Cantor nacido en Lomas de Zamora (provincia de Buenos Aires) el 19 de junio de 1905, aunque José Gobello señala que su nacimiento fue un año antes, el 19 de junio de 1904. Su verdadero nombre era Egidio Alberto Aducci.
Prontamente, advertidas sus condiciones canoras, inició siendo aún niño sus estudios de canto lírico con el prestigioso tenor Antonio Codegoni, debutando en el teatro Marconi en la ópera Caballería Rusticana, en la que desempeñó el papel del personaje Turiddu.
Posteriormente, participó en representaciones de la ópera La Traviata, orientando luego su carrera hacia el canto popular, en el que se inició formando un dúo de cantores criollos con un amigo oriundo también de Lomas de Zamora, llamado Augusto Vincenti.
A comienzos de 1929, ambos formaron un trío con el guitarrista Manuel Parada, quien dirigía el conjunto: Parada asignó a Aducci el nombre artístico de Alberto Gómez y a Vincenti el de Augusto Vila.
El trío actuó en radios y en cines de la calle Corrientes, siendo al poco tiempo contratado por el sello discográfico Victor. Así fue como el 16 de mayo de ese mismo año apareció el primer disco del conjunto, en el que Gómez y Vila cantaron la canción de Alfredo Pelaia Adiós, adiós mientras que Gómez como solista en el reverso de la placa interpretó el tango de Enrique Santos Discépolo Soy un arlequín.
Parada abandonó el conjunto casi de inmediato como consecuencia de un entredicho con la casa grabadora, la que no incluyó su nombre ni el del otro guitarrista Vicente Spina en la etiqueta del disco, por lo que Gómez y Vila conformaron a partir de entonces un dúo cuya actividad se prolongaría hasta el año 1941.
Al mismo tiempo, Gómez encaró su carrera también por cuenta propia, llegando a ser en la primera mitad de la década del 30 uno de los cantores más populares, luego de Gardel (con quien cantó en radio Belgrano), Corsini y Magaldi.
En los años 1932 y 1933, fue incorporado por Adolfo Carabelli a la Orquesta Típica Victor, con la que realizó alrededor de diez grabaciones y en este último año dio comienzo a su actuación en el cine, interviniendo en la primera y célebre película sonora del cinematografía argentina: Tango, en la que encabezó el reparto formando pareja con Tita Merello, cantando en el film tres temas, entre ellos Alma de bohemio y Alma, siendo este último la interpretación con la que fuera reconocido por muchos como su máxima creación.
Luego intervino en las películas Juan Moreira, en 1936, y De la sierra al valle, en 1938. Se desempeñó también como vocalista de la orquesta de Edgardo Donato, de quien popularizó el tango Riachuelo, que Donato había compuesto para la película del mismo nombre estrenada en 1935.
En 1941, viajó a La Habana, donde permaneció actuando con gran suceso hasta 1946.
De regreso al país, recién a fines de la década del cincuenta volvió a ingresar a los estudios de grabación, en este caso como cantor de la orquesta de Pedro Maffia, con quien registró dos temas para el sello Odeon: La mariposa, del propio Maffia, y Adiós pampa mía, y cuatro para TK, entre estos últimos su célebre Milonga que peina canas.
Luego en el año 1962, efectuó grabaciones con las guitarras de José Canet, para finalmente en 1969 grabar un postrer disco larga duración conformado por doce temas, con acompañamiento de guitarras.
Entre otros temas, se incluían en este disco, el tango de Luis Stazzo y Enrique Cadícamo Orgullo tanguero, del que se tomó el título del mismo, además de Tarde, Organito de la tarde, Inspiración, Cuando llora la milonga, Yo te bendigo, La abandoné y no sabía y la canción romántica Las mirlas, tema que el intérprete trajo al país cuando regresó de su primer viaje al Caribe.
En esta producción, se advierte a un ya cantor crepuscular y fraseador, pero manteniendo la impecable entonación que lo distinguiera desde sus primeros tiempos, como asimismo su particular y conmovedora expresividad.
Julián Centeya, a cargo de la redacción de la tapa del disco escribió refiriéndose a los doce temas que en él se ofrecen que «no es una simple reunión de obras que haya dictado el azar. Por el contrario, cada una de estas obras da y exige el mayor porcentaje de la personalidad en juego de nuestro gran intérprete...», pasando luego a revisar en cada uno de los temas las razones de su afirmación.
Como compositor, Gómez dio a conocer su primera obra, el vals Novia mía, en 1937, para luego componer los temas Que sea lo que Dios quiera, Del tiempo de la morocha, Tolerancia y Que nadie se entere, a los que en todos los casos grabó con acompañamiento de orquesta o con las guitarras de Canet. Salvo Que sea lo que Dios quiera, que lleva versos de Enrique Dizeo, en los restantes temas mencionados es compositor de la música y autor de la respectiva letra.
De todos modos, su obra más exitosa fue Milonga que peina canas, a cuya inspirada melodía agregó versos en los que vuelca su profunda afición al turf.
Según algunas biografías de este cantor, 1959 es el año en el que escribió esta milonga. Sin embargo, el dato es indudablemente inexacto, dado que con anterioridad a ese año el tema registraba ya varias grabaciones, como la que él mismo realizó con el marco musical de un excelente conjunto de guitarras como acompañamiento, además de las de la orquesta de Juan D’ Arienzo con la voz de Armando Laborde realizada el 13 de agosto de 1952 para RCA Victor, en el primer día habilitado para realizar grabaciones tras el luto impuesto por la muerte de Eva Perón dieciocho días antes, y de Aníbal Troilo con la voz de Roberto Goyeneche para el sello TK en el año 1956, en una de las primeras grabaciones que realizó el Polaco como cantor de la mencionada formación.
Seguramente, su ausencia del país en los años de la década del cuarenta y quizás también el hecho de que nunca integró de modo estable ninguna orquesta, sino que se desempeñó en ellas en forma siempre circunstancial, son las circunstancias que suelen señalarse como las causas de cierto olvido de su figura cuando se menciona a los grandes cantores del género, dado que el reconocimiento de los entendidos y del público en general no alcanza la dimensión que la importancia de su contribución al desarrollo interpretativo del tango merecería.
Gómez, a quien Gardel cariñosamente apodara El Pingo de Lomas, falleció el 1° de mayo de 1973, próximo a cumplir 69 años de edad.
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