Cantor nacido el 8 de junio de 1911. Fue una de las voces más importantes del tango, además de concertista de guitarra e inspirado compositor.
Uno de los pocos barítonos del género. Su registro y su particular estilo de fraseo absolutamente personal hizo imposible todo intento de imitación, por lo que, como dice Horacio Salas, puede considerárselo como «el único discípulo de su escuela interpretativa».
Según lo que el mismo Rivero expresó en una serie de charlas mantenidas entre octubre y diciembre de 1985 con el periodista y colega suyo en la Academia Nacional del Lunfardo Roberto Selles, su debut radial se produjo en el año 1929, actuando a dúo con su hermano Aníbal.
Antes, había cantado a dúo con su hermana Lidia Eva, aunque sin llegar a actuar en forma profesional.
En la primera mitad de la década del treinta, fue acompañante del cantor Agustín Irusta y brindó algunos conciertos de música clásica y española en guitarra en radio Cultura.
Al respecto, Rivero manifestó en las charlas a las que se hiciera referencia anteriormente, que su acercamiento los grandes músicos como Schubert, Beethoven, Wagner y Rossini, le permitieron acceder a conocimientos que luego pudo volcar al tango, género al que se incorporó casi de inmediato.
En efecto, en 1935 debutó como cantor de tangos en la orquesta de José De Caro y al año siguiente pasó a la del hermano de éste, Julio. Cuando al poco tiempo se desvinculó de este último, pasó a integrar la formación de Humberto Canaro. Luego de esta actuación y de desempeñar fugaces papeles en algunas películas, por algunos años abandonó la actividad de cantor, para en 1943 incorporarse como primera guitarra del conjunto de guitarras de César Bo.
Sin embargo, en 1944 entonó algunas canciones en radio La Voz del Aire de
Montevideo, interpretaciones que fueron escuchadas por Horacio Salgán, quien de inmediato lo incorporó como cantor de su orquesta.
De todos modos, en esa oportunidad no pudieron grabar por una evaluación negativa que tanto de la orquesta como del cantor realizaran los directores artísticos de la compañía Victor.
Su debut discográfico se produjo en el año 1946, cuando integró el conjunto Los Cantores del Valle, junto con Carlos Bermúdez, ex cantor de Pedro Laurenz y las hermanas Miranda. Estas grabaciones se realizaron en Buenos Aires y fueron editadas en la filial de Colombia del sello Odeon, contando con el marco musical bajo la dirección de José María de Hoyos y la participación de los guitarristas Ubaldo De Lío, Héctor Santos, Enrique Davis y Elvira Tamas.
El reconocimiento masivo de Rivero se produjo en 1947, cuando en reemplazo de Alberto Marino y por intermedio de Carlos De la Púa, ingresó a la orquesta de Aníbal Troilo.
A partir de Yira yira y El milagro, primeras grabaciones que realizara como cantor de esta orquesta el martes 29 de abril de 1947, hasta la última de ellas, el tango Tú, de José Dames y José María Contursi, llevado al disco el 25 de octubre de 1949, se sucedieron veintidós creaciones inolvidables, entre las que se cuenta una interpretación definitiva del tango Sur, la primera de las grabaciones que hiciera del mismo. Dentro de ese total, se incluyen dos grabaciones a dúo con Floreal Ruiz y tres, con Aldo Calderón.
Desvinculado de Pichuco a fin de comenzar a desempeñarse como solista, en 1950 comenzó a grabar en este carácter para el sello RCA Victor con acompañamiento de guitarras. Su primera versión grabada, la que reiteraría once años más tarde en 1961, fue el tango de Hugo La Rocca y Celedonio Flores Audacia, sin dudas uno de los grandes éxitos de su trayectoria.
En ese año, siempre con acompañamiento de guitarras, también grabó Para vos hermano tango, Que se vayan y Primero yo, mientras que con orquesta dirigida por Víctor Buchino dejó versiones grabadas de Margot, La cumparsita, Desdén y El cielo en las manos, este último con música de Astor Piazzolla y letra de Juan Carlos Lamadrid, de estilo clásico, es decir, escrito con anterioridad a la tesitura que Astor impuso a sus composiciones.
En 1951, grabó cinco temas más con la orquesta de Miguel Bucino, entre ellos las muy melódicas canciones No, mi amor, perteneciente al mismo Rivero, y Duerme, de Hugo Gutiérrez y Homero Manzi, fallecido precisamente en ese año. También ese año realizó ocho grabaciones más con acompañamiento de guitarras, entre ellas la milonga Un silbo cualquiera, el vals de Edmundo Zaldívar Vieja casa, y los tangos En la vía, A la luz del candil y A mí dejame en mi barrio.
En 1956, Troilo y Rivero volvieron a unir sus nombres, ahora ambos en carácter de intérpretes, a fin de grabar dos temas en un disco especial de 78 revoluciones que fue editado por el sello TK en el que entonces se desempeñaba la orquesta de Pichuco. El disco incluyó dos de los grandes tangos del director: La última curda y Sur, reedición este último de la inolvidable grabación que ambos habían realizado siete años antes.
En 1957, con la orquesta de Horacio Salgán grabó como cantor invitado los tangos La última curda y La casita de mis viejos. Esos registros discográficos se realizaron en la ciudad de Montevideo para el sello Telefunken los días 17 y 18 de julio, y formaron parte de un disco long play de dicha orquesta que se completó con seis temas más a cargo de dicha formación, todos ellos instrumentales.
Al año siguiente, editó como cantor solista para el sello Odeon cuatro temas acompañado por la orquesta dirigida por Carlos Figari, los dos primeros —el vals Absurdo y el tango ¿Dónde estás?— el día 4 de julio y los otros dos —los tangos Imperdonable y Rompe y raje— el 2 de diciembre.
También en 1958, el día 8 de septiembre para el mismo sello grabó con acompañamiento de guitarras dos temas que a la postre serían dos de los grandes éxitos de su trayectoria artística: el tango del cantor Roberto Medina titulado Pucherito de gallina y La señora del chalet, milonga del propio Rivero con letra de Raúl Pagano.
1959 fue un año muy próspero: en enero, se presentó en radio Carve de Montevideo y en ese mismo mes grabó para el sello Odeon los temas Vamos, vamos zaino viejo y Acuarela ribereña, poniendo fin a sus registros discográficos para el mencionado sello.
El 5 de febrero, inició sus presentaciones en España, debutando ese día en radio Madrid y el Teatro de la Comedia, en la capital española. Durante su estadía en la Madre Patria compuso la canción Unidos en colaboración con el recordado Rey del Mambo, Dámaso Pérez Prado, y cumplió un ciclo de exitosas actuaciones que se prolongaron durante seis meses, hasta su regreso a Buenos Aires en el mes de agosto.
Ya en septiembre, se presentó en el Teatro Empire y en un ciclo en radio El Mundo, en el que contó con el acompañamiento de la orquesta estable de la emisora como asimismo del conjunto de guitarras integrado por Pagés, Achával y Carné.
Y a fines de año, dejó grabado un recordado disco long play para el sello Phillips, dado a conocer bajo el título de Fangal. Los temas incluidos fueron en su totalidad de la autoría de Enrique Santos Discépolo, entre ellos el que daba nombre al álbum, un tango que Discepolín había dejado inconcluso al fallecer y cuya letra fue completada años después por Homero Expósito. En las grabaciones contó con el marco orquestal dirigido por Héctor Chupita Stamponi.
En 1960, poco después del fallecimiento de Carlos Di Sarli, puso su voz sobre cuatro registros grabados por la orquesta de este director en 1958, sustituyendo los que originalmente había realizado Jorge Durán. Ellos fueron editados en un disco doble de 45 revoluciones por minuto.
En el año 1961, Edmundo Rivero contó con el marco orquestal de Demarco para la grabación de un disco larga duración en el que se incluyeron catorce temas, editado bajo el título de Tangos que hicieron época. Entre ellos estaban Sur —en la que fue la tercera de las cinco grabaciones de este tema que realizó Rivero—, La casita de mis viejos, Duelo criollo, Malena, Caminito y otros de similar repercusión, los que daban razón al título del disco.
Nuevamente en 1962, Rivero fue acompañado por la orquesta de Demarco, en este caso para la grabación de un disco doble, es decir aquellos que contaban con cuatro temas, dos de cada lado del disco, editado en 45 revoluciones por minuto. Los cuatro temas en cuestión fueron Bronca, que le dio título al disco, tango de Rivero con letra de Mario Batistella popularizado más adelante mediante una grabación de la orquesta de Osvaldo Pugliese con Alfredo Belusi; Pobre rico, de los mismos autores que el tema anterior; Yo creía, perteneciente a Roberto Medina —el mismo compositor de Pucherito de gallina—, y Mangangá, obra de Pedro Maffia y Cátulo Castillo.
En ese mismo año, Rivero acompañado por la orquesta de Demarco grabó otro disco larga duración, el que fue publicado bajo el título de Rivero mano a mano con Celedonio Flores.
Los doce temas incluidos, obviamente todos con letra del Negro Cele, fueron Mano a mano, La mariposa, Corrientes y Esmeralda, Sentencia, Cuando me entrés a fallar, Pa’ lo que te va a durar, Porque canto así, Tengo miedo, Apronte, Mala entraña, Muchacho y Venite conmigo.
En 1962, Rivero se reintegró a la orquesta de Salgán, con la que ahora grabó un disco larga duración en el que se incluyeron doce inolvidables registros: La uruguayita Lucía, La gayola, Al mundo le falta un tornillo, Yo te bendigo, Siga el corso, Canchero, Soy del treinta, Alma de loca, Trenzas, Sueño querido, Acquaforte y el vals A una mujer, cuya música pertenece al aludido director.
En ese mismo año, grabó también dos discos dobles de cuatro temas cada uno y un larga duración titulado Rivero mano a mano con Celedonio Flores, publicado en el año siguiente, en todos ellos acompañado por la orquesta dirigida por Mario Demarco.
En 1964 y 1965, grabó sendos discos larga duración con acompañamiento de guitarras. El primero de ellos se tituló En lunfardo y el segundo Rivero en la intimidad.
En este último año, registró también otro disco larga duración, en este caso integrado por obras de Astor Piazzolla y letras de Jorge Luis Borges. En este trabajo, Rivero fue acompañado por Astor, en algunos casos al frente de su Quinteto Nuevo Tango y en otras, dirigiendo la orquesta que se formó para la ocasión. El álbum fue dado a conocer bajo el título de Rivero, siempre Rivero.
También en 1965, grabó otro disco larga duración que se integró con doce temas, once de ellos con el marco musical dirigido por Roberto Pansera y el restante con acompañamiento de guitarras.
En 1966, fue acompañado nuevamente por Pansera en la grabación de otro disco long play titulado Rivero espectacular.
Junto con sus hermanas Eva y Ligia y su hijo Edmundo, concretó otro long play en 1967 y en este mismo año, fue editado otro disco suyo, titulado En lunfardo, volumen 2, con marco de guitarras.
1968 fue el año de sus discos larga duración Evocando a Gardel y En lunfardo, volumen 3, ambos con acompañamiento de guitarras, y Callejón, con acompañamiento de la orquesta dirigida por el bandoneonista Mario Demarco.
También en este año realizó un exitoso viaje a Japón, acompañado por el Quinteto Gloria, dirigido desde su bandoneón por José Libertella e integrado además por Jorge Dragone, en piano; Lito Gentiluomo, en bandoneón; Claudio González, en violín, y Rafael Ferro, en contrabajo. En este país, grabó en la ocasión, dos temas: Abigató Japón, Abigató y Yo te bendigo, los que junto con las grabaciones de La cumparsita y Sin lágrimas que había realizado para el long play Callejón mencionado en el párrafo anterior, fueron publicados en un disco doble al que se tituló con el nombre del primero de los temas mencionados.
El 8 de mayo de 1969, tuvo lugar la inauguración del mítico local nocturno denominado El Viejo Almacén, del que fuera fundador junto con el maestro Carlos García y el empresario Álvarez Vieyra, y en el que actuó desde su fundación hasta poco antes de su fallecimiento.
El día de la inauguración actuaron los binomios formados por Horacio Salgán– Ubaldo De Lío y Ciriaco Ortiz–Edmundo Zaldívar, además de la orquesta del cofundador Carlos García y los cantantes Félix Aldao y María Cristina Laurenz, estando las presentaciones a cargo de Horacio Ferrer.
A pocos meses de esa inauguración, grabó el larga duración Coplas del Viejo Almacén, contando nuevamente con el marco de guitarras en su acompañamiento.
En 1970, volvió a grabar con la orquesta de Horacio Salgán un long play titulado Entre tango y tango. En este último trabajo con el gran pianista y director, se incluyeron Bandoneón arrabalero, Bajo un cielo de estrellas, Una lágrima, Pan, Lo han visto con otra y el tango que da título al álbum, entre otros temas.
A este trabajo discográfico, le siguió en 1971, el registro de un disco simple acompañado por la orquesta de Héctor Stamponi, integrado por el tango Yo tengo fe, del mismo Rivero, y Poema en gris, perteneciente a Eduardo el Chon Pereyra y Manuel Ferradás Campos.
En ese mismo año, dejó registrado el long play Romance para una vereda, en el que entre otros temas incluyó el tema que dio título al trabajo, perteneciente a su hijo Edmundo, y el tango El jubilado y la Milonga lunfarda, ambas de su pertenencia.
En 1972, dio a conocer un disco titulado Canciones para mi pueblo, con temas del cancionero folclórico, entre ellos varios de su propia inspiración, grabados entre 1966 y el mes de mayo del año de la publicación del disco. En 1973 y 1975, dio a conocer otros dos discos larga duración, titulados Amigos que yo quiero y Lunfa reo, respectivamente.
En 1976, concretó la grabación de otro álbum titulado Todo Rivero, contando en esta oportunidad con el marco musical dirigido por el pianista Osvaldo Tarantino, en el que se incluyeron temas clásicos como Mi canción de ausencia, Yuyo verde, Milonga triste, Griseta, Ninguna y Nieblas del Riachuelo, junto con otros de más reciente composición, como La última esquina, del propio Tarantino y versos de Juanca Tavella o el vals hasta entonces inédito de Edmundo Rivero y José María Contusi titulado Acuérdate.
Ya en 1981, Tarantino volvió a dirigir el acompañamiento de Rivero, en esta oportunidad para la grabación de cuatro temas más (Sur, en la que fuera la quinta versión realizada por Rivero de este tema, Yo soy del treinta, Aquel viejo almacén y Vamos Buenos Aires) los que junto con otros temas grabados por Rivero con anterioridad y con otros acompañamientos fueron editados en otro disco larga duración por el sello ATC.
En 1983, grabó un disco de propia producción con acompañamiento de la orquesta de Leopoldo Federico, el que recién fue editado en 1995 por el sello Polydor, quien lo difundió bajo el título de El último payador. Entre los temas incluidos en el trabajo estuvieron Yira Yira, Cambalache, Amigos que yo quiero, La última curda y Silencio.
En octubre de 1985, realizó sus últimas grabaciones. Ellas fueron dos temas que interpretó acompañado por el trío Los Inmortales de Ayer y de Hoy. Estos registros fueron incluidos en un casete por el sello PGI: uno se titulaba precisamente Los inmortales de ayer y de hoy, tango que pertenece al propio Rivero con versos de José Campos, y Amigos que yo quiero, tango de Hugo Gutiérrez que así Rivero llevó al disco por quinta vez, desde aquella inicial versión que registrara con acompañamiento de guitarras en 1955.
Desde las primeras grabaciones con Los Cantores del Valle en 1946 hasta estas últimas, Rivero dejó 389 registros discográficos, incluyendo los realizados como cantor de las orquestas de Salgán y de Troilo, las cuatro que realizó en 1960 con la orquesta del ya por entonces fallecido Carlos Di Sarli, sobre registros anteriores en los que había participado el cantor Jorge Durán y las realizadas en Japón en 1968.
La tarea de compositor de Rivero incluye los temas Bronca, tango que grabara por primera vez con la orquesta de Mario Demarco, tal como se indicara con anterioridad, y cuyos versos de Mario Batistella se encuentran contextualizados en la angustiante situación vivida en 1962, el mismo año de esa grabación, cuando a partir de la caída del gobierno constitucional del doctor Arturo Frondizi se sucedieron las recordadas asonadas entre grupos internos del ejército; Quién sino tú, Todavía no, Los inmortales de ayer y de hoy, Coplas del Viejo Almacén, compuesto con letra de Horacio Ferrer e infinidad de milongas camperas o lunfardas en las que dejó impreso su inigualable estilo.
Miembro pleno de La Academia Porteña del Lunfardo, en la que ocupaba el sillón que está bajo la advocación de Carlos Gardel, el día 24 de diciembre de 1985 sufrió una miocardiopatía que obligó a su internación en el sanatorio Güemes, en el que falleció veinticinco días después, el 18 de enero de 1986, a los 74 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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