Pianista, director, compositor y arreglador nacido en Juan B. Molina, población de la provincia de Santa Fe, el 19 de agosto de 1921.
Siendo muy niño, su familia se trasladó a la localidad de Las Varillas, en la provincia de Córdoba, donde a los seis años comenzó a tomar lecciones de piano de la profesora Zenaida Sueldo y luego con Nélida Basso. A los doce años, al mismo tiempo que culminaba sus estudios primarios, se recibía de maestro de piano, y dos años más tarde, de profesor de piano.
No obstante, poco antes ya había debutado en una orquesta de Laspiur, localidad cercana a Las Varillas.
En el mismo año en que obtuvo el último título, es decir 1935, formó una orquesta típica a la que denominó Mickey con la que durante cuatro años realizó presentaciones en la zona de influencia de Las Varillas. En 1939, se presentó en esta localidad la orquesta de Juan D’Arienzo, quien tomó una prueba al joven pianista, a resultas de la cual lo citó para que se presente en Buenos Aires en marzo del año siguiente, con la finalidad de incorporarlo como suplente de Juan Polito.
Sin embargo, al decidir éste luego de la temporada veraniega de 1940 en el hotel Carrasco desvincularse de la orquesta del Rey del Compás con la finalidad de formar su propia agrupación, tras una nueva y satisfactoria prueba ahora en Buenos Aires a la que asistió Alberto Pintín Castellanos, por entonces asesor musical de radio El Mundo, quedó así incorporado como pianista principal de la famosa orquesta.
Al mismo tiempo, D’Arienzo, por intermedio de la tarea de selección de músicos que realizaba Héctor Varela, primer bandoneón del conjunto, se encontraba formando la nueva conformación del mismo, debido a que junto con Polito se habían retirado el cantor Alberto Echagüe y el resto de los músicos que integraban la agrupación.
La nueva integración, además del joven pianista de 18 años, la completaban Héctor Varela, Eladio Blanco, Alberto San Miguel, Jorge Ceriotti y José De Pilato, en bandoneones; Cayetano Puglisi, Clemente Arnaiz, Jaime Ferrer y Blas Pensato, en violines; Olindo Sinibaldi, en contrabajo, y Alberto Reynal —así bautizado por el mismo D’Arienzo, dado que su verdadero nombre era Enzo Gagliostro—, como cantor. Los arreglos quedaron a cargo de Héctor Varela.
El debut de la nueva formación de D’Arienzo se produjo el 1o de mayo de ese año y en ella permaneció Salamanca hasta la finalización de los bailes de carnaval del año 1957, en los que la agrupación actuó en el club River Plate.
En ese extenso período de diecisiete años, no faltó a ninguna presentación ni grabación, de modo tal que los sucesivos suplentes en el piano, Rodolfo Velo, Jaime Gosis y Juancito Díaz, no tuvieron oportunidad de participar en ninguna de esas actividades.
Desvinculado de D’Arienzo, Salamanca dio comienzo a la tarea de formar su propia orquesta, convocando para ello a Eduardo Corti, por entonces primer bandoneón en la orquesta de Miguel Nijenshon.
El debut se produjo en el club Glorias Argentinas el 11 de mayo de ese mismo año 1957, contando con el mencionado Corti, Luis Magliolo, Julio Esbrez y Adolfo Gómez, como bandoneonistas; Elvino Vardaro, Aquiles Aguilar, Lázaro Becker, Edmundo Baya y Jorge González, en violines; Ítalo Bessa, como contrabajista; Jorge Garré y Andrés Peiró, en el rubro de cantores, y obviamente Fulvio, como pianista y director.
Sin desmerecer en absoluto a los restantes integrantes, sin dudas la presencia de Vardaro, para muchos el violinista más relevante que dio el tango, se destacaba con perfiles muy marcados. También con importantes antecedentes, la formaba el violinista Hipólito Aguilar, quien estaba actuando hasta entonces junto con Corti en la orquesta de Miguel Nijenson, pero había sido antes integrante de la orquesta Francini Pontier durante los diez años de actuación de ésta.
El 31 de mayo, es decir veinte días después de su debut, la flamante agrupación ingresó a los estudios discográficos del sello Odeon, en los que grabó sus dos primeros temas: Chiqué y Alma en pena, ambos en forma instrumental. Pocos días más tarde, el 4 de junio, se produjo su presentación ante los micrófonos de radio Splendid.
Meses después, no sólo se retiró el cantor Andrés Peyró —por quien ingresó Armando Guerrico— sino también los bandoneonistas Magliolo y Gómez, a quienes reemplazaron Miguel Carrasco y Osvaldo Pichuquito Risso, y cuatro de los integrantes de la fila de violinistas: Aguilar, González, Becker y Baya, a quienes suplantaron Alfonso Bernava, Julio Graña, José Carli y Eugenio Nápoli.
A comienzos de 1958, Vardaro, quien por entonces estaba desarrollando una intensa actividad en diversas agrupaciones, también se desvinculó de la orquesta de Salamanca.
La orquesta actuó durante los veranos de 1958 a 1961 en Montevideo, extendiendo en este último año su actividad a otras ciudades uruguayas, además de realizar una gira por territorio chileno.
La formación, como se indicara anteriormente, grabó para el sello Odeon desde el 31 de mayo de 1957 y, en una primera etapa, hasta el 12 de julio de 1960, día en el que dejó registrados los temas Flor del valle, tango perteneciente a Guillermo Desiderio Barbieri y Luis Garros, cantado por Armando Guerrico, e Inocencia, un tango de Mercedes Simone que cantó Luis Correa. El total de temas grabados en esta etapa alcanzó a treinta y dos, editados en dieciséis discos de 78 revoluciones por minuto.
En el mes de julio de1961, grabaron para el sello Phillips once temas que fueron editados en un disco larga duración de 33 revoluciones.
De regreso al sello Odeon, el 19 de diciembre de 1963 la orquesta registró otros cuatros temas uno de ellos instrumental, mientras que los otros tres contaron con las voces de Luis Roca, Julio Rodolfo y Luis Correa, en cada uno de ellos.
Entre 1964 y 1970, la agrupación formó parte del catálogo del sello Music Hall, registrando a razón de doce temas por cada año, esto es un total de sesenta grabaciones, editadas en sendos discos larga duración que salieron a la venta los cinco años comprendidos.
Además, y en este caso para el sello King Records, entre los años 1966 y 1968, la orquesta de Salamanca grabó en Buenos Aires dos discos larga duración más para ser distribuidos en Japón. El primero de ellos contenía doce tangos europeos y el segundo otros doce temas, en este caso pertenecientes al folclore japonés arreglados en tiempo de tango.
En los años 1969 y 1970, integró un trío junto con el bandoneonista Julio Esbres y el contrabajista Alberto Celenza, a quien luego reemplazó Ángel Alegre.
En 1975, la orquesta realizó una gira de 75 días de duración por Japón, ocasión en la que recorrió 63 ciudades. En esa oportunidad, grabó para el sello Victor Japón veinticuatro tangos clásicos, entre ellos Chiqué, Gallo ciego, El mareo, Dibujos, La cumparsita, Recuerdo, Rodríguez Peña, El choclo y otros temas de similar trascendencia.
Fulvio regresó a los estudios de grabación recién en 1987, en este caso para el sello Almani no ya al frente de su gran orquesta, sino ahora de un sexteto que integraban los bandoneonistas Alberto Vidal y Alberto Zini; los violinistas Carlos Piccione y Daniel Mangeltat; el contrabajista Francisco Rueda, y Salamanca como pianista y director, participando también en ocasiones como bandoneonista invitado Carlos Niesi.
En esta oportunidad, el total de grabaciones alcanzó a diez, siete de ellas instrumentales, y las tres restantes con la participación de Julio Rodolfo — originalmente contrabajista y luego cantor—, quien en este último rol ya había grabado con la orquesta en la década del sesenta.
Otros músicos que a lo largo de la trayectoria de la formación de Salamanca habían formado parte de ella fueron los bandoneonistas Mario Montagna, Osvaldo Piro, Oscar Basil, Eduardo Michelli; los violinistas Raúl Domínguez, Daniel Murnstein, Fernando Suárez Paz, Emilio Pando, Pedro Aguilar, Simón Bajour, Alberto Besprovan, Víctor Braña, Mauricio Marchelli, José Antonio Mancuso y Leo Lipesker, y los contrabajistas Rafael Del Bagno, Román Arias y Mario Monteleone. Como se observa, muchos de los mencionados fueron a la postre figuras de primerísimo nivel.
Los cantores, aparte de los ya mencionados anteriormente, fueron Mario Luna, Luis Roca, Alberto Chino Hidalgo y Carlos Nogués.
En su labor de compositor, Salamanca registró algo más de cuarenta temas, a los que cronológicamente cabe separar en dos etapas: mientras se desempeñaba como pianista de D’Arienzo y luego de desvincularse de éste.
La primera parte de su producción, es decir la que corresponde al primero de los períodos mencionados, fue grabada en su mayor parte por la orquesta del Rey del Compás.
Así ocurrió, por ejemplo, con Barracas al Sud, milonga con la que inició su labor como compositor, y que el Rey del Compás grabó para el sello RCA Victor con la voz del cantor Carlos Casares el 8 de agosto de 1940, es decir en los primeros meses de actuación de Salamanca en su orquesta.
A ella siguieron títulos tales como Carancho, tango también de inicios de los cuarenta, que la orquesta registró en octubre de 1942, cantando en este caso Juan Carlos Lamas la letra perteneciente a Héctor Marcó, Desde aquella noche, Porque tú me lo pides, Viento sur, Chamusquina, Ay mimosa, Y suma y sigue, Se–pe–ño–po–ri–pi–ta–pa, Ganzúa, Hoy me vas a escuchar, Tomá estas monedas y La sonrisa de mamá.
Los temas escritos con posterioridad a su desvinculación de D’Arienzo fueron mayoritariamente grabados por sus propias agrupaciones, tal como aconteció con La polquita, Matraca, Muñeco saltarín, Delantal, Herrero sentimental, Los siete enanitos, El potrerito Carmen, Tanguereando, Como rosas prendidas, Al separarnos y Milongeracha, cuya melodía le pertenece en colaboración con Alberto Celenza, quien fuera contrabajista de su orquesta.
También compuso y grabó con su orquesta en el año 1959 dos temas destinados a colaborar con la campaña financiera del Partido Comunista al que Salamanca se había afiliado a fines de 1946. Ellos fueron Patricio eterno, con letra de José Huasi, dedicado al líder Patricio Lumumba, y Milonga con toda el alma, con versos de Álvarez Morgado. El disco, grabado por el sello Odeon en una edición especial no comercial, contó en ambos temas con la voz de Luis Correa.
Precisamente, su afiliación a la mencionada agrupación política no dejó de traerle inconvenientes para el desarrollo de su actividad en la etapa de director, en especial durante la época de los gobiernos militares que se sucedieron en las décadas de los años sesenta y setenta, viéndose incluso envuelto a mediados de la primera de ellas en un sonado episodio policial, el intento de secuestro de Palito Ortega, hecho que no tardó en descubrirse como una vil patraña tejida en contra del prestigioso músico que nos ocupa en esta reseña.
De todos modos, mantuvo siempre una inclaudicable actitud a pesar de los sinsabores propios de la intolerancia vigente por entonces.
El 25 de mayo de 1999, casi tres meses antes de cumplir 78 años de edad, se produjo el fallecimiento de este auténtico artista de la música popular.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III
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