Amanda Ledesma - Biografía

 

 
Su nombre real era Josefina Rubioanes y había nacido en el porteño barrio de San Telmo el 31 de diciembre de 1911.

Cantante y actriz, su estrella brilló por más de dos décadas, fundamentalmente por su delicada voz en la entonación de temas ciudadanos y por su bella figura en la animación de variados personajes en numerosos films de los años treinta y cuarenta.

Decidida su vocación artística a partir del triunfo obtenido en un concurso de cancionistas realizado en la sala del Gaumont, Amanda Ledesma comenzó su trayectoria actuando en radio Prieto, en la que debutó en 1929 con Alma en pena, pasando luego a las radios Stentor y Excelsior, siendo en esta última acompañada en sus actuaciones por el maestro Miguel Caló.

El teatro de revistas la convocó luego y así su rubia cabellera, sus ojos melancólicos y su agraciada figura transitaron por los escenarios del Maipo, del Porteño y del Nuevo, donde se lució como actriz y como cantante.

En 1933, la productora cinematográfica Argentina Sono Film, la convocó para interpretar uno de los personajes principales en el film Dancing.

Dos años después, mientras proseguía su ascendente carrera artística, participó en el elenco de Canillita, película que impuso el nombre de Luis Sandrini como el máximo exponente de la comicidad en la pantalla.

En 1937, la cantante y ya experimentada actriz, actuó en Melodías porteñas, y ya en 1938 demostró sus ya maduras condiciones interpretativas en dos producciones donde formó pareja con Floren Delbene, uno de los galanes preferidos del gran público: El último encuentro y Senderos de fe.

En 1940, Amanda Ledesma, en la cúspide de su triunfo, protagonizó El astro del tango y De México llegó el amor.

Otras recordadas interpretaciones fueron las que desarrolló en Papá tiene novia, de Carlos Schlieper; Peluquería de señoras, otra vez junto a Luis Sandrini, y La novela de un joven pobre, con Hugo del Carril y dirigida por Luis Moglia Barth.

A todo esto, también había lucido su voz en seis grabaciones en estudios discográficos en la Argentina, las dos primeras —concretadas para el sello Odeon con el acompañamiento del trío típico integrado por los músicos Giusto, Ruiz y Savarese el 5 de noviembre de 1937— fueron el tango Condena y el vals Primavera, ambos pertenecientes a Enrique Santos Discépolo, el primero en colaboración con Francisco Pracánico.

Ambos temas, además, fueron interpretados por Amanda en la ya mencionada película Melodías porteñas en cuya filmación participó en ese año junto a Discépolo.

Las cuatro restantes las realizó durante el año 1940, en este caso para el sello RCA Victor. Entre éstas se recuerda especialmente el vals ¿Quién será?, cuya música y letra le pertenecen a Luis Rubistein.

Posteriormente, viajó a los Estados Unidos y a su vuelta a la Argentina, en 1941, encabezó el reparto de Mañana me suicidio, dirigida por Carlos Schliper, donde demostró sus condiciones de hábil comediante.

Al mismo tiempo, retomó su carrera de cantante, transitoriamente abandonada, y así fue como en febrero de 1943, junto con la orquesta dirigida por Héctor Stamponi inició una larga gira por países latinoamericanos, recorriendo Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Cuba, país en el que actuó en el teatro El Nacional, acompañada por el maestro Bruno Tarraza y en la radio CMQ, dirigida por Goar Mestre, futuro propietario del Canal 13 de Buenos Aires.

Luego, se trasladó a México, donde residió por más de diez años. Allí actuó en diversos espectáculos teatrales en los que inauguró un nuevo estilo de actuación, dado que no sólo cantaba, sino que también dialogaba con el animador y contaba chistes y anécdotas, con un enfoque similar al de la revista porteña en la que participara una década antes. En su estadía en tierras mexicanas, grabó numerosos temas musicales, algunos en dúo con Jorge Negrete, de quien fue su pareja en los films Cuando quiere un mexicano y La gauchita y el charro, la única de esa serie de filmaciones que se exhibió en la Argentina.

En México, rodó además, otras siete películas, la última en 1949. Su simpatía y

belleza —allí se la llamó La diosa rubia del tango— fueron las claves de su éxito. Además, tomando a México como base, realizó breves excusiones a otros países, realizando desde allí cinco viajes a Estados Unidos y ocho a Cuba.

Asimismo, actuó en clubes nocturnos, en la radio XVW y en televisión, siendo acompañada en muchas oportunidades por la orquesta dirigida por Héctor Stamponi, con quien había partido de Buenos Aires, en 1943. En 1952, realizó una gira por España y Portugal, y una vez concluida, regresó a Buenos Aires y fue a partir de entonces que su actividad artística fue mermando paulatinamente.

En 1955, realizó presentaciones en radio Splendid, en el teatro Comedia y en el Canal 7 de televisión, además de una gira por el interior del país.

Finalizadas estas actividades, tras algo más de veinticinco años de intensa labor artística, consideró que era la hora de su retiro definitivo. Desde entonces eludió al público y a los periodistas, se cerró en un total mutismo y convirtió su departamento del barrio de Almagro en una fortaleza inexpugnable para la prensa.

Casada en segundas nupcias con un mayor retirado del ejército argentino — había contraído matrimonio por primera vez durante su estadía en México, país donde también concretó su divorcio—, en la década del setenta se desempeñaba al frente de un establecimiento gastronómico de su propiedad, que no era otro que uno de los famosos «carritos» de la Costanera porteña.

Su nombre y su recuerdo volvieron a los diarios recién cuando luego de una larga enfermedad, falleció el 19 de febrero de 2000, a los 88 años de edad.

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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