Violinista, director y compositor, es considerado una figura fundamental en el desarrollo estético del tango, al punto tal de reconocerse en la evolución del género a una etapa a la que se la denomina era decareana. A esta etapa se asigna el carácter de una bisagra entre las primitivas formas musicales que la precedieron, englobadas bajo la denominación de la guardia vieja, y las nuevas expresiones desarrolladas a partir de las propuestas musicales de De Caro desde la formación de su célebre sexteto en 1925, propuestas que conllevaban cambios de fondo en aspectos conceptuales del tango.
Había nacido en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1899, siendo el segundo de los doce hijos que tendría el matrimonio formado por José De Caro y Matilde Ricciardi.
Junto con su hermano mayor Francisco, simultáneamente con el inicio de sus estudios primarios comenzaron el estudio de la música, a iniciativa de su padre, dueño de un conservatorio y de una casa de venta de partituras e instrumentos musicales.
Luego de haberse iniciado en el estudio del piano por imposición de su padre, trocó el instrumento por el violín, iniciando sus estudios del mismo con el maestro Fracassi, los que culminó a los once años de edad, comenzando a ofrecer, junto con su hermano Francisco en piano, algunos recitales de música clásica.
En 1915 colaboraba en el conservatorio de su padre, tomando lecciones de solfeo a los alumnos de éste y un año después debutó como violinista del teatro Lorea, en un espectáculo de zarzuelas, el que abandonó al poco tiempo, ante la imposibilidad de realizar esa tarea al mismo tiempo que continuaba sus estudios secundarios en la escuela Nacional Mariano Moreno, perfeccionaba sus conocimientos del violín y colaboraba con su padre en el conservatorio.
Su debut en el tango fue bastante particular, dado que encontrándose en el Palais de Glace una noche de 1917 como asistente a una presentación de Roberto Firpo, fue invitado a subir al escenario y unirse a la orquesta con un violín que le facilitó Agelisao Ferrasano, a fin de interpretar un tema con la ya famosa agrupación.
Su actuación fue excelente y mereció las felicitaciones de Eduardo Arolas, presente en la ocasión. Así, poco tiempo más tarde, a fines de ese mismo año 1917, De Caro debutó oficialmente en la orquesta de Ricardo Brignolo, reemplazando al violinista Bernardo Germino, aquejado por entonces de una enfermedad.
Conoció allí al pianista José María Rizzutti, con quien entabló una relación amistosa y de mutua admiración que perduró hasta la trágica desaparición de éste en enero de 1952.
Cumplido el reemplazo en la orquesta de Brignolo, De Caro fue convocado nada menos que por Eduardo Arolas para formar parte de su cuarteto como segundo violín, junto con el pianista Roberto Goyeneche y Rafael Tuegolls como primer violín.
Poco después Goyeneche fue reemplazado por Rizzutti y además se incorporó Manuel Pizarra como segundo bandoneón, pasando así el conjunto a ser un quinteto, con el que De Caro tuvo la oportunidad de estrenar su primer tango, titulado Mon beguin.
Con el conjunto de Arolas actuó en los cabarets Tabaris, Maxin's y Royal Pigall, además de presentarse en Montevideo durante el verano de 1918-1919, ciudad en la que se reencontró con su hermano Francisco, radicado en ella con motivo –al igual que Julio– de su alejamiento del hogar paterno a causa de la dedicación de ambos a la música popular, sesgo no aceptado por el padre.
De esa primera época ya surgieron de la inspiración de ambos, grandes composiciones, la primera de las cuales fue el siempre recordado tango Mala pinta, al que siguieron otros que no alcanzaron su difusión, como Mi encanto, Pura labia, Don Antonio, Biscochito y La cañada, entre otros.
De regreso de Montevideo, la orquesta de Arolas emprendió una gira por la provincia de Buenos Aires, produciéndose en Tres Arroyos una fuerte desavenencia entre De Caro y Rizzutti con El Tigre del Bandoneón, a resultas de la cual, violinista y pianista se desvincularon del director y regresaron a Buenos Aires, donde ambos, junto con Pedro Maffia y el violinista José Rosita, conformaron un cuarteto para actuar en el café El Parque, sito en pleno centro de Buenos Aires, lugar donde De Caro estrenó dos obras más: Tiny, compuesto con Maffia, del que entre otras existe una recordada versión de la orquesta de Osvaldo Pugliese realizada el 18 de diciembre de 1945, y Pulgarín, escrito en colaboración con Rizzutti.
El próximo paso en la trayectoria de Julio fue su incorporación, junto con Rizzutti, a la orquesta de Osvaldo Fresedo, la que debido a que éste viajó poco después a Nueva York, la agrupación siguió actuando bajo la dirección de Pedro Polito en el Casino Pigall, hasta que al regresar Fresedo este conjunto se disolvió.
De inmediato, De Caro pudo formar su primera orquesta, en realidad una gran orquesta, dado que la integraban cincuenta y seis músicos. Con ella actuó en el Teatro San Martín en los carnavales del año 1921, ocasión en la que estrenó sus tangos Primavera y Todo corazón, este último de gran perdurabilidad.
Luego de esta primera actividad como director, se incorporó al cuarteto que bajo la dirección de Enrique Delfino y con Manlio Francia en violín y Roque Biafore en bandoneón, se presentó en Montevideo, ciudad en la que luego de cumplir con los compromisos contraídos por ese cuarteto, decidió permanecer a fin de actuar en el conjunto dirigido por el famoso bandoneonista uruguayo Minotto Di Cicco, con el que se presentó en el café Welcome, sito en el centro de la capital uruguaya.
A ese conjunto se incorporó poco después su hermano Francisco, en reemplazo del pianista Fioravanti Di Cicco, siendo esta la primera vez que actuaron juntos ambos hermanos, cuya proficua labor en común no tendría interrupción más adelante.
Juntos compusieron por entonces los temas La mazorca y El bajel, mientras que Julio dio a conocer los tangos La farándula, Maridito mío, Jardín florido, Milonga corrida y Minotito, temas que no tuvieron mayor trascendencia posterior.
Durante su permanencia en Montevideo, sin dejar la orquesta de Minotto, también actuó en el cabaret Pigall, reforzando con su violín un conjunto que integraban el bandoneonista Antonio Gutman, el violinista Pedro Aragón y el pianista Roque Ardit.
De regreso en Buenos Aires en el otoño de 1923, se incorporó a un histórico sexteto dirigido por el pianista Juan Carlos Cobián, el que completaban el violinista Agesilao Ferrazzano, los bandoneonistas Pedro Maffia y Luis Petrucelli, y el contrabajista Humberto Constanzo.
Esta agrupación tuvo efímera existencia dado que en agosto de ese mismo año, Cobián resolvió viajar a Estados Unidos, disolviéndose así el conjunto. Sin embargo, ocupa un lugar relevante en la historia del tango por constituir el primer antecedente importante de la transformación instrumental del género.
Encontrándose transitoriamente sin ocupación, en diciembre de ese año, a solicitud de su hermano Francisco, formó con este un quinteto para actuar durante las fiestas de fin de año en residencias aristocráticas de la época. Completaron el conjunto su hermano Emilio como segundo violín, y Pedro Maffia y Luis Petrucelli en bandoneones, al que pronto transformaron en sexteto, incorporando al contrabajista Leopoldo Thompson.
Este fue el origen del célebre sexteto, dado que sus integrantes, cumplidos los compromisos para los que lo habían formado, estaban decididos a mantenerse juntos.
Así, tras actuar a comienzos de 1924 en el café Colón, animaron los bailes de carnaval del salón L'Aiglon, en la calle Florida, con una gran orquesta ampliada a diecinueve músicos, elegidos entre los más capacitados de la época, formada por siete violinistas, ocho bandoneonistas, dos pianistas y dos contrabajistas, entre los que se encontraban, por supuesto, los integrantes del sexteto original.
Luego de esta actuación, conformado el grupo nuevamente como sexteto, completaron su compromiso en el café Colón y el 15 de abril de ese año debutaron en el Vogue's Club, aristocrático local inaugurado en esa fecha en el lugar donde funcionaba el célebre Palais de Glace, siendo al poco tiempo contratados para integrar el elenco del sello grabador RCA Víctor.
Luego de su actuación en el Vogue's Club, el sexteto, que en pocos meses había alcanzado un enorme reconocimiento, se presentó en la Nochebuena de ese mismo año 1924 en la inauguración del cabaret Chantecler, ocasión en la que Julio estrenó sus tangos Buen amigo y Chantecler.
Pocos meses después, a causa de un desacuerdo acerca de la asignación al sexteto del nombre de Julio De Caro, Maffia y Petrucelli decidieron desvincularse del mismo, si bien el primero de los nombrados finalmente depuso su actitud.
En cambio, Petrucelli, que se incorporó de inmediato como responsable de la conducción de la flamante Orquesta Típica Víctor, debió ser reemplazado por Pedro Laurenz, hasta entonces segundo bandoneón de la orquesta de Enrique Pollet, dando así inicio a la que sería la brillante trayectoria de Pedro como uno de los grandes fueyes de este género musical.
En abril de 1925, la orquesta volvió a presentarse en el Palais de Glace, local que ahora había pasado a denominarse Ciro's Club.
En el invierno de ese año, se presentó en ese local el director general de la compañía Víctor, con sede en Estados Unidos, quien regaló a Julio un violín corneta, instrumento de rica sonoridad que este adoptó para sus interpretaciones a partir de ese momento.
El 21 de agosto de ese año, poco antes de finalizar las actuaciones en el Ciro's Club, se produjo el inesperado fallecimiento del contrabajista Thompson, ingresando al sexteto Hugo Baralis, padre del luego reconocido violinista del mismo nombre, reemplazado por Olindo Sinicaldi a partir de las presentaciones en el Teatro 18 de Julio de Montevideo, en ocasión de los bailes de carnaval del año 1926, a quien a su vez reemplazó Enrique Kraus, contrabajista de formación sinfónica, el que se incorporó al sexteto cuando el conjunto inició un brillante ciclo en el cine Select Lavalle.
A mediados de 1926, se alejó Pedro Maffia a fin de formar su propia orquesta, asumiendo Pedro Laurenz el rol de primer bandoneón e incorporándose Arnaldo Blasco como segundo de la fila de fueyes, dando inicio así a la trayectoria de otro excelente intérprete del instrumento.
A ese año 1926 corresponde además la composición de Guardia vieja, tango dedicado al presidente Marcelo Torcuato de Alvear, quien consideraba que las nuevas orientaciones del tango dejaban de lado a aquellos pioneros que la habían dado su inicial impulso décadas atrás.
El 28 de abril de 1927 y hasta fines de septiembre de ese año el sexteto, con el cantor Luis Díaz, permaneció en Brasil, presentándose en el Copacabana Palace Hotel de Río de Janeiro. Allí De Caro dio conocer sus tangos Tierra querida, Olimpia y Copacabana, homenaje este último a sus anfitriones. Ya de regreso en Buenos Aires, junto con su hermano Francisco y con Laurenz, compusieron Mala junta.
En 1928 Vicente Sciarreta se incorporó como nuevo contrabajista del conjunto y en ese mismo año Julio dio a conocer sus tangos Boedo y Moulin Rouge.
Un dato curioso en relación a las grabaciones del sexteto es que en éstas, hasta las realizadas en el año 1930, se desempeñó Manlio Francia como segundo violín en sustitución de Emilio De Caro, en razón de la mayor sonoridad que Manlio imprimía a su instrumento. En efecto, Emilio poseía una gran belleza interpretativa pero con un sonido que resultaba muy exiguo para los requerimientos de los registros discográficos del conjunto.
En 1929, junto con su ingreso al elenco del Real Cine, último cambio de sala cinematográfica de su trayectoria, se produjo la incorporación de José Nisow como segundo violín en reemplazo de Emilio De Caro, cuyo sonido seguía siendo excesivamente apagado para las características del conjunto.
Luego de una exitosa gira por países europeos realizada entre los meses de marzo a septiembre de 1931, en 1932 De Caro decidió una sustancial ampliación de su orquesta, conformando una formación de catorce músicos y el cantor Antonio Rodríguez Resende.
Los violinistas seguían siendo De Caro y Nisow, a los que se agregaron Vicente Tagliacozzo, Simón Reznick y Sammy Friedenthal, mientras que a los bandoneones de Laurenz y Blasco se incorporaron Aníbal Troilo, Calixto Sallago y Alejandro Blasco, y, en lo que constituyeron auténticas innovaciones, junto con Francisco De Caro se agregó José María Rizzutti como pianista y José Sciarreta se incorporó como contrabajista, reforzando la cuerda de su hermano Vicente.
Con esta nueva estructura la orquesta se presentó en el Teatro Astor y luego realizó una extensa gira por el interior del país que se extendió casi hasta fines de ese año 1932.
Además resultó ganadora del Primer Concurso Nacional de Tangos que organizó el diario Crítica. Por su parte el director poco después obtuvo el concurso de compositores realizado en el Luna Park, con su tango El mareo.
En 1934, salvo Francisco De Caro, todo el resto de los integrantes de la orquesta se desvincularon de ella a fin de agruparse en un nuevo conjunto bajo la dirección de Pedro Laurenz.
Así, junto con Julio y Francisco, ahora completaron la orquesta los violinistas Luis Gutiérrez del Barrio y Mauricio Saiovich, los bandoneonistas Carlos Marcucci, Gabriel El Chula Clausi, Félix Lipesker y Romualdo Marcucci y el contrabajista Francisco De Lorenzo, además del estribillista Pedro Lauga.
Al mismo tiempo que dirigía esta agrupación, en 1936 integró el quinteto denominado Los Virtuosos, junto con su hermano Francisco en piano, Pedro Maffia y Ciriaco Ortiz en bandoneones y Elvino Vardaro y él en violines.
El quinteto, cuyos integrantes fueron seleccionados mediante el voto popular, participó en la película Así es el tango y realizó cuatro grabaciones para el sello RCA Víctor: Tierra querida, Chiclana, Un lamento y Boedo, para disolverse en ese mismo año.
En 1937 De Caro encaró una nueva experiencia, la formación de una estructura instrumental de tipo sinfónica, cuyos arreglos se confiaron a los maestros Julio Perceval y Julio Rosemberg.
Su estructura era la de una gran orquesta sinfónica, estando compuesta por 44 profesores. Esta iniciativa se completó ese mismo año con la creación de su Orquesta Melódica Internacional, en la que De Caro incorporó algunos instrumentos de viento y de percusión, con la que actuó hasta 1940 en teatros y locales del país, como asimismo de Uruguay y Chile, además de participar en el film Murió el sargento Laprida.
El estilo que adoptó esta agrupación se puede percibir en grabaciones efectuadas para el sello Odeon de los tangos Fuego, Aquel amor y Derecho viejo.
Formaban parte de su orquesta a partir de 1938 el propio De Caro, José Nisow, Cayetano Puglisi, Luis Gutiérrez del Barrio y Manlio Francia en violines, Carlos Marcucci, Alfredo Cordisco, Calixto Sallago y Pedro Balluati en bandoneones, Francisco De Caro siempre en el piano y Vicente Sciarreta en el contrabajo.
En realidad tanto la formación sinfónica como la orquesta melódica poco agregaron a la excepcional tarea que De Caro con sus sucesivas agrupaciones venía desarrollando desde 1924 con la finalidad de ofrecer profundas transformaciones en la composición y en la interpretación del tango.
Por ese motivo, disuelta la Orquesta Melódica en 1940, el director volvió a la orquesta típica para encarar a partir de entonces actuaciones en extensas temporadas en las radios El Mundo y Belgrano, como asimismo en la animación de veladas en embajadas, residencias aristocráticas y clubes, además de la formación del sexteto para efectuar grabaciones, las que desde 1940 y hasta su retiro definitivo en 1954, realizó en los sellos Pathé y Odeon.
A partir de 1942, De Caro asumió exclusivamente el rol de director de sus agrupaciones, abandonando definitivamente la ejecución del violín.
La orquesta registró entonces los ingresos de Bernardo Weber y Bernardo Sevilla en violines, este último en reemplazo de Gutiérrez del Barrio, y del contrabajista Juan José Fantín sustituyendo a Sciarreta.
El resto de los integrantes eran los mismos que constituyeron la orquesta melódica en 1938.
En 1943 De Caro se vinculó por tercera vez al sello RCA Víctor. En ese mismo año incorporó a su orquesta al cantor Carlos Viván, quien participó en la grabación de tres temas, el primero de ellos el tango Un violín en la noche, perteneciente al mismo De Caro y Enrique Cadícamo.
Por entonces y en ocasión de un viaje a Mar del Plata en automóvil realizado con algunos integrantes de su nueva formación, se produjo la rotura del arranque del rodado y así fue como durante la larga espera del auxilio, De Caro enhebró las notas de su tango El arranque, otra de sus inolvidables composiciones.
El tema surgido a raíz de ese imprevisto percance fue grabado por De Caro con su orquesta algunos años más tarde, el 16 de enero de 1951.
En el año 1949 la orquesta se amplió con la incorporación de los violinistas Pedro Sapochnik y Luis Andrés Álvarez Cuervo, habiéndose retirado sólo Bernardo Sevilla respecto a la integración anterior.
Por su parte, en la fila de bandoneones ingresaron Roberto Di Filippo, Ángel Genta y Alfredo Marcuci en reemplazo de Cordisco y Sallago, con lo que también el grupo de bandoneonistas registró el ingreso de un ejecutante más.
Al año siguiente Di Filippo, músico eximio que se incorporó como oboísta a la Orquesta Estable del Teatro Colón y abandonó la ejecución del bandoneón, fue reemplazado por Ángel Ramos.
Ya en la que fuera la última formación de De Caro, en el año 1953, la fila de violines estaba integrada por Hugo Baralis, José Nisow, Luis Andrés Álvarez Cuervo, Norberto Bernasconi y Abraham Nelburg; seguía interrumpidamente Francisco De Caro en el piano, Carlos Marcucci, Marcos Madrigal, Mario Demarco, Alfredo Marcucci, Alberto Garralda y el juvenil Alfredo Penón eran los bandoneonistas y Ramón de la Plaza fue el último contrabajista de la orquesta.
En estos postreros años de actuación de la orquesta, concretamente en el período abarcado entre 1949 y 1953, la misma llevó al disco 38 registros para el sello Odeon.
Esta serie final constituye aún hoy un valioso testimonio sonoro, en la que el director incluyó nuevos registros de muchos de sus antiguos éxitos, los mismos que alrededor de veinte años antes había grabado sin contar con los medios técnicos con los que podía contar en esta nueva etapa, junto con algunas novedades, entre ellas Aníbal Troilo, homenaje al bandoneonista, director y compositor que había surgido a la fama una década atrás, y Allá en el cielo, melodía que lleva letra de Francisco García Jiménez, que sin embargo en la versión grabada por De Caro no es cantada.
No puede completarse la reseña de la actividad de De Caro sin recordar a los vocalistas que desde 1927 y hasta su disolución pasaron por sus sucesivas agrupaciones. Así, surgen en forma cronológica los nombres de Luis Díaz, Teófilo Ibáñez, Roberto Díaz, Pedro Lauga, Óscar Sacchi, Antonio Rodríguez Lesende, Carlos Viván, Héctor Farell, Agustín Volpe, Roberto Ray, Fanny Navarro, Armando Barbé, Orlando Verri, Pablo Moreno, Roberto Medina, Héctor Boade, Roberto Quiroga, Alberto Lago y Roberto Taibo, quien, como ya se recordará luego, participó en el último registro discográfico de la orquesta.
De entre los mencionados, queremos rescatar del olvido a Agustín Volpe, un cantor de excelente timbre vocal que sin embargo no alcanzó la popularidad que sus condiciones ameritaban, tal como se aprecia en las grabaciones con la orquesta de De Caro de dos composiciones poco recordadas del propio director, pese a su muy buena factura musical: el tango El dilema, con letra de Enrique Cadícamo, y el vals Beatriz, con versos de Mario Gomila. Otro vals de Julio, Mamá, yo quiero casarme, en este caso escrito en colaboración con Carlos Marcucci y con versos de Juan Carlos Thorry, fue llevado al disco con la voz de Héctor Farrel.
Existen también versiones cantadas de tangos de Julio habitualmente difundidos en forma instrumental. Por ejemplo, Buen amigo fue grabado por el Sexteto con la voz de Volpe y Boedo lo fue por la orquesta con la participación de Farrel.
Las dos últimas grabaciones, realizadas en el año 1953, fueron las del viejo tango de Arolas Derecho viejo y Esta canción, cantado por Roberto Taibo.
En 1954, es decir, al año siguiente al de esas postreras grabaciones, en palabras del doctor Luis Adolfo Sierra: «De Caro consideró cumplido el intenso y brillante ciclo de tres décadas dedicadas a la jerarquización artística del tango...» por lo que resolvió disolver su orquesta, dando así fin a su actividad artística, a la que no aceptó regresar más en los veintiséis años que aún le quedaban de vida.
Luego de ese retiro, asumió la dirección del Movimiento de Revalorización del Tango, en momentos en que este comenzaba a sufrir los embates de otros géneros musicales.
En 1962 inauguró el Primer Festival Universitario del Tango, organizado por la Comisión de Cultura del Centro de Estudiantes de Derecho del Uruguay, que se realizó en Montevideo en el teatro Solís, la sala Verdi y el Paraninfo de la Universidad de la República.
En 1964, bajo el título de El tango en mis recuerdos, dio a conocer su libro de memorias, material ineludible para el conocimiento de buena parte de la historia del género. El mismo fue publicado por la Editorial Centurión y contó con el prólogo del joven poeta Horacio Ferrer.
En 1966 integró el jurado del Festival Internacional de la Canción, celebrado en Montevideo, y también en ese año compuso el tango Un silbido en el bolsillo, con letra del poeta Nicolás Cóccaro, tema que integró la recordada producción que Ben Molar editó bajo el título de Los 14 con el tango, en la que fue interpretado por Enrique Dumas.
El mismo Molar produjo en 1975 el álbum Los 14 de Julio De Caro, en el que se incluyeron todos temas de la producción de don Julio.
Siete de ellos provenían de mucho tiempo atrás: Copacabana, El arranque, Boedo, Buen amigo, El monito, Tierra querida y Todo corazón, y los otros siete eran nuevas composiciones, compuestas especialmente para esta producción.
Estas últimas fueron A mi violín corneta, La ciudad que conocí, Violín alucinado, Adiós a la Real, Sin manchas en mi corazón, Si preguntan por mí y Al Buenos Aires que se fue.
En cada uno de los catorce temas actuó un solista invitado: Horacio Salgán, Leopoldo Federico, Enrique Mario Francini, Ernesto Baffa, Colangelo, José Libertella, Cacho Tirao, Ubaldo De Lío, Mario Abramovich, Fernando Suárez Paz, Armando Cupo, Osvaldo Pugliese, Armando Pontier y Simón Bajour, contando además con las voces de Marcelo Biondini, José Antonio López, Rodolfo Morales y Silvia Laura, y palabras a cargo de Ernesto Sábato, viejo amigo y admirador de De Caro.
Finalmente, en 1978 fue designado padrino de Núcleo Tango Santa Fe, entidad creada en octubre de ese año en la ciudad capital de la provincia homónima.
El 11 de marzo de 1980, en Mar del Plata, falleció este músico fundamental del género, exactamente tres meses después de haber cumplido 80 años de edad.
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