Poeta nacido en Montevideo el 5 de enero de 1920. Su nombre completo era René Federico Silva Iraluz.
Pese a su notable labor como letrista del tango, e inclusive en algún caso también como compositor, Federico Silva fue ante todo periodista y también escritor.
En 1937, se inició en el periodismo como cronista del diario El País, el más importante de Uruguay. Fue luego redactor deportivo del vespertino El Diario, donde firmó sus notas con el seudónimo Esfiel.
En 1938, continuó escribiendo sobre el mundo del espectáculo en la revista Cine Radio Actualidad, en la que permaneció por muchos años. Integró más adelante, entre 1955 y 1965, el grupo de redactores del semanario Marcha, publicación que reunía a intelectuales y políticos, haciendo crónicas relacionadas a la música, en general, y por supuesto, al tango, en particular.
También colaboró con su brillante prosa en las revistas Tangueando, de Montevideo, y Cantando, de Buenos Aires.
Ya como antiguo cronista del diario El País, fue responsable desde 1958 a 1960, de la edición especial que éste realizaba en cada aniversario de la muerte de Gardel, el que era incluido en su Suplemento Familiar.
Con relación al Zorzal, no puede dejar de recordarse que Silva siempre sostuvo su convicción acerca de la nacionalidad francesa del cantor, dejando plasmada esa opinión en gran cantidad de artículos y trabajos en los que se explayó sobre la cuestión, tan controvertida en su país.
Su primer tango, titulado Déjame verte, cuya música y letra le pertenecen, fue escrito en el año 1943.
A él le siguieron Pena de luna, con música de Sebastián Piana; Letra de tango, tema del que le pertenece también la música, y Flor amarga, cuya música compusieron los directores uruguayos José Puglia y Edgardo Pedroza, quienes al igual que al tema anterior lo llevaron al disco interpretado por la orquesta que codirigieron en Uruguay durante muchos años, vocalizado el primero por Francisco Florentino y el segundo, por Oscar Nelson.
El tango Otro regreso, con música del pianista Juan José Paz, y el vals Sonreirás, cuya melodía compuso Eduardo Lalo Etchegoncelay, también fueron llevados al disco por los mencionados directores, contando nuevamente ambos con la voz de Oscar Nelson entonando los versos de Silva.
Sus trabajos como letrista prosiguieron con Sin estrellas, Vencida y Murga de pibes, todas con música de Donato Racciatti, quien los llevó al disco al frente de su orquesta.
En la segunda mitad de los años cincuenta, Silva dio inicio a otra serie de muy exitosos temas, la que tuvo comienzo en 1958 con Hasta siempre amor, sin dudas uno de sus éxitos más perdurables, cuya melodía pertenece también a Donato Racciatti. Este tango fue prontamente grabado por la orquesta de Carlos Di Sarli con el joven cantor Horacio Casares, para quien el tema resultó a la postre una de sus interpretaciones más reconocidas. Carlos Figari con la voz de Enrique Dumas, también lo llevó al disco el 20 de noviembre de ese mismo año.
Más exitoso aún que Hasta siempre amor resultó otra de sus grandes creaciones, escrita ya a comienzos de los sesenta. Nos referimos al difundido tango Qué falta que me hacés, compuesto en la parte musical por Armando Pontier y Miguel Caló, aunque la participación de este último para muchos fue meramente a los fines de asegurar una mayor irradiación del tema. Esta pieza registra innumerables versiones discográficas y ha sido incluida siempre en el repertorio de los cantantes más importantes del género. Su estreno se produjo en una audición en radio El Mundo por parte de la recién entonces bautizada Orquesta de las Estrellas de Miguel Caló, con la voz del cantor Alberto Podestá, el día 15 de abril de 1963.
A estos dos grandes éxitos le siguieron otros temas que si bien no alcanzaron la enorme popularidad de aquéllos, también son recordados a través de registros de distintos intérpretes, como en los casos de los tangos El puente y Amor de verano y del hermoso vals Carrousel, todos grabados por parte de la orquesta de Armando Pontier, compositor de sus respectivas melodías. Carrousel, en particular, ha sido otra de las excelentes interpretaciones llevadas al disco por el Polaco Goyeneche con el acompañamiento de la mencionada formación.
Además, con música de este mismo compositor, Silva es autor de la letra de El mismo final, hermoso tango que en 1966 fue editado por el sello RCA Victor en un disco simple de 33 rpm, proveniente de una toma radial de una presentación de la orquesta del propio Pontier con la voz de Julio Sosa realizada en el año 1956. Este tema fue llevado al disco en el año 1970 por Jorge Vidal con acompañamiento del conjunto de guitarras dirigido por José Canet, para el sello American Record.
También son muy recordados Tal vez mañana, con música de Donato Racciatti, y los tangos Vos y yo corazón, Desconocidos, No nos veremos más, Mi mala cara y yo, Por este amor y Ya vuelvo, además del vals Criollito, todos con excelentes melodías del bandoneonista Luis Stazo quien grabó la mayoría de ellos como integrante de un trío con Armando Cupo y Mario Monteleone, conjunto formado para acompañar al cantor Roberto Goyeneche como intérprete.
En 1968, con música de Armando Pontier, Silva escribió la letra de doce temas compuestos especialmente para la edición de un disco editado por la RCA Victor, los que fueron cantados por Roberto Goyeneche con la orquesta de Aníbal Troilo, pero dirigida por Pontier.
De estas composiciones, grabadas entre el 28 de noviembre y el 6 de diciembre de 1968, se recuerdan especialmente, dentro de un nivel de apreciable calidad, el vals Señorita María —en cuya letra Silva personifica nostálgicamente la figura de una maestra de su niñez— y los tangos Apenas Marielena, Palermo en octubre, Cielo de cometas, Otra vez Esthercita y Nuestro Buenos Aires, tema éste que daba nombre al disco larga duración.
Con música de Raúl Garello escribió los versos de Hace doscientos tangos, incluido por Edmundo Rivero en un disco long play del año 1971.
En general, se ha reconocido en Silva a un poeta enrolado la escuela romántica surgida en la década del cuarenta. En sus comienzos, su estilo seguía los lineamientos de los versos de José María Contursi, si bien algunos autores, como Horacio Ferrer, destacan la influencia de Homero Expósito en esa etapa de las creaciones de Silva.
De todos modos, es evidente que en las décadas siguientes evolucionó al punto de definir un estilo muy personal y distintivo de quienes fueran sus primeros modelos.
En efecto, aun manteniendo la naturaleza romántica de sus primeras creaciones, su poesía de los años sesenta muestra un lenguaje más directo y moderno, del que Qué me van a hablar de amor es sin dudas el ejemplo más representativo.
Gobello ha escrito que Silva «fue un letrista de gran oficio, dotado de buen gusto y de cierto decoro literario adquirido, seguramente, en sus tareas periodísticas».
Además de sus tareas como letrista y periodista, Silva también escribió tres importantes libros referidos a otros tantos personajes del tango: Informe sobre Gardel, en el que desarrolló con profusa documentación su teoría acerca del país natal del Zorzal tal como lo refiriéramos anteriormente; Informe sobre Sosa e Informe sobre Troilo, y tuvo además una importante actuación radial como director del programa Motivos populares que se difundió durante más de veinte años, por las emisoras Sport, El Espectador y Montecarlo, de Montevideo.
Falleció en su ciudad natal el 4 de febrero de 1986, un mes después de haber cumplido 66 años de edad.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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