Armando Pontier - Biografía

Bandoneonista, compositor, director y arreglador, nacido en la ciudad de Zárate (provincia de Buenos Aires) el 29 de agosto de 1917 y su verdadero apellido era Punturero.

Comenzó sus estudios de música en su ciudad natal bajo la tutela del profesor alemán Juan Ebhert, con quien también inició su actividad artística a mediados de la década del treinta, integrando la fila de bandoneones de la orquesta que su maestro había formado para actuar en una de las típicas matinés de la época. Completaban esa fila Cristóbal Herreros y el propio Ebhert, formando también parte del conjunto Héctor Stamponi, en piano, y Enrique Mario Francini, en violín.

Su debut radial como bandoneonista se produjo en radio Argentina en 1935 y, en 1937, ya radicado en Buenos Aires, se presentó junto con sus compañeros de la orquesta de Ebhert ante los micrófonos de radio Prieto.

Luego, ingresó a la orquesta de Miguel Caló, formando parte de aquella célebre agrupación a la que luego se identificaría como La Orquesta de las Estrellas.

Desvinculado de Caló junto con Francini en 1945, desde ese año y hasta agosto de 1955 formó el binomio orquestal Francini–Pontier, grabando un total de ciento veinticinco temas para el sello RCA Victor. Participaron de esta inolvidable formación, además de los dos directores, que se desempeñaban como primer violín y primer bandoneón, respectivamente, los bandoneonistas Nicolás Paracino, Juan Salomone, Fernando Tell y Ángel Domínguez; los violinistas Aquiles Aguilar, Antonio Roscini, José Amatrain, José Sarmiento, Mario Lalli, Alberto Del Bagno y Emilio González; el pianista Juan José Paz, quien al igual que Aquiles Aguilar participó de toda la trayectoria de la orquesta, estando ambos presentes en la totalidad de las grabaciones que ella realizó, y el contrabajista Rafael Del Bagno, al que luego reemplazó Fernando Cabarcos.

Las voces, ordenadas cronológicamente en función a su fecha de incorporación, fueron las de Alberto Podestá, Raúl Berón, Roberto Rufino, Julio Sosa, Pablo

Moreno, Héctor Montes, Mario Lagos, Roberto Florio y Luis Correa.

Disuelta la emblemática orquesta de Francini y Pontier, ambos formaron sus propias agrupaciones, en el caso de Pontier llevando como cantores a Julio Sosa y a Roberto Florio, reemplazado este último en abril de 1956 por Oscar Ferrari, quien permaneció en la orquesta de Pontier junto con Julio Sosa hasta 1960, año en el que ambos vocalistas se desvincularon de ella.

En aquella primera etapa, integraban la nueva agrupación además de los mencionados vocalistas, Ángel Cichetti, en piano; Nicolás Paracino, Antonio Roscini, Ángel Di Giovanni y el propio Pontier, en bandoneones; Alberto Del Bagno, José Sarmiento, Ernesto Gianni y Pedro Desrets, en violines; Miguel Ariz, en violoncello, y Fernando Cabarcos, en contrabajo.

Pontier con su nueva agrupación siguió incorporado al catálogo del sello rca Victor, para el que grabara durante toda su trayectoria el binomio Francini– Pontier, y el 10 de agosto de 1955, es decir cuando aún la orquesta Francini– Pontier seguía grabando dado que sus últimos registros fueron realizados el día 22 del mencionado mes, la flamante agrupación concretó sus primeros trabajos discográficos, los tangos La viruta, de Vicente Greco, y Llorando la carta, del viejo payador Juan B. Fulginiti, cantado este último por Julio Sosa, los que se editaron en un disco de 78 revoluciones. Durante esta etapa, las grabaciones contaron con el aporte vocal de Julio Sosa y Oscar Ferrari.

En junio de 1957, Pontier se desvinculó de RCA Victor, pasando a grabar para el sello CBS Columbia, comenzando su trabajo en esta compañía el día 14 de dicho mes, ocasión en la que grabó a modo de ensayo y no para su comercialización el tango El recodo, perteneciente a Alejandro Junissi.

Por tal motivo, dicha grabación permaneció inédita durante cincuenta y un años, hasta el mes de junio de 2008, oportunidad en que fue incluida en un disco compacto que el aludido sello editó en homenaje a Armando Pontier, Julio Sosa y Leopoldo Federico.

Debe destacarse, sin embargo, que la orquesta de Pontier volvió a grabar este tango en el año 1968, cuando se había reincorporado al sello RCA Victor, con una orquestación muy diferente a la de la primera versión, por entonces inédita.

El primer registro de la formación de Pontier que fue editado comercialmente por la casa Columbia correspondió al tango de Arturo Gallucci y Reynaldo Yiso titulado Estas cosas de la vida, cantado por Julio Sosa el 25 de junio de ese año 1957. Poco después llevaron al disco los tangos Abuelito y Caminito cantados por Julio Sosa y Oscar Ferrari, respectivamente, temas que fueron publicados en un disco de 78 rpm en el mes de septiembre de ese mismo año.

La orquesta de Pontier permaneció en el sello cbs Columbia hasta el mes de mayo de 1962. Previamente, en septiembre de 1960, al retirarse los cantores Sosa y Ferrari, fueron convocados en su lugar Héctor Darío (sobrino de Jorge Casal) y el uruguayo Carlos Maidana, de estilo muy similar al de su compatriota Sosa.

A fines de 1961 se desvinculó este último, siendo reemplazado por Roberto Rufino, sustituido a su vez en 1963 por Alfredo Del Río, quien no llegó a grabar con esta orquesta.

Se incorporó luego en este último año Alberto Podestá para cantar junto con Héctor Darío.

Precisamente, durante los años 1963 y 1964 Pontier grabó para el ya desaparecido sello Serenata, dejando registrados algunos discos cuyas cintas fueron adquiridas años más tarde por el sello Odeon, lo que ha permitido afortunadamente la reedición de los mismos en formato de disco compacto. Así, hoy existen en el mercado grabaciones de los tangos Tarzán Carrizo, homenaje escrito por Leopoldo Díaz Vélez al emblemático arquero del club River Plate, Amadeo Carrizo; Nuestras cosas, un poco difundido tango de Fuentes y Cervantes, y el exitoso Qué falta que me hacés, perteneciente al propio Pontier con la colaboración de Miguel Caló y letra de Federico Silva —los tres cantados por Podestá—; además de Cuando tu amor regrese, tango del propio Podestá y Díaz Vélez, y Tabaco, otro recordado tema de Pontier con letra de José María Contursi, ambos con la voz de Darío, los cinco grabados en 1963.

Promediando el año 1964 y durante 1965 la orquesta pasó a grabar para el sello Polydor.

En 1966, desvinculado Podestá, se incorporaron los cantores Néstor Real y Héctor Darío, sobrino de Jorge Casal, a fin de realizar una gira por Japón.

Al regreso de ésta, en ese mismo año y en el siguiente, participó como cantor invitado Roberto Goyeneche, quien en tal carácter efectuó con la formación de Pontier una importante cantidad de grabaciones sumamente recordadas y difundidas, precisamente cuando se producía el crecimiento en el reconocimiento del público de este excepcional cantor, ya consagrado antes en las orquestas de Horacio Salgán y Aníbal Troilo pero sin tener aún el increíble respaldo popular que lo elevó a la categoría de mito que obtuvo a partir de estas grabaciones con Pontier.

En el mes de abril de 1968, también con el carácter de cantores invitados, participaron en la orquesta Alberto Marino y Jorge Durán, quienes realizaron un total de cuatro grabaciones para el sello RCA Victor por parte de cada uno de ellos.

Por esta época, integraban la orquesta, además de Pontier como director y arreglador y primer bandoneón, Nicolás Paracino, Juan Salomone y Mario Montagna en esta misma fila; Alberto Del Bagno, Ernesto Gianni, José Sarmiento y Pedro Desrets, en violines; Miguel Ariz, en violoncello; Mario Lalli, en viola; Normando Lázzara, en piano, y Osvaldo Monteleone, en contrabajo, es decir una formación, salvo en el piano y en el contrabajo, bastante similar a la que más de una década antes había conformado la primera agrupación.

Para las grabaciones, la fila de violines se reforzaba con Enrique Mario Francini, Aquiles Aguilar y Emilio González.

Esta orquesta también acompañó a otros cantores de primer nivel, tales los casos de Hugo del Carril, a quien brindó marco orquestal para la grabación de seis temas en el año 1971, y de Rubén Juárez, con el que grabó doce temas, en 1972, y trece, en 1973, para el sello Odeon, siempre con arreglos y dirección de Pontier.

En un hecho inédito para el tango, entre el 28 de noviembre de 1968 y el 30 de julio del año siguiente, codirigió la orquesta de Aníbal Troilo con este director. De ese modo, juntos dirigieron la orquesta de este último con la finalidad de grabar trece temas cantados por el Polaco Goyeneche para la edición de un disco long play, en la que fuera la única ocasión en la que Pichuco delegó su liderazgo conductor. Esas grabaciones se completaron durante el período anteriormente indicado y fueron compuestas por Pontier en su totalidad, con letra del poeta uruguayo Federico Silva.

De estas trece composiciones, se recuerdan especialmente Palermo en octubre, Señorita María y Nuestro Buenos Aires, tema que fue elegido como título del long play, entre otros diez temas de muy alta calidad.

En 1973, Pontier formó un sexteto, convocando a Carlos Casado y a su antiguo colaborador Oscar Ferrrari, como vocalistas.

La nueva formación actuó en el tradicional local tanguero Marabú y en otros reductos de Capital Federal y el interior del país, además de presentarse en recordadas audiciones de Radio Municipal de Buenos Aires, de concretar una gira por Paraguay y de realizar grabaciones para el sello Music Hall.

También el interior del país disfrutó de las giras del sexteto de Pontier. Quien esto escribe recuerda vívidamente una presentación realizada en el año 1976 en el local Re–Fa–Si, el que por entonces funcionaba en un sótano de la calle San Martín en la ciudad de Santa Fe.

Entre estas últimas, Ferrari vocalizó el vals Yo tengo una novia, de Héctor Marcó y Centeno, y los tangos El momento soñado, perteneciente al mismo Pontier, No hables mal de las mujeres, de Alberto Margal, La melodía de nuestro adiós, de Carmelo Santiago, y Desencanto, el clásico de Discépolo y Luis César Amadori.

Carlos Casado, quien en forma simultánea a su actividad de cantor poseía un conocido taller de reparación de bandoneones, participó por su parte en las grabaciones de los tangos Buenos Aires, Clavel del aire, Anoche y Cuando tallan los recuerdos además de una selección de temas de Gardel y Le Pera.

El sexteto registró además varios instrumentales, entre ellos 9 de Julio, Canaro en París, A don Agustín Bardi, El baqueano, Ojos negros, El rodeo, Malandraca, El tigre y sendas selecciones de tangos de Francisco Canaro y de Agustín Bardi.

Pontier fue por otra parte uno de los catorce solistas invitados para participar en la producción de Ben Molar titulada Los 14 de Julio de Caro, realizada en el año 1975, en la que cada uno de ellos participaba en tal carácter en uno de los temas.

Entre el 24 de octubre de 1979 y el 4 de agosto del año siguiente, condujo el marco orquestal por él mismo seleccionado para acompañar al joven cantor Hernán Salinas en la grabación de los diez temas que integraron el segundo disco larga duración de este promisorio intérprete, editado por el sello Odeon. El álbum fue dado a conocer bajo el título de Juventud y personalidad, y entre los temas incluidos se encuentran las versiones de algunos clásicos como Trenzas, Garúa, Yuyo verde, Desvelo, Íntimas y el vals Romance de barrio, junto a otros muy buenos temas estrenados en la ocasión como Las cinco en punto, de Pedro B. Pérez, Sombra mía, de José Oliveira, y Ya no soy uno más, perteneciente a Raúl y Rubén Garello.

En 1982, en la que sería su última formación, incorporó al cantor uruguayo Gustavo Noscetti, quien como cantor invitado de la orquesta de Osvaldo Pugliese venía de grabar el 30 de junio de ese mismo año el conocido tango de Rubén Juárez Mi bandoneón y yo.

La extensa obra de Pontier como compositor incluye títulos tales como Milongueando en el 40, su primera obra, escrita en 1940 y estrenada por Aníbal Troilo y su orquesta, a través de una inolvidable grabación realizada para el sello RCA Victor el 17 de junio de 1941.

En 1942 compuso su segundo tema, El vals soñador, del que pertenece a Pontier también la letra. Este vals fue grabado por la orquesta de Miguel Caló el 29 de abril de mismo año, con la intervención del cantor Raúl Berón, en la que fuera una de las dos primeras grabaciones de este celebrado vocalista.

En forma casi simultánea con el mencionado vals, escribió nuevamente la música y la letra del hermoso tango Sombra del puerto, grabado por Carlos Di Sarli con Alberto Podestá el 26 de mayo de ese mismo año. A estos temas, siguieron a lo largo de los años Margó, Trenzas, Anoche, A tus pies bailarín, Qué falta que me hacés, A los amigos, El milagro y Pecado, tema que a través de diversos intérpretes alcanzó difusión internacional, cuya melodía escribió junto con Enrique Mario Francini, siendo la letra de Carlos Bahr.

También le pertenecen varios tangos homenaje: A Zárate, A José Manuel Moreno, Pichuco y A mis amores, los tres primeros con destinatarios claramente identificados en el título y el último como él lo expresara en un reportaje, a su familia, la que debía soportar las largas horas de ausencia del hogar que su condición de músico le imponía.

La lista de sus obras sigue con Claveles blancos, Extraño, Una historia como tantas —bella melodía que lleva letra de Héctor Marcó, tema que curiosamente ambos firmaron con sus verdaderos apellidos y no con los que habían adoptado para su actividad artística—, Donde quiera que estés, Corazón no le hagas caso, Tabaco, Cada día te extraño más, El puente, Para siempre, El mismo final y Por ahora, estos cuatro últimos, como tantas de sus producciones, con letras de quien fuera su asiduo colaborador, el poeta uruguayo Federico Silva.

Por ahora es un tema que pese a su hermosa melodía sólo cuenta con una única grabación, realizada en 1987 por el cantor Carlos Barral acompañado por un excelente cuarteto dirigido por Leopoldo Federico. Algo similar ocurre con El mismo final, hermoso tango que en 1966 fue editado por el sello RCA Victor en un disco simple de 33 rpm, proveniente de una toma radial de una presentación de la orquesta del propio Pontier con la voz de Julio Sosa realizada en el año 1956, pero luego sólo fue llevado al disco en el año 1970 por Jorge Vidal con acompañamiento del conjunto de guitarras dirigido por José Canet, para el sello American Record.

La precedente enunciación es sólo una parte de la vasta producción de Pontier, compositor inspirado que dejó además, nuevamente con versos en cada uno de ellos de Federico Silva, los doce temas que fueron grabados por la orquesta de Aníbal Troilo que él dirigiera, tal como se recordara con anterioridad en esta reseña.

Inesperadamente, dado que en apariencias no existía motivo alguno que lo justificara, Pontier puso fin a su vida en la mañana del 25 de diciembre de 1983, a pocas horas de haber celebrado la fiesta de Nochebuena con su entorno familiar. Su médico personal negó la existencia de una enfermedad incurable que originase tan tremenda determinación. Una fuente cercana a la familia comentó a su vez que Armando había tenido una fuerte discusión con uno de sus hijos en la aludida reunión familiar. En una de las tantas crónicas en las que se ha recordado a este auténtico caballero del tango y de la vida publicada en el diario Clarín en el mes de diciembre de 1993, se ha arriesgado que en efecto, esta última fue la causa de su trágica decisión.

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III

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