Violinista,
director y compositor nacido en San José, población de la República Oriental
del Uruguay el 26 de noviembre de 1888. Fue una de las figuras del género que
obtuvo mayor popularidad, alcanzada a través de una extensa trayectoria como
director de su orquesta y del quinteto que, en forma simultánea con aquella,
mantuviera durante muchos años; como asimismo de la composición de una lista
interminable de temas, algunos de ellos entre los más exitosos del género, la
producción de sus propias comedias musicales y de recordados films de la
cinematografía nacional, polifacética actividad que completó como directivo de
SADAIC.
Se
dice que como director, al frente de su orquesta y de su quinteto, no sólo fue
el músico que más grabaciones realizó entre los intérpretes del tango, sino que
también resultó ser quien más lo hizo a nivel mundial. En tal sentido, algunos
investigadores informan que el total de registros discográficos concretados por
Pirincho al frente de sus mencionadas agrupaciones se eleva a 3.066,
habiendo incluso otros que arriesgan cifras mayores.
De
origen sumamente humilde, desempeñó diversos oficios en su adolescencia y
juventud, mientras paralelamente trataba de satisfacer sus inquietudes
musicales. Así fue como a los 18 años pudo adquirir su primera guitarra y luego
aprendió a ejecutar el mandolín, pero siendo su deseo transformarse en
violinista, fabricó su instrumento con una lata de aceite y un palo de escoba.
Con los fondos obtenidos de sus distintas tareas pudo luego reemplazar ese
rudimentario instrumento nada menos que por un violín Stradivarius, con
el que al mismo tiempo que perfeccionaba su aprendizaje, comenzó a actuar con
un trío en el café El Estribo, local en el que luego se incorporó a la
orquesta de Vicente Greco.
Por
otra parte, los fines de semana actuaba en los célebres bailes del local Rodríguez
Peña y ya en 1914 en los bailes de carnaval del teatro Nacional Norte,
integrando un octeto. Por entonces ya había iniciado su labor de compositor,
siendo su primer tema La barra fuerte, escrito en 1908 y que grabara con
su orquesta muchos años más tarde. A él siguieron Flor del pago, Vamos
a ver, Oro viejo y El Gavilán. En 1911 compuso el tango
milonga Pinta brava y en 1914 El chamuyo, a los que puede
considerarse sus primeros éxitos.
En
este último año decidió formar su primera agrupación, constituyendo un trío que
completaban José “El Gallego” Martínez en piano y Pedro Polito en bandoneón. El
éxito que pronto comenzó a acompañarlo lo indujo a formar varios conjuntos
poniendo al frente de cada uno de ellos un responsable, pero manteniendo en
todos ellos el hilo conductor de su propia dirección. Formó así un auténtico holding
musical, constituyendo lo que hoy se denominarían líneas de negocio con cada
una de las agrupaciones que se incluían en el emprendimiento. El modelo fue
imitado por otros directores, siendo Osvaldo Fresedo quien prontamente siguió
parecidos lineamientos.
En
los años siguientes compuso una gran cantidad de temas, adquiriendo notoriedad
y perdurabilidad entre los producidos en esa época los titulados Matasano,
El alacrán, El pollito, Charamusca, Cara sucia, El
internado y Los indios, culminando esta etapa con el hoy poco
recordado tango Sufra, pero que entonces estrenó con gran éxito en el
teatro Ópera en los carnavales del año 1918, al frente de una orquesta
de treinta músicos.
A
partir de este año y hasta 1925, siguió produciendo gran cantidad de
composiciones. De esta etapa son, entre otros, Nueve puntos, El opio,
La brisa, El pillín y Nobleza de arrabal. En este último
año, contratado por la empresa Lombart, se produjo su primer viaje a Europa,
presentándose en Francia al frente de un conjunto de ocho músicos.
Después
de su exitosa actuación en este país, recordada permanentemente a través del tango
Canaro en París perteneciente a Alejandro Scarpino y Juan Caldarella, Pirincho
y su elenco, ahora con el agregado de ocho parejas de baile, se presentó en las
ciudades de Berlín y Hamburgo, para hacerlo más tarde en Madrid y Barcelona,
trasladándose luego, transcurriendo el año 1926, a Estados Unidos. En este país
su debut se produjo en Nueva York, ciudad en la que actuó exitosamente durante
dos meses.
Al
regreso de esta gira reinició su proficua labor de compositor, destacándose en
la producción de este período los tangos La garçonniere, Destellos,
Tiempos viejos, La última copa, Las vueltas de la vida, Sos
bueno vos también y Sentimiento gaucho. Este último tema obtuvo el
primer premio en un concurso organizado por el sello discográfico Odeon
y sin dudas, es uno de los puntos altos de su extensa y exitosa producción, al
igual que Destellos, Tiempos viejos y La última copa.
Ya
en la primera mitad de la década del treinta, compuso otros temas de enorme
difusión y perdurabilidad: Madreselva, Lo que nunca te dirán, La
canción de los barrios, el vals Yo no sé qué me han hecho tus ojos y
el tango sinfónico Pájaro azul.
En
tres ocasiones su orquesta prestó el marco musical a grabaciones de Carlos
Gardel para el sello Odeon. La primera de ellas fue el día 5 de diciembre de
1930, cuando El Zorzal grabó La mariposa, Rosas de otoño, Senda
florida y Viejo rincón; la segunda el 3 de septiembre de 1931, para
la grabación del tango de Enrique Santos Discépolo Confesión, y
finalmente el 26 de octubre de este mismo año, oportunidad en la que Gardel
registró los tangos Taconeando, Tomo y obligo y Madreselva
y el vals Yo no sé qué me han hecho tus ojos, estos dos últimos temas
pertenecientes al propio Pirincho.
En
esta época integraban su orquesta los bandoneonistas Ángel Ramos, Federico
Scorticatti, Minotto y Ernesto Di Cicco, Miguel Jurado, Héctor Maggio, Abel
D'Onofrio y Mario Canaro; los violinistas Cayetano Puglisi, Mauricio Misé, Juan
José Gallestegui, Octavio Scaglione, Mario Brugni y Bernardo Weber; el
contrabajista Olindo Sinisbaldi y el pianista Luis Ricardi, encargado de la
mayoría de las orquestaciones en las décadas del veinte y el treinta.
También
por entonces, y tal como también lo hicieran Roberto Firpo y Juan de Dios
Filiberto, incorporó a su orquesta instrumentos de viento y de percusión que
hasta entonces resultaban poco usuales en los conjuntos de tango.
Entre
1932 y 1934 la orquesta contaba con el aporte de los vocalistas Agustín Irusta,
que a su regreso de Europa se incorporó nuevamente a esta formación, y Félix
Gutiérrez, y desde 1930 hasta 1934 con Ernesto Famá, quien cubrió una primera
etapa con Pirincho entre esos años y una segunda entre 1939 y 1941, registrando
entre ambas algo más de doscientas grabaciones, lo que lo convirtió, después de
Charlo, en el cantor que más grabó con esta orquesta.
A
partir de 1935, cuando estrenó La patria del tango, en la que actuó el
trío Irusta-Fugazot-Demare, comenzó la era de sus comedias musicales,
produciendo y estrenando una obra en la mayoría de las temporadas teatrales
hasta el año 1958, siendo la de este año, titulada Tangolandia, la
última comedia musical de su producción.
Ella
fue presentada en el Teatro Alvear en el mes de julio de ese año, si bien cabe
recordar que con posterioridad, a partir del 29 de marzo de 1961, presentó en
el Teatro Astral la reposición de tres comedias estrenadas en temporadas
anteriores: Buenos Aires de ayer, La muchachada del centro y Rascacielos,
las que se representaron hasta el 9 de julio de dicho año.
Una
comedia a la que se recuerda especialmente fue la titulada El tango en París,
estrenada el 11 de agosto de 1945 en el Teatro Alvear, dado que en ella el
cantor Alberto Arenas estrenó el tango campestre que Canaro compuso en
colaboración con el pianista Mariano Mores, Adiós pampa mía, de
inmediata y enorme popularidad, y a su vez el último de los grandes temas
compuestos por Pirincho.
Mores
integraba la orquesta desde el año 1939 y permaneció en ella hasta 1949, cuando
fue sustituido por Oscar Sabino, quien a su vez en agosto de ese mismo año fue
reemplazado por Normando Lázara, excelente pianista de formación clásica que
fuera discípulo de los maestros Scaramuzza, Percuoco y Gilardi. En 1954 retornó
Sabino en reemplazo de Lázara.
Por
otra parte, desde 1937, al mismo tiempo que continuaba con su intensa labor al
frente de su orquesta en giras que abarcaron gran parte del país, comedias
musicales, actuaciones en bailes, presentaciones radiales y estudios de
grabación, comenzó a grabar también para el sello Odeon al frente del recién
constituido Quinteto Don Pancho, al que a partir de octubre de 1941
rebautizó como Quinteto Pirincho, con el que efectuó grabaciones hasta
el mes de julio de 1964, año de su fallecimiento, si bien este Quinteto siguió
grabando luego bajo la dirección del violinista Antonio D'Alesandro bajo la
denominación de Quinteto Francisco Canaro, editando su último disco en
el año 1996 para el sello Melopea.
El
25 de noviembre de 1961 la orquesta viajó a Japón, a fin de realizar una gira
por ese país que se prolongó hasta el 29 de diciembre de ese año. Integraban la
delegación el pianista Oscar Sabino, los violinistas Antonio D'Alesandro, quien
era primer violín de la agrupación y escribió un pormenorizado relato de la
gira en su libro Yo fui a Japón con Canaro, Octavio Scaglione, José
Sarmiento y Bernardo Weber; los bandoneonistas Domingo Federico, Oscar Bassil,
Ambrosio Scápola y Antonio Germadi; el contrabajista Ariel Pedernera; los
cantantes Ernesto Herrera e Isabel De Graña; y la pareja de baile integrada por
Gloria y Eduardo.
Weber
y Federico no eran miembros estables de la orquesta, pero debieron viajar en
reemplazo de Armando Angeletti y Minotto Di Cicco, respectivamente, aquejados
por problemas de salud.
Luego
de esa exitosa gira Canaro siguió dirigiendo su orquesta en los que serían los
años postreros de su vida, aunque ya su actividad fue disminuyendo
ostensiblemente.
Entre
1962 y 1964 siguió realizando grabaciones para el sello Odeon, tanto con el
Quinteto como al frente de su orquesta, entre ellas las realizadas en mayo y
junio de 1964 acompañando al cantor chileno Lucho Gatica.
También
se presentó en programas televisivos emitidos por Canal 13, entre ellos los
recordados Sábados Circulares de Mancera, en los que se presentó con su
Quinteto en julio de 1962 y mayo de 1964.
El
2 de diciembre de 1963 fue objeto de un gran homenaje en el Teatro Solís, al
que desde esa fecha se rebautizó como Teatro Canaro. En esa oportunidad
actuaron innumerables figuras del tango y del espectáculo en general, tales
como Héctor Artola, José Basso, María de la Fuente, Enrique Mario Francini,
Armando Pontier, Roberto Rufino y Florindo Sassone, entre muchas otras
importantes figuras.
El
6 de noviembre de 1964 realizó las que serían sus últimas grabaciones al frente
de su orquesta. Ese día dejó registrados los temas Paja brava y Danza
criolla, siendo los músicos que entonces lo acompañaron Oscar Sabino en
piano, Antonio D'Alesandro, Bernardo Weber, Octavio Scaglione, José Sarmiento y
Mario D'Alesandro en violines; el legendario Minotto Di Cicco, Oscar Bassil,
Ambrosio Scápola y Antonio Germadi y Cristóbal Ramos en bandoneones; el
contrabajista Ariel Pedernera y el percusionista José Corroale.
Poco
más de un mes más tarde, el 14 de diciembre de 1964, Canaro fallecía a
consecuencia de un paro cardíaco, en momentos en que telefónicamente se
encontraba hablando con un directivo de la empresa Odeon a fin de concertar una
serie de grabaciones acompañando a la folklorista Ramona Galarza.
No
es posible finalizar esta reseña sin mencionar algunos de los músicos que
integraron su orquesta a lo largo de su extensa trayectoria, además de los que
ya fueron mencionados con anterioridad, como es el caso de los pianistas Mores,
Sabino y Lázara y los integrantes de la orquesta que viajó a Japón.
Estuvieron
con Canaro también, entre otros, el pianista Roberto Firpo (hijo); los
violinistas Dante Napolitano, Armando Angeletti y Antonio de la Rosa; los
bandoneonistas Minotto Di Cicco, Ernesto Di Cicco, Héctor Presas, Ramón
Torreira, Alfredo de Franco, Carlos Lázzari y Ricardo Pedevilla; los
contrabajistas Valentín Andreotta y Alberto Jante; el percusionista Luis Pastor;
el clarinetista Vicente Merico y el pistonista José Ranieri, entre otros,
además de la destacada actuación en su formación de los cantores Roberto Maida,
Ernesto Famá, Mario Alonso, Carlos Roldán, Eduardo Adrián, Alberto Arenas y
Francisco Amor, sus más recordados vocalistas de los años treinta y cuarenta.
Eduardo
Lucero, Ernesto Rondó, Guillermo Rico, de reconocida trayectoria también como
actor, quien utilizó en su primera etapa en la orquesta, en el año 1945, el
seudónimo de Guillermo Coral, para volver a grabar diez años más tarde con
Canaro ahora con su verdadero apellido; Isabel De Graña y Ernesto Herrera
completan la lista de cantores de la orquesta, ya en los años posteriores.
Por
otra parte, prestó marco musical con su orquesta a grandes voces solistas, como
las de Charlo, Agustín Irusta, Roberto Fugazot, Ada Falcón y Nelly Omar, además
de las ya mencionadas grabaciones con Gardel y con el chileno Lucho Gatica.
Este
último resultó en definitiva el último cantor que grabó con la orquesta de
Canaro.
Esos
registros se realizaron en el mes de junio de 1964 en los estudios del sello
Odeon, cantando Gatica el día 15 de ese mes los temas de Gardel y Le Pera Golondrina,
Volver, El día que me quieras, Sus ojos se cerraron, Arrabal
amargo y Por una cabeza. Dos días más tarde los registros se
completaron con otras composiciones del mencionado binomio autoral. Ellas
fueron Mi Buenos Aires querido, Tomo y obligo, Melodía de
arrabal, Cuando tú no estás, Volvió una noche y Cuesta
abajo.
Las
pocas grabaciones realizadas con posterioridad a éstas, hasta las postreras ya
mencionadas del 6 de noviembre de ese mismo año, fueron todas de carácter
instrumental.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de
tango; Tomo I
biografia
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