Letrista nacido en el barrio porteño de Liniers, el 6 de abril de 1915, siendo su verdadero nombre Reinaldo Ghiso.
Realizó sus estudios primarios en la Escuela Nº 8 del Distrito Escolar Nº 20, habiendo cursado luego estudios secundarios.
Al mismo tiempo, desde muy joven borroneó en sencillas poesías sus observaciones de la realidad y sus sueños juveniles, versos que al cabo de su vida lo transformaron en uno de los más prolíficos autores de letras de tango.
Nunca abandonó su barrio natal, en el que se gestó el equipo de fútbol Oeste Argentino, al que mencionaría luego explícitamente en una de sus más difundidas letras.
Jugó en ese equipo de barrio y también en las divisiones inferiores del club Vélez Sarsfield, actividad que debió abandonar cuando sufrió una seria lesión en una pierna.
Comenzó a trabajar en el frigorífico Lisandro de la Torre como obrero de planta, siendo luego transferido al sector administrativo de la empresa, donde llegó a ocupar un alto cargo, producto de la gran dedicación que siempre exhibió en su vida laboral, la que pudo compartir adecuadamente con su intensa actividad autoral.
Posteriormente, ya desvinculado del frigorífico, se desempeñó como director del sello discográfico Magenta. Sin dejar de lado este trabajo, desde 1940 hasta 1947 fue también presentador y glosador de la orquesta de Osvaldo Pugliese.
Su extensa producción se inició con los versos de Pedazo de cielo, con música de vecino de barrio y amigo, el cantor Roberto Chanel.
Sin embargo, tuvo que esperar hasta el 8 de agosto de 1943 para que una orquesta llevara al disco una letra de su producción. Ese día, Ricardo Tanturi con la voz de Enrique Campos grabó Por eso canto así, con música de su también amigo y vecino de barrio, el bandoneonista Juan Puey.
También con Puey como compositor escribió los versos de Como aquella muñeca, una curiosa historia que fue llevada al disco por la orquesta de Ricardo Tanturi con el cantor Roberto Videla el 26 de enero de 1948.
De todos modos, dentro de sus colaboraciones con Puey la más difundida seguramente ha sido El sueño del pibe, cuya letra dedicó al futbolista José María Arnaudo, amigo de su infancia y compañero en Oeste Argentino, quien tuvo una extensa trayectoria jugando como volante en la primera división de los clubes San Lorenzo de Almagro y Newels Old Boys de Rosario entre los años 1940 y 1949.
El sueño del pibe fue llevado al disco por Osvaldo Pugliese con la voz de Roberto Chanel el 22 de marzo de 1945 y ya en los años sesenta, por Enrique Campos en su postrera etapa de solista.
Otros temas en los que Yiso puso de manifiesto su afición por el fútbol son La número 5, cuya música pertenece al pianista Oreste Cúffaro, y La mascota del barrio, en colaboración con el también letrista Abel Aznar, quien en este caso compuso la melodía.
La número cinco cuenta con una muy recordada versión grabada por Alfredo Gobbi con el cantor Jorge Maciel el 14 de junio de 1951, con la participación del relator Fioravanti en la descripción de un imaginario gol en el que supuestamente participan cinco de los delanteros más conocidos de la época. La mascota del barrio a su vez fue grabada por la orquesta de Pugliese con la voz de Roberto Chanel el 8 de noviembre de 1946.
En realidad, la lista de sus letras para el tango es extensísima, alcanzando muchas de ellas notoria popularidad, pese a las objeciones que algunos comentaristas del género han realizado al enfoque de algunas de ellas.
En tal sentido, Horacio Salas ha manifestado que Yiso recurrió a «demagógicos golpes bajos» y Julio Nudler calificó a su poesía como «poco afortunada».
Sin embargo, en la opinión de quien esto escribe, Yiso ha dejado dentro de su extensa producción importantes aciertos, como por ejemplo la cruda descripción del sufrimiento de los pueblos castigados por la guerra en El soldado, tango cuya música compuso también Roberto Chanel, o la colorida imagen de La porteñita, vívida descripción que realizó en la milonga de ese mismo título y cuya melodía corresponde a Leo Lipesker, tema que constituyera la última grabación de Ángel Vargas, veinte días antes del inesperado deceso del Ruiseñor de las calles porteñas.
Con música de otro cantor que pasara por la orquesta de Pugliese, en este caso la referencia corresponde a Alberto Morán, Yiso escribió la letra de Un tormento, tango que el propio Morán grabó acompañado por la orquesta de Armando Cupo.
Además, durante la extensa trayectoria en la que Morán contó con el acompañamiento dirigido por este pianista grabó varios temas más que llevan letra de Yiso, recordándose por ejemplo el muy hermoso Bailemos, tango que tiene música de Pascual Mamone; Charlemos de amor, con música Roberto Rufino; y las piezas Un cariño y Un infierno, cuyas melodías pertenecen a Francisco Rotundo.
Con Rotundo también colaboró escribiendo la letra del excelente tango Un remordimiento, del que el director hizo una recordada versión grabada con la voz de Floreal Ruiz.
Con Rufino como compositor también escribió la poesía de Vuelve amor, tema que este cantor grabó acompañado por la orquesta dirigida por Leo Lipesker en el mes de abril de 1959, y la de Soñemos, cuya melodía Rufino escribió en colaboración con Roberto Caló, tema que ambos compositores grabaron en sus roles de director y cantor en octubre de 1956.
Pugliese a su vez llevó al disco con su orquesta cuatro de sus temas: El tango es una historia, los ya mencionados El sueño del pibe y La mascota del barrio y Bolero, todos ellos cantados por Roberto Chanel, quien a su vez es el compositor de la música del primero de los temas recordados.
Todas estas grabaciones corresponden a la época en la que Yiso se desempeñaba como presentador de esta orquesta, siendo Bolero, que lleva música de Santos Lipesker y fue grabado el 16 de julio de 1947, el último tema registrado por Chanel con esta agrupación, dado que de inmediato, junto con Yiso, se desvincularon de la misma.
Bolero fue, además, llevado al disco por la orquesta de Ricardo Tanturi con el cantor Roberto Videla el 26 de enero de 1948, en una versión que este vocalista interpretó con muy particular gracia.
En otra de sus colaboraciones con el compositor Santos Lipesker dio a conocer poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial Una carta para Italia, cuya letra describe las esperanzas y expectativas de uno de los tantos inmigrantes que procedentes de una Europa devastada recalaban en la Argentina, sentimientos que Yiso describe a través de una imaginaria carta que el recién llegado a Buenos Aires escribe a su madre, aún residente en Italia.
El tema fue grabado el 24 de marzo de 1948 por la orquesta de Francini y Pontier con la voz de Roberto Rufino y años más tarde en la isla de Cuba por Oscar Alonso, cuando este cantor efectuaba una gira por ese país.
En los últimos meses de 1948, dio a conocer Cuatro líneas para el cielo, con música de Arturo Hércules Gallucci, uno de sus temas más conocidos a partir de los registros realizados por las orquestas tanto de Alfredo De Ángelis con Carlos Dante —concretada el 17 de diciembre de 1948— como de Francini y Pontier con Roberto Rufino, en el canto, el 28 de enero del año siguiente.
Nuevamente con Gallucci como compositor de la música, escribió la letra del tango Estas cosas de la vida, grabado el 25 de junio de 1957 y que constituyera el primer registro para el sello Columbia realizado por la orquesta de Armando Pontier con la voz de Julio Sosa, cuando esta formación pasó al catálogo de dicho sello previa desvinculación con la casa RCA Victor.
Entre los varios títulos que firmó con música de Juan Pomati están Más allá del corazón y Ni tú ni yo, ambos grabados por Alfredo De Ángelis con el cantor Juan Carlos Godoy.
Con música de Simón Bajour, brillante violinista de formación clásica, escribió la letra de Duele más, tema que Bajour firmó con el seudónimo de Tito Simón, el mismo que utilizaba para integrar la orquesta de Di Sarli. La formación del Señor del Tango grabó este tema con el cantor Jorge Durán el 19 de diciembre de 1956.
Lo siento en el alma es otra de sus recordadas letras. Este tango tiene melodía de Roberto Giménez, y fue grabado por José Basso con la voz de Oscar Ferrari, como asimismo por Roberto Rufino en carácter de intérprete, acompañado por la orquesta de Armando Cupo.
Con música del pianista y director Tito Ribero, escribió los versos de Inútil, otra hermosa aunque no muy difundida composición, que fue llevada al disco para el sello Odeon por Miguel Caló con el cantor Roberto Arrieta.
Con el bandoneonista y director Enrique Alessio compartió también una importante cantidad de temas, formando entre ambos uno de los rubros autorales más recordados del género.
La mayor parte de esa producción fue grabada por la orquesta de Juan D’Arienzo cuando Alessio formaba parte de la misma como primer bandoneón durante los años cincuenta. De la extensísima lista de composiciones del binomio, seguramente, las más conocidas son Un vals para mamá y los tangos Papá, Nosotros y Susanita, subtitulado este último con el agregado de Yo me quedo con el tango, un intento de defensa del género en contraposición con la «nueva ola», que aún no había advenido cuando se escribió el tema en la segunda mitad de los años cincuenta, sino enfrentando la irrupción del rock en el país.
También escribió los versos del tango Detrás del camino, primera composición del bandoneonista Alberto Di Paulo, en la que fuera su única colaboración con este prestigioso director y compositor.
Obviamente, la mención completa de los temas que llevan letra de Yiso resulta imposible en el marco de esta reseña, teniendo en cuenta que el total de su obra autoral alcanzó a quinientas treinta y dos letras, de las cuales ciento cuarenta y tres quedaron inéditas; ciento catorce fueron editadas pero no grabadas, y las doscientas setenta y cinco restantes fueron editadas y llevadas al disco al menos una vez por distintos intérpretes, entre las cuales una pequeña porción es la que se menciona en esta reseña.
En tan abundante producción, colaboró con sus versos con importantes compositores, algunos ya mencionados con anterioridad.
A título de ejemplo, puede recordarse que puso letra a melodías compuestas por Francisco Rotundo, Ricardo Tanturi, Miguel Caló, Anselmo Aieta, Santos Lipesker, Arturo Gallucci, Pascual Momone, Abel Aznar (en el ya recordado tango La mascota del barrio, única composición de Aznar, quien habitualmente fue letrista), Edgardo Donato, Roberto Chanel, Alberto Morán, Roberto Rufino, Alberto Podestá, Roberto Giménez, Juan Puey, Ovidio Tití Rossi, Tito Simón, Roberto Caló, Oreste Cúfaro, Ángel Cabral, Juan Pomati y Erma Suárez, entre otros.
Casado el 22 de mayo de 1943 con Sara Rainer, también registró algunas de sus letras a nombre de su esposa. Esto ocurrió por ejemplo en Bien bohemio, tango cuya música pertenece a Juan Pomati y Ovidio Tití Rossi, popularizado por una acertada versión grabada de Julio Sosa en el año 1953 —cuando se desempeñaba como vocalista de la orquesta de Francisco Rotundo—; como asimismo en Pifia y Ruiseñor de Puente Alsina, tangos con música de los hermanos Carlos y Wenceslao Cinosi, llevados al disco por Alfredo De Ángelis con las voces de Oscar Larroca y de Lalo Martel, respectivamente.
También en algunas ocasiones firmó sus versos con el seudónimo de Rianco, como en el caso de Así nació esta milonga, con música de Ángel Cabral, grabada por la orquesta de Alfredo De Ángelis con la voz de Lalo Martel, y el tango No me esperes esta noche, una de sus últimas producciones, tema que fue impuesto por una exitosa grabación de María Graña, existiendo además otra versión grabada en septiembre de 1970 por Alberto Morán con el acompañamiento de la orquesta dirigida por Armando Cupo, cuando ya cerca del final de su trayectoria con este director grababa para el sello RCA Victor.
Yiso escribió además las letras de cuatro valses peruanos que obtuvieron mucha difusión: He visto llorar a Dios, Errante vagabundo, Desagradecida — nuevamente con música de Ángel Cabral grabado por la orquesta de Alfredo De Ángelis con la voz de Lalo Martel— y Desamorada, también con música de Cabral, con registro discográfico de Argentino Ledesma realizado en diciembre de 1962 con el acompañamiento de la orquesta dirigida por Mario Demarco. Este último tema, al igual que Desagradecida, los firmó con el seudónimo de Merlo.
También con este seudónimo rubricó Maldito corazón, otro vals con música de Ángel Cabral. Este tema fue llevado al disco el 29 de septiembre de 1960 por Argentino Ledesma para el sello Odeon con acompañamiento de guitarras.
Este prolífico letrista falleció el 16 de diciembre de 1978, los 63 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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