Pianista,
director y compositor nacido en la localidad de Adrogué, en el sur del Gran
Buenos Aires, el 2 de noviembre de 1912. Hijo de un músico aficionado que
interpretaba con facilidad varios instrumentos, pronto dio comienzo a sus
estudios del bandoneón bajo la tutela del profesor Guillermo Olson, amigo de su
padre.
El
joven Alfredo demostró rápidamente poseer buenas condiciones de intérprete y
también de compositor, volcándose en este aspecto en esos primeros años por los
valses, los que escritos cuando aún concurría a la escuela primaria, contaron
con una apreciable base armónica. Fue así que su primera composición estrenada
en público fue un vals que tituló A
mis compañeros, dado a conocer con su bandoneón en la fiesta de fin
de curso al cierre de su primer ciclo escolar en un colegio de Banfield,
localidad a la que ya por entonces se había mudado su familia.
De
Ángelis refería que esa fue la última ocasión en la que ejecutó en público el
bandoneón, porque de inmediato dedicó todos sus esfuerzos al estudio del piano,
instrumento del que se recibió de profesor cuando sólo tenía trece años. En
1931 ingresó como pianista de la academia de baile Antonini, situada en la
calle Suipacha de la Capital Federal, al mismo tiempo que se desempeñaba como
vendedor de una casa de música de la que además era socio.
Su
actuación en la academia de baile le abrió paso para incorporarse a la orquesta
de Anselmo Aieta, con la que actuó durante algo más de dos meses en el mítico
café Germinal. Luego animó en Banfield las ya postreras funciones de cine mudo,
para poco después ingresar como pianista del conjunto Santiaguito, agrupación
dedicada a acompañar representaciones teatrales en las que como cantor y galán
se desempeñaba Carlos Dante, el mismo que una década más tarde formaría con De
Ángelis uno de los grandes binomios del tango.
A
continuación, el aún muy joven pero ya fogueado pianista ingresó, en reemplazo
de Nicolás Vaccaro, a la orquesta de Graciano De Leone, con quien permaneció
hasta 1935. Con ella actuó en la Radio Ultra, el teatro Boedo, en bailes en
clubes y en fiestas particulares.
En
febrero de 1936 formó una orquesta junto al bandoneonista Daniel Álvarez,
compositor de los tangos Aquel
nocturno y Volvamos
a empezar, codirigida por ambos, con la que se presentó nuevamente
en el café Germinal hasta el año siguiente. En 1938 la formación de Álvarez y
De Ángelis realizó una extensa gira por el interior del país y, a su regreso,
se disolvió.
En
marzo de 1939 ingresó a la orquesta Los Mendocinos, dirigida por el
bandoneonista Francisco Lauro, pintoresco personaje a quien se conocía por
"El Tano". Actuaron como bandoneonistas en este conjunto Juan Sánchez
Gario y Astor Piazzolla, con quien De Ángelis tuvo desde entonces una corriente
de recíproca antipatía, afortunadamente saldada casi cincuenta años más tarde,
en ocasión de una reunión a la que hacemos referencia en la biografía de
Piazzolla.
Con
la formación del pintoresco Tano Lauro actuó una vez más en el café Germinal, presentándose
además en audiciones en Radio Belgrano, en numerosas veladas danzantes,
realizando además algunas grabaciones para el sello RCA Victor.
El
año 1940 marcó un hito en la trayectoria de De Ángelis, dado que fue el de la
formación de su célebre orquesta, la que constituyó a sugerencia del empresario
José Salas, titular del local nocturno Marabú, uno de los más importantes de la
época, con la finalidad de comenzar a actuar en él.
Alfredo
convocó entonces a algunos de sus compañeros en la orquesta Los Mendocinos, la
que se encontraba inactiva, dando así inicio a la actividad de una de las
formaciones más recordadas en la historia del tango.
Adoptó
para esta primera agrupación que estaba a su único cargo la forma legal de
cooperativa, siendo así, junto con la de Osvaldo Pugliese, las pioneras en la
adopción de esta modalidad de tinte solidario para la distribución de los
beneficios de la actividad.
La
primera formación, en la que se mantuvieron por mucho tiempo varios de sus
integrantes, estaba integrada por De Ángelis como pianista y director,
conjunción de roles que no habría de abandonar jamás, completándose con los
bandoneonistas Carlos Cubría, Eduardo Talian, Guillermo Vilar y Alfredo
Difundo; los violinistas Wenceslao Cinosi, Alfredo Raúl Vilar, Alberto Cicero e
Hipólito Carón y el contrabajista Hugo Besnatti, contando como el primero de
sus vocalistas con Héctor Marea, único cantor de la que no alcanzó a realizar
grabaciones.
Con
estos integrantes, la orquesta debutó en 1941 en el ya mencionado local
nocturno. De ahí en más, toda su trayectoria está ligada a la de su orquesta,
la que mantuvo hasta su fallecimiento.
Su
extensa discografía se inició en el sello Odeón, para el que grabó hasta el año
1977 totalizando cuatrocientos noventa y dos registros. Los primeros registros
fueron realizados en 1943, año en el que completó seis grabaciones, comenzando
con los tangos Marioneta
y Qué buena es,
cantados por Floreal Ruiz y Julio Martel, respectivamente.
Continuó
luego en Microfón, sello para el que dejó grabado un long play con diez temas
en 1980 y culminó en el sello Columbia, en el que grabó sendos long play de
diez temas cada uno en 1982 y en 1985, con lo que su discografía alcanzó un
total de quinientas veintidós grabaciones. El último de estos discos, titulado La piel de Buenos Aires, fue
con el que se cerró la trayectoria discográfica de De Ángelis.
1946, con veintiséis registros, y 1952 y 1956, con veinticuatro cada uno, fueron los años de mayor actividad discográfica de esta orquesta, que a lo largo de su trayectoria contó en su primera etapa con las voces de Héctor Morea hasta 1943, Julio Martel, quien reemplazó a Morea y permaneció hasta comienzos de 1951, y Floreal Ruiz, quien luego de grabar ocho temas, el último de ellos la milonga La guitarrita el 31 de julio de 1944, se retiró de la orquesta para ingresar de inmediato a la de Aníbal Troilo.
A
Ruiz lo reemplazó Carlos Dante, quien a la postre resultó ser el cantor de más
extensa permanencia y mayor popularidad en la agrupación. Estuvo en ella desde
agosto de 1944 hasta diciembre de 1957, lapso en el que participó en ciento
treinta y nueve grabaciones, lo que lo transformó en el vocalista que más
registros discográficos realizó con la orquesta de De Ángelis.
A
fines del verano de 1951, Oscar Larroca reemplazó a Martel, quedando conformado
junto con Dante el que a su vez sería el dúo de cantores más consustanciados
con la orquesta a lo largo de toda su trayectoria.
En
1957 Dante y Larroca se retiraron de la formación, siendo sucedidos por Juan
Carlos Godoy y Roberto Florio, quienes ingresaron en abril de 1958. Godoy
prolongó su permanencia hasta mediados de 1964, mientras que Florio estuvo sólo
por unos pocos meses.
Lalo
Martel, hermano de Julio, reemplazó a Florio en abril de 1959, retirándose en 1963,
siendo sustituido a su vez por Roberto Mancini. Este cantor, quien permaneció
hasta 1964, participó en seis grabaciones.
En
1964, desvinculados Godoy y Mancini, ingresaron Alberto Cuello, quien se retiró
en 1968, y Carlos Aguirre, el vocalista de más prolongada permanencia en la
orquesta De Ángelis después de Carlos Dante, dado que recién se desvinculó de
ella en 1979.
Durante
este lapso Aguirre grabó cerca de un centenar de temas, entre ellos una
reedición poco difundida de Volvamos
a empezar, el éxito de Oscar Larroca.
En
1979 De Ángelis disolvió su orquesta, en la que aún permanecían músicos que
habían participado de su formación inicial en 1941. De todos modos, poco tiempo
después relanzó la agrupación, pero ahora ya totalmente renovada en su integración.
A
partir de entonces se sucedieron las últimas voces de este celebrado director.
Ellas fueron las de Rubén Amándola, Isabel Gigi De Ángelis, hija de Alfredo,
Carlos Boledi y, finalmente, ya en 1990 y 1991, Eduardo Fratta y Rubén Linares,
quienes conformaron un trío de cantores junto con Gigi. Ésta se mantuvo en la
formación de su padre hasta el fallecimiento de éste.
En
los años ochenta, la orquesta, ya sin la repercusión de sus años dorados,
siguió en actividad, registrando los ya mencionados long play para los sellos
Microfón y Columbia.
Alfredo
De Ángelis falleció en su casa del barrio de Belgrano en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires el 31 de marzo de 1992, pocos meses antes de cumplir los ochenta
años.
Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de
tango; Tomo I
biografia angelis
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