Bandoneonista,
director y compositor, de extensa trayectoria en el género. Nació el 5 de
mayo de 1897, en la casa paterna ubicada en calle Lavalle 1606, en pleno centro
de Buenos Aires, siendo el octavo hijo del matrimonio que formaban don Nicolás
Fresedo y doña Clotilde García.
Luego de
sucesivas mudanzas, cuando Osvaldo tenía once años, la familia se instaló en
el barrio de La Paternal, con el que se lo identificaría a lo largo de toda su
vida.
Comenzó su
actividad musical, aproximadamente, a esa edad tocando la concertina,
instrumento asimilable al bandoneón aunque con una menor cantidad notas. Sus
primeros estudios de teoría y solfeo los realizó con el profesor Pedro
Desrets —violinista de orquestas sinfónicas— y ya como ejecutante del
bandoneón, debutó en el año 1914 en el café Paulín de la avenida San
Martín, en su barrio de La Paternal.
Refiriéndose
a Fresedo como intérprete del bandoneón, el doctor Luis María Sierra ha
destacado que «es el bandoneonista que conservó la mayor semejanza
interpretativa con las formas de ejecución de Eduardo Arolas, en cuanto a
estilo, sobriedad, sonoridad y concepción armónica. Al igual que el “Tigre
del bandoneón”, Fresedo prefirió, antes que su lucimiento como solista del
instrumento, integrar su bandoneón conductor a la proyección integral de la
orquesta, y, también como Arolas, logró el ligado de los sonidos, aspecto que
señala el mencionado estudioso, es el más difícil en la ejecución de este
instrumento».
En 1914,
escribió su primer tango, originalmente titulado La ronda, al poco
tiempo rebautizado El espiante, título con el que fue estrenado en el
café La Oración por el conjunto de Augusto Berto y con el que se ha perdurado
desde entonces. Poco después, compuso Chupate el dedo, estrenado por
Carlos Posadas en los bailes de carnaval de 1914.
En 1915,
Fresedo animó los bailes de carnaval en el Teatro Municipal de Pergamino,
integrando un trío con el pianista Antonio Basso y el violinista Enrique Modesto.
Posteriormente,
se incorporó al conjunto de Manuel Aróstegui, con quien también formó parte
de un trío que actuó en el café ABC, de la avenida Canning.
Luego de
actuar con otro trío —en este caso integrado con el pianista José Sassone y
el violinista Emiliano Costa— en el café Venturita y en la academia de baile
Thames, Fresedo estuvo en la orquesta de Francisco Canaro en las presentaciones
que ésta realizó en los bailes de carnaval de 1916 en el teatro Politeama de
Rosario y, de inmediato, nuevamente en Buenos Aires, asumió la dirección de
un cuarteto integrado por su hermano Emilio y Francisco Confera, en violines, y
el pianista Francisco Pracánico.
Con otro
conjunto, ahora un quinteto integrado por el pianista José Martínez, los violinistas
Francisco Canaro y Rafael Rinaldi y el contrabajista Leopoldo Thompson debutó
el 1° de julio de 1916 en el cabaret Montmartre, para luego hacerlo, el 1° de diciembre de ese mismo año, en el cabaret Royal Pigall.
Aún
integrando el conjunto que actuaba en este local nocturno, formó parte
también de la agrupación de Vicente Loduca, con el que realizó sus primeras
grabaciones, participando también de algunos registros fonográficos de las
orquestas de Canaro y Firpo.
Se retiró
de este último conjunto con el fin de reemplazar a Eduardo Arolas en el trío
que éste formara con Juan Carlos Cobián y Tito Rocatagliatta, con quienes
debutó en el lujoso cabaret II Abaye y luego en el Armenonville, en el verano
de 1918.
En el
desusadamente frío invierno de ese año había integrado un conjunto de
música internacional en el cabaret Casino Pigall, recién inaugurado, en el
que Fresedo intervenía cuando la orquesta interpretaba un tango.
Al poco
tiempo, el empresario de este local le ofreció la posibilidad de formar su
propia orquesta de tango, entre cuyos primeros músicos estuvieron José María
Rizzutti, en el piano, y Julio De Caro, como primer violín.
Con ella,
actuó por primera vez en el Baile del Internado del año 1919, en el que estrenó
su tango El 6.
En 1920, el
sello RCA Victor formó la Orquesta Típica Select, integrándola con Enrique
Delfino, Tito Rocatagliatta y Osvaldo Fresedo, decidiendo que las grabaciones
se efectuasen en Nueva Jersey para obtener una mejor calidad de sonido.
El trío
partió el 24 de agosto de ese año, extendiendo a tres meses su permanencia en
Estados Unidos. En ese lapso, grabaron alrededor de cincuenta temas,
completándose la formación con dos músicos más: el violinista chileno
Alberto Infantas y el violoncellista alemán Hernán Meyer.
De regreso
al país, en 1921, Fresedo rehízo su propia orquesta, con la que se presentó
en la temporada veraniega de 1922 en Mar del Plata, dando así inicio a la
extensa y brillante trayectoria de su agrupación, prolongada desde entonces
por casi sesenta años.
Al mismo
tiempo, solía competir como ciclista y motociclista, y en 1923 obtuvo su
brevet de piloto civil.
Su primera
integración fue un sexteto que conformaron Fresedo y Alberto Rodríguez, en
bandoneones; Tito Rocattagliatta y Manlio Francia, en violines; Juan Carlos
Cobián (luego reemplazado por José María Rizzutti), en piano, y Leopoldo
Thompson, en contrabajo.
La primera
grabación de la flamante orquesta fue el tango Siete pelos, que el director
dedicó al presidente Marcelo de Alvear.
La
formación alcanzó tal nivel de actividad que, en 1925, tuvo que formar cuatro
orquestas paralelas, actuando la principal en el cabaret Ta–Ba–Rís y en radio
Fénix.
En ese año,
Fresedo dejó el sello Victor con el fin de comenzar a grabar para Odeon,
empresa en la que llegó a editar alrededor de trescientos temas, entre ellos
dos tangos acompañando a Gardel, Fea y Perdón viejita.
1927 y 1928
fueron años particularmente intensos en materia de grabaciones. Muchas de
ellas fueron instrumentales y en otras participaron como estribillistas primero
Juan Carlos Thorry, luego reconocido actor de radio, teatro, cine y
televisión, y ya, en 1928, Ernesto Famá, quien formó parte de la orquesta
que viajó a París en octubre de este último año. Luego de exitosas
presentaciones en la capital de Francia, en la que participaron en la
inauguración del lujoso cabaret Nouvelle Garrón, la delegación extendió su
gira a la Costa Azul y a Bélgica, para actuar en 1929, en Nueva York.
En 1931,
comenzó a grabar en el flamante sello Brunswick y, en mayo de 1932, en
oportunidad de inaugurarse el cine–teatro Astor, presentó una orquesta muy
numerosa, incluyendo cuerda completa, maderas, metales y percusión, obteniendo
un sonido absolutamente novedoso para el tango de la época. El cantor era
Roberto Ray, quien por un mucho tiempo fue la voz más identificada con la
orquesta.
En esos dos
años, se presentaba en el local el Ta–Ba–Rís con una formación compuesta por
Pascual Storti, Juan Salvatore y el mismo Fresedo, en bandoneones; Adolfo
Muzzi, Pedro Desrets y José Lorito, en violines; Sebastián Lombardo, en
piano, y Humberto Costanzo, en contrabajo. Entre las grabaciones realizadas en
esos años se encuentra la de Tango mío, cantada por Agustín Magaldi.
En 1933, la
orquesta participó de la filmación de la película Tango, interpretando el
tema ¿Por qué?, del propio Fresedo con letra de su hermano Emilio.
En ese mismo
año, decidió dejar su rol de intérprete del bandoneón, para asumir
únicamente el de director. También entonces retornó a grabar en RCA Victor,
dado que la grabadora Brunswick había cerrado sus puertas.
En 1939, Ray
fue reemplazado por Ricardo Ruiz, a quien acompañaron primero Carlos Mayel
—cantor y también inspirado compositor de melodías para el género, que en
verdad se llamaba José Luis Anastasio— y luego Carlos Roldán. Mientras Mayel
grabó nueve temas, Roldán sólo grabó el candombe Negra María.
En 1942, al
desvincularse de su formación la totalidad de los músicos que la integraban,
la orquesta tuvo una renovación integral, incorporándose entre otros, Emilio
Barbato, como pianista; Elvino Vardaro, como primer violín, y el cantor Oscar
Serpa, el que desarrolló una intensa actividad como único vocalista de la
orquesta hasta su retiro de ella en 1946.
En ese
lapso, Serpa dejó su voz impresa en cincuenta y nueve grabaciones, comenzando
con Mi noche triste el 13 de mayo de 1942, y finalizando con Hermana,
tango de Lucio Demare y Homero Manzi, grabado el 26 de noviembre de 1946.
En el
ínterin, Fresedo grabó además un disco con dos temas en los que intervino
como invitado el mexicano Pedro Vargas. Estos registros se efectuaron el 25 de
julio de 1945.
En 1950, se
incorporó a la orquesta Roberto Pansera como primer bandoneón y arreglador.
Esta incorporación fue decisiva en el sonido de la orquesta hasta su
disolución poco más de treinta años más tarde, dado que Pansera, sin
resignar el estilo que había caracterizado siempre a Fresedo, aportó
novedosas ideas musicales como arreglador y enriqueció su repertorio con
excelentes tangos.
Por
entonces, la formación comenzó a grabar para el sello Columbia, subsidiario
de Odeon.
Durante la
década de los años cincuenta, las actuaciones de la orquesta de Fresedo se
centraron en la boite Rendez Vouz, que el director había inaugurado en 1947.
Además, se presentó en radio Splendid y concretó un importante número de
grabaciones, las que desde 1952, volvió a realizar para el sello Odeon.
En noviembre
de 1959, se estrenó la película Adiós muchachos, en la que la
orquesta interpretó el famoso tango que daba el título a la película.
En ese mismo
año, había comenzado a grabar para el sello Columbia los recordados discos
long play que empezaban a revolucionar el mercado musical. Contaba ahora con
las voces de Blanca Money y Hugo Marcel, además de la de Carlos Barrios, quien
estaba en la formación desde 1952.
En los años
sesenta, además de continuar grabando en forma asidua, la orquesta actuó en
programas televisivos, en los que ocasionalmente, Fresedo interpretaba el
bandoneón.
En 1968,
realizó una extraordinaria producción discográfica titulada Los diez
mandamientos, inspirada en la tabla de la Ley de Dios. La música
perteneció en colaboración a Fresedo y Roberto Pansera, y la letra era de
Roberto Lambertucci. La voz invitada fue la del cantante internacional Daniel
Riolobos y el recitado fue confiado a Jorge Ruanova.
Siempre para
el sello Columbia, ya en 1980, grabó un disco larga duración con tangos
instrumentales y al año siguiente publicó otro álbum, en este caso con la
participación de los cantores Argentino Ledesma y Hugo García, trabajos que fueron
los últimos registros discográficos de la brillante trayectoria de esta
orquesta, iniciada sesenta años antes.
Además de
estos dos últimos vocalistas, entre los cantores que lo acompañaron a lo
largo de tan extensa carrera artística cabe recordar en especial a Roberto Ray,
quien participó en las formaciones de Fresedo en tres períodos distintos,
siendo en el primero de ellos el cantor de toda la década del treinta.
También se destacaron Ricardo Ruiz, Oscar Serpa, Carlos Mayel y Osvaldo Cordó
en los años cuarenta, Héctor Pacheco, Armando Garrido, Carlos Barrios, Hugo
Marcel y Héctor De Rosas, en los cincuenta, Oscar Luna y Blanca Monney, a
comienzos de los sesenta, y finalmente Osvaldo Arana, quien grabó cuatro temas
en 1968, entre ellos Sobre el pucho y Viejo Buenos Aires. En esta
mención, no pueden olvidarse tampoco a aquellos primeros estribillistas de los
años veinte, como los ya recordados Juan Carlos Thorry y Ernesto Famá.
De la
extensa obra de Fresedo, recordemos, entre otros títulos igualmente valiosos, Aromas,
Arrabalero —tango que Gardel grabó el 5 de mayo de 1927, y que fuera
además el único de sus temas cuya letra corresponde a la autoría del
escritor de origen santiagueño Eduardo Calvo—; Bandoneón amigo, Mi
viejo reloj, Si de mí te has olvidado, Viajando, Cielito
mío, Careta–Careta, El once, Vida mía, Tango mío,
El espiante, De academia, Desde las nubes, Sollozos,
Volverás, Rosarina linda, Perdón viejita, Pimienta,
Canto de amor, Pampero, Siempre es carnaval y ¿Por
qué?, la mayoría de ellos con letra de su hermano, el violinista y autor,
Emilio Fresedo.
Compuso
también otros temas de hermosa melodía que sin embargo no alcanzaron la
repercusión de los mencionados anteriormente: Campolo solo y Te
pintaste los ojos, ambos grabados en forma instrumental por su orquesta el
19 y el 26 de abril de 1927 son ejemplos en tal sentido.
No pueden
dejar de mencionarse, además, los temas que integran el ya aludido disco larga
duración Los diez mandamientos, algunos de ellos escritos en forma de
vals, otros como canciones e incluso un poema sinfónico, titulado La
Creación.
Este
relevante músico falleció el 18 de noviembre de 1984, a los 87 años de edad,
tres años después de haberse retirado de la actividad musical.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II
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