuaba en el teatro Sarmiento. Con el elenco de esta compañía, que integraban también Gloria Guzmán, Sofía Bozán, María Ester Gamas y Pedro Quartucci, viajó nuevamente a Europa a comienzos de 1931, ocasión en la que la mayor parte de ellos, aunque no Maida, participó en el rodaje de la película Las luces de Buenos Aires realizado en los estudios de la Paramount en la localidad francesa de Joinville sobre libro de Romero, con la actuación de Carlos Gardel.
En esta segunda incursión por el Viejo Continente, actuó durante un mes con la compañía con la que había viajado, desvinculándose luego de ella para integrarse a la de Celia Gómez, con la que se presentó en Madrid.
Al poco tiempo, ingresó a la orquesta de Juan Bachicha D’ Ambroggio, con la que actuó en Portugal para grabar después en Francia cuatro temas, tres de ellos a dúo con Emilio García. El primero fue el tango Aquellas locuras, escrito por Cátulo Castillo y el propio Maida en homenaje a Carlos Malerba, hermano de Alfredo y de Ricardo, todos integrantes de la orquesta de D’ Ambroggio. Carlos había enfermado cuando la orquesta de Bachicha estaba en Portugal y falleció en Bilbao, cuando estaban dirigiéndose a Francia.
Luego de las grabaciones efectuadas en esas tierras con D’ Ambroggio, Maida ingresó a la orquesta de Manuel Pizarro, con la que ese año realizó tres grabaciones para el sello Pathé en Francia, actuando con esa agrupación en ese país, Bélgica y España.
A fines de 1931, fue contratado por Eduardo Bianco, con quien en 1932 actuó en Alemania estrenando el tango Poema, de Mario Melfi, quien integraba esa agrupación junto con Héctor María Artola y otros importantes músicos.
De regreso a Francia, se reincorporó a la orquesta de Pizarro, con la que emprendió una nueva gira por Alemania de seis meses de duración, actuando en cuatro ciudades de ese país.
Por entonces, también realizó la grabación de los tangos Poema y Carillón de la Merced, con acompañamiento en este caso de la orquesta dirigida por Miguel Orlando, para el mismo sello francés en el que había realizado sus grabaciones con Manuel Pizarro.
A fines de 1932, se desvinculó definitivamente de esta última agrupación con motivo de su regreso a Buenos Aires, a fin de actuar en LR3 radio Belgrano, en actuaciones que se prolongaron durante todo el año 1933, acompañado por el mismo conjunto de guitarras con el que había grabado en 1930.
A mediados del año siguiente, se incorporó como vocalista de la orquesta de Francisco Canaro, con la que comenzó a grabar el 20 de marzo de 1935. En esta nueva etapa con este director, con quien recordemos había estado fugazmente en 1930, grabó un total de ciento ochenta y un temas como cantor de la formación; la última de ellas, el tango Mano a mano, el 13 de diciembre de 1938, la que por otra parte, fue el último registro discográfico de su extensa trayectoria artística.
Además, en la segunda mitad de 1935 había grabado dos temas en carácter de solista acompañado por la misma orquesta de Pirincho, por lo que computando las dos grabaciones de 1930 y las realizadas entre 1935 y 1938, Maida totalizó ciento ochenta y cinco grabaciones con esta agrupación.
La conjunción Canaro–Roberto Maida fue sumamente exitosa, con interpretaciones plenas de matices, producto de la total identificación del cantor a las particularidades de la orquesta.
1935, por ejemplo, fue un año de inolvidables grabaciones realizadas por ambos intérpretes, correspondiendo al mismo los registros de Alma de bandoneón, Cambalache, Ciego, Soledad, Cogote, Victoria, Poema, De puro guapo y el vals Tú y yo, entre otras recordadas versiones.
En los años siguientes, Las cuarenta, Ave de paso, El adiós, Indiferencia, Cara sucia, Desaliento, Madreselva, Romántica, Copos de nieve, La noche que me esperes, Condena, Que nadie se entere, Milonga triste, Olvido y Mano a mano, la ya mencionada última grabación entre otras, son perdurables demostraciones de esa afiatada articulación entre orquesta y cantor.
También, durante esta etapa con Canaro, actuó en las comedias musicales que éste producía con Ivo Pelay. Así, en 1935 intervino en Rascacielos; en 1936, en La Patria del tango, y en 1937, en Mal de amores. Además, participó como cantor en las películas Por buen camino, dirigida por Eduardo Morena, estrenada el 31 de octubre 1935 y Dos amigos y un amor, estrenada el 8 de febrero de 1938, ambas producidas por Francisco Canaro.
Desvinculado de la orquesta de éste a fines de 1938; a partir de 1939 —y hasta 1940— realizó giras a Chile y Brasil, y en 1941, decidió encarar la formación de su propia orquesta, para cuyos arreglos y dirección convocó a Argentino Galván, contando en ella con músicos de la valía de Héctor María Artola y Tití Rossi, en bandoneones; Máximo Mori y Antonio Rodio, en violines, y el contrabajista Francisco de Lorenzo. Se presentó con esta agrupación en radio Belgrano y en el cabaret Dancing Ocean, en este último durante un año y medio.
Luego, a partir de 1943, actuó durante un año y medio en Paraguay y, en 1945, lo hizo por Centroamérica.
Luego, sus actuaciones fueron espaciándose paulatinamente, recordándose una importante reaparición producida entre los años 1978 y 1980, cuando realizó giras a Colombia, Chile, Perú y Ecuador.
En 1968, había ingresado a trabajar en la intendencia de radio Belgrano, cargo que mantuvo hasta su jubilación.
Como compositor, le pertenecen Aquellas locuras y Yo era un novio tranquilo, ambas en colaboración en Cátulo Castillo; Baile de disfraz con Enrique Cadícamo; Sentimiento criollo, con Armando Ballotti; Una vida, con Juan Cruz Mateo; Una burla nomás y Aquel tiempo gris, con Sebastián Piana, y su tema más difundido, Aquellas cartas, tango compuesto en colaboración con Juan Guirlanda, que fuera grabado por Héctor Mauré en su etapa de solista con acompañamiento de la orquesta dirigida por Lito Escarzo, y por la Orquesta Símbolo Osmar Maderna, dirigida por Aquiles Roggero, con la voz de Adolfo Rivas.
Cuando se retiró de la actividad artística en forma definitiva luego de las recordadas giras realizadas entre 1978 y 1980, pasó a ocupar cargos administrativos en SADAIC, entidad en la que a avanzada edad, en diciembre de 1991, seguía desempeñándose.
Su fallecimiento se produjo el 30 de marzo de 1993, veintisiete días después de haber cumplido 90 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II
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