Francisco Juan Lomuto - Biografía

Pancho Lomuto, como se lo conocía habitualmente, nació el 24 de noviembre de 1893.  Pianista, director y compositor, su primer tango fue El 606.

Debutó como intérprete del piano en la incipiente radiofonía de inicios de la década del veinte y en 1923 formó su primera orquesta, con la que comenzó a grabar para el sello Odeon, hasta el año 1930, siendo su última grabación para este sello la que realizó el 16 de septiembre de este año, ocasión en la que llevó al disco el tango Sin clemencia, de L. D’ Agostino. En esa primera etapa, contó como estribillista con la voz de Charlo.

A partir del año 1931 y durante un período de casi veinte años, fue artista exclusivo de RCA Victor, sello para el que empezó a grabar el día 27 de agosto de 1931, con la ranchera De pura cepa y su tango Nunca más, uno de los temas más difundidos de su producción, ambos cantados por Fernando Díaz, quien así iniciaba su trayectoria que lo llevaría a ser el cantor que más temas registró con esta orquesta, con la que alcanzó un total de ciento setenta grabaciones realizadas en las dos etapas en las que participó como vocalista de la agrupación.

Los últimos registros de la orquesta de Lomuto para ese sello fueron Tarde y Alma en pena, el 27 de octubre de 1950, menos de dos meses antes del inesperado fallecimiento de este director.

Los músicos que la integraron entre 1931 y 1945 fueron los bandoneonistas Daniel Álvarez —recordado compositor de tres tangos de excelente factura: Volvamos a empezar, Cómo se muere de amor y Aquel nocturno—, Jorge Fernández, Américo Figola, Luis Zinkes, Martín Darré —quien tenía a su cargo los arreglos en muchas de las interpretaciones de la orquesta—, Gregorio Pérez, Miguel Jurado y Juan Ginocchio; los violinistas Leopoldo Schiffrin —músico de formación clásica, tío de Lalo Schiffrin—, Armando Gutiérrez, Dante Napolitano, Carlos Taberna y Luis Aspicella; Oscar Napolitano —padre del rockero Papo— y luego Ángel Martín, como pianistas, sucediéndose por su parte como contrabajistas Alberto Sciarreta, Hamlet Greco, Jorge Velázquez y Martín Sciarreta.

Incluía la orquesta además otros instrumentos no tradicionales por entonces para el tango, como saxos y clarinetes, a cargo de Carmelo Águila y Primo Starderi; pistón y trompeta, ejecutados ambos por Cándido Borrajo, y batería, a cargo de Desio Salvador Culotta quien transformó su apellido en Cilotta, el que por otra parte se desempeñaba también como administrador de la orquesta.

La última formación de Lomuto, correspondiente a los años 1949 y 1950, se constituyó con Federico Storticatti, Alfredo Cordisco, Manuel Álvarez y Domingo Crego, en bandoneones; Ernesto Giani, Carlos Taberna, Otelo Gasparini y José Carli, en violines; Juan Carlos Howard, como pianista, y Alberto Celenza, en el contrabajo.

Sus primeros vocalistas cuando comenzó a grabar en RCA Victor fueron Alberto Hilarión Acuña y el ya mencionado Fernando Díaz, quienes al momento de su incorporación venían formando un dúo de cantores.

Acuña permaneció muy poco tiempo con Lomuto, mientras que Díaz estuvo hasta comienzos de 1935 para retornar en 1939 y alejarse definitivamente en 1943, siendo reemplazado en ocasión de su primera desvinculación por Jorge Omar.

Cuando Díaz se reincorporó en 1939, junto con Omar formaron el dúo más exitoso de la orquesta de Lomuto hasta su retiro simultáneo en 1943. Producida la desvinculación de estos dos cantores, Lomuto incorporó entonces a dos vocalistas surgidos de un concurso realizado en ese año en radio Belgrano: uno de ellos era Carlos Galarce, quien permaneció desde 1943 hasta 1946 y el otro Alberto Rivera, quien estuvo hasta la disolución de la orquesta por la muerte del director en diciembre de 1950. En el otoño de 1947, la orquesta realizó una recordada gira por España, llevando como vocalistas al mencionado Rivera junto con Chola Luna, esta última en carácter de invitada.

Finalmente, en 1949, se incorporó Miguel Montero, quien también actuó con Lomuto hasta la disolución del conjunto, por lo que él y Rivera fueron los últimos cantores de la agrupación.

Simultáneamente a su actividad artística, Lomuto desarrolló una intensa tarea de índole gremial, al punto tal de ser designado en 1936 como el primer presidente

de SADAIC.

Su labor como compositor incluyó en sus inicios los tangos Muñequita, con coloridos versos de Adolfo Herschel; Nunca más que Francisco escribió en colaboración con su hermano Oscar; Churrasca y el difundido tango Si soy así, cuyos versos pertenecen al comediógrafo, sainetero y empresario teatral de nacionalidad brasileña Antonio Botta.

En el año 1932, estrenó sus tangos Papanata y Aunque parezca mentira en la comedia musical La vuelta de miss París. Ambos fueron grabados poco después por su orquesta con el cantor Fernando Díaz.

Con versos pertenecientes al propio Lomuto, quien para firmar las letras utilizaba el seudónimo de Pancho Laguna, compuso las melodías de Dímelo al oído y Mi reflexión, este último grabado por la orquesta de Francisco Canaro con la voz de Carlos Roldán.

A estos temas, cabe agregar Sombras nada más, con letra de José María Contursi, otra de sus composiciones más destacadas; Ceferino, tema originado en una audición radial en la que participaba la orquesta con el actor Enrique Muiño en el año 1934; Desagravio, tango que curiosamente tiene versos escritos en colaboración con Homero Manzi y José María Contursi, y los instrumentales Mosca muerta, La revoltosa —que grabó con su orquesta en el mes de junio de 1945— y La rezongona, entre otros temas pertenecientes exclusivamente al género tango.

También son de su inspiración La canción del deporte, marcha con letra del ya mencionado Botta, y la milonga Qué tiempo aquel, cuya letra pertenece a Celedonio Esteban Flores.

Como un dato de interés cabe destacar que parte de la discografía de Lomuto pudo ser reeditada ya en el siglo XXI a partir de los discos facilitados al sello editor Euro Record por el cantor Carlos Galarce, a cuya participación en la orquesta entre los años 1943 y 1946 se hiciera referencia en esta reseña.

El 23 de diciembre de 1950 se produjo el inesperado fallecimiento de Lomuto. Contaba con 57 años de edad.

 

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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