Ángel Vargas - Biografía


 

 

José Lomio, tal su verdadero nombre, o El Ruiseñor del las Calles Porteñas, cariñoso apelativo con el que permanentemente se lo recuerda, nació en el barrio de Parque Patricios, el mismo al que le cantó en uno de sus tantos éxitos, el 22 de octubre de 1904.

Integrante del coro de la escuela primaria a la que asistía, ya adolescente inició su carrera de cantor en escenarios barriales, incluso en cines, actuando posteriormente en el club Wilde Sporting, de la localidad de ese nombre en la que se encontraba radicado.

Al mismo tiempo, se desempeñaba como tornero en un frigorífico de la zona, tarea que siguió desarrollando cuando en 1930 se produjo su debut como cantor profesional, en la orquesta de Landó y Mattino, con la que se presentó en el café Marzotto.

Se incorporó luego a la orquesta de Augusto P. Berto, ya en la etapa final de la actividad de este músico de importante actividad en las dos décadas anteriores.

Con Berto, actuó bajo el seudónimo de Carlos Vargas, presentándose ante los micrófonos de las radios Argentina y Prieto.

En 1931, fue vocalista del cuarteto de Armando Consani, conjunto con el que amenizó bailes en clubes de Buenos Aires y también del interior del país, que constituyeron sus primeras actuaciones fuera del área de Capital Federal.

Se encontraba vinculado a ese cuarteto cuando en 1932 conoció al pianista y director Ángel D’Agostino, a cuya orquesta ingresó para actuar en el teatro Cómico de la calle Corrientes, y para presentarse luego en el Gran Cine Florida, en actuaciones compartidas con Libertad Lamarque y Casimiro Ain, concretando también presentaciones en los cines Carioca y Select Buen Orden, ubicado en la calle Bernardo de Irigoyen 1521.

Esta primera etapa del que luego sería célebre binomio concluyó un par de años más tarde y en 1935 Vargas se incorporó a la orquesta de José Luis Padula con quien realizó el 4 de noviembre de ese año sus dos primeras grabaciones: el tango Brindemos compañeros y la ranchera Ñata linda, en los estudios de la grabadora Odeon.

En 1938, ingresó a la Orquesta Típica Victor, la inolvidable agrupación que el mencionado sello había creado al solo fin de realizar grabaciones.

Con ella, Vargas realizó tres registros discográficos, dos de ellos en ese año y la restante el 5 de enero de 1939.

También en 1939, el día 11 de abril, dejó dos registros más, en este caso acompañado por un conjunto de guitarras.

En el año 1940, se produjo su reincorporación a la orquesta de Ángel D’Agostino, con quien comenzó a actuar en el cabaret Chantecler, dando inicio así a partir de esta segunda vinculación entre ambos a la etapa más brillante de la trayectoria, tanto del director como del vocalista. En efecto, en ese año el binomio luego de amenizar los bailes de carnaval del teatro Broadway se presentó en audiciones en radio El Mundo e inició su serie de grabaciones para el sello RCA Victor registrando el día 13 de noviembre los tangos No aflojés Muchacho.

Integraban la orquesta los bandoneonistas Alfredo Attadía, Ismael Spitalnik, Muñoz y Vasallo; los violinistas Benjamín Holgado Barrio, Bernardo Weber y Vicente Russo; el contrabajista era Francisco De Lorenzo, quedando el piano a cargo del propio director. Los arreglos fueron encomendados a Attadía y Spitalnik.

En 1942, actuaron en la audición radial Ronda de Ases un verdadero suceso de la época, presentándose también en el salón de bailes Palermo Palace, en distintos clubes y en el interior del país.

En ese mismo año, orquesta y cantor actuaron en dos cortometrajes cinematográficos realizados por Enrique Cadícamo, en los que interpretaron los tangos Tres esquinas El cuarteador, ambos con letra del mencionado autor.

Desde julio a septiembre de 1943, Ángel Vargas estuvo temporariamente desvinculado de la orquesta. Al reintegrarse en esta última fecha, los músicos de la agrupación eran Eduardo del Piano quien también se desempeñó como arreglador, Alberto García, Salvador Cascone, Domingo Mattio, Mariano Rodas y Jacinto Nieves, en bandoneones; Víctor Falace, Alberto del Bagno, Alberto Del Mónaco y Mario Perini, en violines; Romeo Molo, en el contrabajo, mientras que el piano siguió a cargo del propio director.

Estos cambios obedecieron a que junto con Vargas, los músicos que hasta entonces estaban con D’Agostino se alejaron con el cantor a fin de formar el binomio Vargas–Attadía, de efímera duración.

El 10 de septiembre 1946, luego de grabar los temas Demasiado tarde y Camino del Tucumán, Vargas, decidido a iniciar su etapa de solista, se retiró de la orquesta, con la que dejó grabados un total de noventa y cuatro temas, la mayoría de ellos integrada a una secuencia de éxitos inolvidables.

Iniciando su nueva actividad de solista, en junio de 1947 se presentó ante los micrófonos de radio Splendid, con el marco orquestal cuya dirección encomendó al bandoneonista Eduardo Del Piano, desvinculado junto con él de la orquesta de D’Agostino.

Precisamente, es en esa audición donde el locutor Raúl Astor presentó a Angelito como «El Ruiseñor de las Calles Porteñas», apelativo que desde entonces lo acompañó definitivamente.

Siempre vinculado a RCA Victor hasta el final de su vida, con el acompañamiento de Del Piano grabó un total de veinte temas entre el 3 de noviembre de 1947 —Milonga para Gardel Se lustra señor— y el 20 de octubre de 1950 —Mi vieja viola y Ventanita de arrabal.

Si bien todos los registros son permanentemente recordados, se destacan además de los mencionados Mil novecientos diezA los muchachosTantoSe llamaba Eduardo Arolas, Que se vayanBandoneón arrabalero y Quién hubiera dicho, al que Vargas cambió la expresión original de la letra: ¡Quién hubiera dicho que por ese loro!, por la mucho más delicada: ¡Quien hubiera dicho que por su cariño!.

En la continuación de su carrera de solista, fue luego acompañado por la orquesta del pianista Armando Lacava, con quien dejó cuarenta registros —la mayor cantidad en esta etapa de su carrera—, entre ellos el único dúo de toda su trayectoria, el tango Ya no cantas chingolo, que el 13 de octubre de 1953 grabó con la participación de su hermano Amadeo Lomio.

Las primeras grabaciones con el acompañamiento de Lacava datan del 19 de junio de 1951, día en el que registraron Cascabelito No salgas de tu barrio, mientras que el 20 de diciembre de 1954 dejaron editados los cuatro últimos temas: Doblando el codoTiene razón amigazoNoche de locura y Pingo lindo.

Los siguientes registros fueron con el acompañamiento del trío dirigido por Alejandro Scarpino, bandoneonista como todos los directores que lo acompañarían desde entonces y hasta su sorpresivo fallecimiento.

Con el marco musical dirigido por Scarpino dejó seis grabaciones entre el 13 de septiembre de 1954 —Muchacho No aflojés, precisamente los mismos temas con los que iniciara su serie de registros con Ángel D’Agostino— y el 21 de junio de 1955, día en el que dejó registrados La bruja y Ayer. En el medio, quedaron otros dos reconocidos éxitos: El espejo de tus ojos, perteneciente al mismo Várgas, y Cartas viejas, ambos del día 20 de octubre de 1954.

A este acompañamiento siguió de inmediato el conducido por Edelmiro Toto D’Amario, con quien entre el 24 de noviembre de 1955 y el 30 de agosto de 1957 dejó registrados veinte temas.

En la primera de esas fechas, las grabaciones correspondieron a los tangos Mi dolor y Ventanita florida y en la última los registros fueron la milonga La fulana y el tango Shusheta.

Además de estos cuatro éxitos, es imposible no mencionar otros registrados con este marco orquestal, tales como Te estaba esperandoPiedadCicatricesCascabelito y muy especialmente, Carnaval de mi barrio.

El acompañamiento con el que contó a continuación fue el dirigido por el entonces muy joven Daniel Lomuto, con quien el 24 de abril de 1958 dejó registrados el tango Vos hacés lo que querés y la milonga Miriñaque.

En ese mismo año, grabó con la orquesta dirigida por Luis Stazzo, comenzando esta etapa el 4 de septiembre con los tangos El despertar y Esta soledad; la continuó el 11 de diciembre con Glorias de ayer y ¿Quién tiene tu amor?, para finalizarla el 17 de abril del año siguiente con Hablando de tango y Un boliche, totalizando así seis recordados registros.

El último ingreso de Vargas a los estudios de la RCA Victor se produjo dos meses más tarde, el 16 de junio, cuando acompañado por la orquesta de José Libertella interpretó la milonga La porteñita y el tango La cieguita, probablemente la letra de tinte más triste que grabó en toda su carrera.

Había totalizado así ciento noventa y cinco grabaciones en un lapso de veinticuatro años.

Veintiún días más tarde de estas dos últimas versiones grabadas, el 7 de julio de 1959, a consecuencia de complicaciones sufridas en un proceso postoperatorio, luego de haber sido intervenido quirúrgicamente a comienzos de ese mes, El Ruiseñor de las Calles Porteñas falleció cuando aún no había cumplido 55 años de edad.

Como compositor había legado al género la milonga Porque me siento feliz, en colaboración con Mario Perini, que grabó cuando se desempeñaba como cantor de la orquesta de D’Agostino, el vals El espejo de tus ojos, grabado cuando lo acompañaba el trío dirigido por Alejandro Scarpino, y el tango En la milonga, con letra de Carlos Russo, que grabó acompañado por el director Edelmiro Toto D’Amario.

A su vez, a poco de morir fue homenajeado por Ángel D’Agostino, Eduardo el Chon Pereyra y Enrique Cadícamo, a través del tango El Ruiseñor, que el primero de ellos grabó con su orquesta y la voz de Roberto Alvar, el 15 de septiembre del mismo año en el que falleció el recordado cantor

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo III biografia angel

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