Enrique Delfino - Biografía


            Pianista, director y compositor, nacido en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1895.
Hijo de un matrimonio que era concesionario del bar del teatro Politeama, esta circunstancia tuvo gran importancia en la carrera musical de Delfino, dado que de muy niño se entremezcló en el ambiente artístico que ahí desarrollaba su actividad.
Advertidos de la vocación musical de Enrique, manifestada en su asistencia a las funciones musicales del teatro, sus padres le regalaron un piano con el que reproducía fácilmente las operetas que acababa de escuchar.
Concluida la escuela primaria, fue enviado por sus padres a Turín a fin de realizar sus estudios secundarios. Ya en Europa definió totalmente su vocación por la música, transformándose, a diferencia de otros grandes pianistas del género tanguero, en un autodidacta, dado que adquirió por sí mismo una sólida formación musical sin haber sido discípulo de ningún docente en particular.
De regreso a Buenos Aires, ingresó como pianista en el Cine Familiar no. 3, sito en la calle Tucumán entre Esmeralda y Suipacha, en el que improvisaba melodías acordes con los sucesos que se proyectaban en la pantalla.
A los quince años decidió por su cuenta radicarse en Montevideo, abandonando así el hogar paterno. Debutó en el Gran Biógrafo Defensa y simultáneamente comenzó su trabajo como excéntrico o fantasista del piano, utilizando para esta actividad el seudónimo de Rock.
Este tipo de ejecuciones, en las que campeaba el humorismo musical, dieron lugar a que algún comentarista actual lo catalogue como el antecesor, sesenta años antes, del conjunto musical humorístico Les Luthiers.
Estando en Montevideo compuso en 1913 su primer tango, titulado El apache oriental, considerado como una especie de réplica al tango El apache argentino, compuesto por el uruguayo Manuel Aróstegui radicado a su vez en Buenos Aires.
La producción de Delfino luego de este tema continuó con Bonilla y Pajonal, ambos en 1913, el primero de ellos dedicado al precursor de la aviación uruguaya. Bélgica, escrito en 1914 en homenaje a ese pequeño país europeo invadido por el ejército alemán a comienzos de la Primera Guerra Mundial, fue seguido luego por el que fue su primer gran éxito, el célebre Re Fa Si, de gran repercusión tanto en Montevideo como en Buenos Aires, pasando a formar parte de los repertorios de las orquestas de Firpo, Maglio y Canaro, quien lo repetía todas las noches en sus presentaciones en el Royal Pigall.
En relación a Bélgica, cabe señalar que el historiador e investigador del tango Luis Adolfo Sierra lo ha identificado como el primer tango romanza.
En 1917 compuso Sans Souci, que inicialmente fue mucho menos exitoso que el anterior, porque en su concepción se anticipaba a lo que sería el tango de algunas décadas más adelante, concretamente la del cuarenta, y por ende estaba fuera de los lineamientos estéticos que contextualizaban al género en la época de su creación.
De todos modos, el devenir de los años dio la razón a su compositor, aun cuando debió esperar cerca de treinta años para que su tango se transformase en uno de los grandes instrumentales de esa irrepetible década de este género musical, especialmente a partir de la grabación que en 1944 realizara la orquesta de Miguel Caló, para la que Sans Souci se constituyó en uno de sus más grandes éxitos.
En 1918 ingresó a la orquesta de José Quevedo, bandoneonista argentino de paso por Montevideo, en la que uno de los violinistas era Edgardo Donato, quien desde niño se encontraba también radicado en esa ciudad.
En 1919, luego de nueve años de permanencia en Montevideo, Delfino regresó a Buenos Aires para presentarse en el teatro Parisina de la calle 25 de Mayo. Tenía entonces veinticuatro años y ya era un pianista de renombre que grababa como solista algunos de sus tangos para la RCA Víctor.
En 1920 compuso con letra de Samuel Linning el primero de sus tangos canción: Milonguita, estrenado en 1920 por María Ester Podestá y grabado en ese mismo año por Carlos Gardel y por Raquel Meller.
También en 1920 el sello RCA Víctor formó la Orquesta Típica Select, integrándola con Enrique Delfino, Tito Rocatagliatta y Osvaldo Fresedo, decidiendo que las grabaciones se efectuasen en Nueva Jersey para obtener una mejor calidad de sonido.
Delfino y sus compañeros permanecieron tres meses en Estados Unidos, grabando alrededor de cincuenta temas. La orquesta se completaba para la realización de esos registros con dos músicos más: el violinista chileno Alberto Infantas y el cellista alemán Hernán Meyer.
A su regreso a Buenos Aires se presentó como humorista y excéntrico del piano en el teatro Esmeralda, utilizando ahora el seudónimo de Delfy, con el que se lo conoció a partir de entonces, en reemplazo del de Rock que utilizara en su etapa en Montevideo.
En 1921 compuso su segundo tango cantable, La copa del olvido, con letra de Alberto Vacarezza, estrenado por el actor y cantor José Cicarelli en el sainete escrito por Vacarezza Cuando un pobre se divierte, dado a conocer el 19 de octubre de ese año en el teatro Nacional.
Este tango, cuya difusión originalmente superó a la de Milonguita, fue llevado a España por la compañía de Muño y Alippi, en la que el cantor era Vicente Climent.
A La copa del olvido siguió Porotita, con letra de Antonio Viergol, tema que resultó mucho menos exitoso que los dos anteriores, pese a haber sido grabado por Gardel, acompañado por las guitarras de Ricardo y Barbieri en el año 1922.
Nuevamente con letra de Vacarezza, en 1923 compuso Padre nuestro, estrenado por Azucena Maizani en la obra del mismo Vacarezza titulada A mí no me hablen de penas.
Azucena, a partir de entonces exitosa cancionista, había sido conocida por Delfino el año anterior en una reunión familiar, ocasión en la que el pianista de inmediato advirtió en ella a una talentosa intérprete del género.
En 1924 compuso nuevamente con versos de Vacarezza No le digas que la quiero, estrenado por Manolita Poli en el sainete Chacarita, presentado por la compañía de Muño y Alippi en agosto de ese año.
 En 1925 compuso El caballo del pueblo, con versos de Manuel Romero, estrenado en el teatro San Martín por César Ratti, interpretado por Azucena Maizani y grabado por Carlos Gardel.
Este tango fue el preferido por Delfino, según lo declarara él mismo. En 1926 y nuevamente con letra de Romero, compuso Sigamos pecando, estrenado por la cancionista Gloria Guzmán en la obra del mismo Romero El bailarín del cabaret.
El siguiente tango de Delfino, Nunca es tarde, fue compuesto en 1927 con letra de Luis César Amadori y estrenado por Ada Falcón en la obra La virtud de ser honrado, estrenada el 3 de diciembre de ese año en el teatro Buenos Aires.
En 1928, junto con Vacarezza, Delfino compuso su tango más célebre, Ventarrón, estrenado por Azucena Maizani en la obra de su autoría titulada también Ventarrón, dada a conocer el 29 de diciembre de ese año en el teatro Nacional. Este tango fue, a juicio de diversos estudiosos del género, el más representativo del dúo Delfino-Vacarezza.
En 1929 Delfino compuso La borrachera del tango, con versos de Enrique Cadícamo, que ese mismo año fue grabado por Carlos Gardel. En 1930, con letra nuevamente de Amadori, compuso el tango Camarada, que fue grabado por Ignacio Corsini y tuvo muy buena aceptación, habiendo sido tema central de la película Los muchachos de antes no usaban gomina, dirigida por Manuel Romero en 1937.
            Entre 1930 y 1933 realizó una gira por diversos países del continente americano con Gloria Guzmán, presentándose ambos como solistas de piano.
En 1934 compuso nuevamente con Amadori Tristezas de la calle Corrientes, estrenado por Tita Merello en la obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás, de Enrique Jardiel Poncela.
Su siguiente éxito fue el tango Cualquiera es un señor, con letra de Enrique Maroni, estrenado en 1936 por Carmen Lamas en la obra Una mujer que no quiere ser menos.
La última década de su vida, luego de la grabación que realizara Miguel Caló de su tango Sans Souci, fue una época de reconocimiento a su labor, que lo llevó a la presidencia de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) y a la realización de sus últimos trabajos, vinculados a la dirección orquestal en radioteatros.
En 1954, con la orquesta de Domingo Federico, participó en el festival por la conmemoración del cincuentenario del tango El entrerriano.
Su última composición fue el tango Sollozos, con letra de Francisco Gorrindo, cuyo estreno se produjo en el año 1962 en la interpretación de Jorge Valdez con la orquesta de Osvaldo Piro.
Falleció en Buenos Aires el 10 de enero de 1967, a los 71 años de edad.
 
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo I
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