Argentino Liborio Galván - Biografía


Violinista, compositor, director y arreglador, faceta esta última en la que se destaca como una de las figuras más trascendentes del tango.
Nacido en Chivilcoy (provincia de Buenos Aires) el 13 de julio de 1913, e hijo de un guitarrista aficionado y payador, comenzó sus estudios de violín con la profesora María Luisa Reyes en su ciudad natal, formando en 1931 su propio sexteto, con el que actuó en su ciudad natal y la región que la rodea.
Hacia fines de 1933, actuó como solista de violín acompañado por un trío de guitarras, incorporando poco después a un cantor que utilizaba el nombre artístico de Carlos Caldel.
1934 es el año de su primera composición, un estilo criollo al que tituló Jubileo a Don Prudencio.
En agosto de 1935, se radicó definitivamente en Buenos Aires, vinculándose con José Luis Padula, en cuya orquesta concretó sus primeras actuaciones en su nueva ciudad de residencia.
Integró luego la formación de Alberto De Caro y al poco tiempo se incorporó como primer violín a la de Florindo Sassone, quien había dejado de ejecutar ese instrumento para dedicarse exclusivamente a la dirección. Fue precisamente para este director que realizó sus primeros trabajos de arreglos.
Posteriormente, se incorporó a la última orquesta que dirigió Enrique Delfino, con la que se presentó en radio Splendid, actuación que Delfino debió abandonar como consecuencia de la ceguera que comenzó a afectarlo por entonces.
Por esa época, Galván realizó su primera actividad de dirección orquestal en Buenos Aires, conduciendo el acompañamiento del cantor Roberto Maida.
En 1937, al mismo tiempo que formaba su propio conjunto, tomó a su cargo los arreglos de la orquesta de Miguel Caló, en la que como primer violinista se desempeñaba Raúl Kaplún. José Gobello señala al respecto que «el sonido del cuarenta nació a partir del primer solo de violín que Galván confió a Kaplún».
Aproximadamente en ese año, abandonó definitivamente su participación como violinista de las formaciones musicales con el fin de dedicarse exclusivamente a la dirección, la composición y, fundamentalmente, la producción de arreglos para distintos directores. Consideraba que su capacidad como ejecutante de ese instrumento no estaba acorde a sus sólidos conocimientos musicales y las hermosas combinaciones orquestales que su formación y su talentosa imaginación le inspiraban.
A comienzos de la década del cuarenta, dirigió el acompañamiento del cantor Roberto Maida, quien había actuado antes exitosamente como cantor de la orquesta de Francisco Canaro, presentándose en audiciones realizadas en radio Belgrano, emisora en la que también actuó al frente de su propia orquesta en esa misma época, contando en ella con músicos de la valía del pianista Osvaldo Manzi y el violinista Simón Blech, quien fuera luego director de la Orquesta Sinfónica de Rosario.
Precisamente, este último, fallecido en el mes de octubre de 1997, destacó siempre la innata capacidad de Galván para escribir los arreglos, para los que empleaba «su hermosa caligrafía musical, pudiendo estar mientras tanto charlando o escuchando radio, todo ello al mismo tiempo».
Su actividad posterior en los años cuarenta se encuentra indisolublemente unida a la formación que dirigía Aníbal Troilo, para quien realizó excepcionales trabajos de orquestación.
El primero de ellos fue Pimienta, el tango de Osvaldo Fresedo, al que siguieron otros arreglos que dieron a la orquesta un sonido muy particular, como los que hizo para las grabaciones de Milonga triste, Sur y en especial Recuerdos de bohemia, obra en la que ideó una extensa introducción con un incomparable solo de violín que fue encomendado a Reynaldo Nichelle, el que excedía la capacidad de una de las caras de los discos de pasta de 78 revoluciones propios de la época.
En la grabación del tema, cuya versión completa alcanza a una duración de cinco minutos y veintitrés segundos, incluye una breve participación de Alberto Marino promediando la grabación y finaliza con la intervención de toda la orquesta logrando así una de las más recordadas versiones grabadas el género.
Era el 22 de marzo de 1946, y ese mismo día sobre otro arreglo de Galván, la formación registró también Milonga triste, la bella composición de Sebastián Piana con versos de Homero Manzi, también con la participación de Marino.
Otro de sus grandes trabajos que le pidió Troilo fue el que realizó para la grabación de la selección de tangos de Julio De Caro, llevada al disco por la orquesta el 22 de julio de 1949. En esa selección, Pichuco incluyó Buen amigo, Mala pinta, Guardia vieja, Boedo, Tierra querida, El monito y Mala junta, desarrollando en los cuatro minutos en los que se extiende la grabación magníficas versiones que Galván ideó para pequeñas partes de esos temas.
En esa misma época, prestó además servicios notables a otros directores. Se destacan por ejemplo sus arreglos para las versiones discográficas de La Beba y Adiós Bardi, realizadas por la orquesta de Pugliese; Tigre viejo para la que codirigían Francini y Portier; su propio tango El día de tu ausencia, para la de Osvaldo Fresedo, y Rosicler para la de José Basso, entre un centenar de trabajos más.
Galván además siguió siempre al frente de su propia orquesta, efectuando también los arreglos para acompañar con ella a los cantores Oscar Alonso, Horacio Deval, Virginia Luque, Raúl Berón, Eduardo Adrián y Carmen Duval.
A esta última, la acompañó con su formación orquestal en las seis grabaciones que realizó para el sello Odeon entre el mes de julio de 1946 y el mismo mes del año siguiente. Entre ellas, se recuerdan los exitosos registros de Entre sueños y Barrio pobre, ambos sobre versos de Francisco García Jiménez.
En 1948, se presentó en audiciones en radio El Mundo, dirigiendo una orquesta de treinta y cinco músicos.
Participó también en la música de jazz codirigiendo con Elvino Vardaro la Brighton Jazz.
Al inicio de la década del cincuenta, realizó la banda sonora de algunas películas argentinas y en 1953 promovió la creación de la Sociedad Argentina de Orquestadores y Arregladores, intento que se frustró por la fuerte presión en contrario ejercida por los directores de orquesta, apoyados por las propias empresas grabadoras.
Cuando en 1954, la cantante japonesa Ranko Fujisawa se presentó por primera vez en Buenos Aires, Galván formó el marco orquestal que la acompañó en sus actuaciones.
En 1956, dirigió el acompañamiento musical del cantor Jorge Casal en sus actuaciones en radio El Mundo, con el que también grabó durante ese año cuatro tangos para el sello RCA Victor: Por favor, déjame e Y todavía te quiero, el 17 de febrero, y Cantemos corazón y Por limosna no el 30 de octubre.
En ese mismo año, dirigió la orquestación del Ballet Folclórico Argentino de Santiago Ayala El Chúcaro.
En 1958, fundó el conjunto Los Astros del Tango, el que bajo su dirección y maravillosos arreglos, recreó a través de hermosas grabaciones viejos temas de Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Enrique Delfino, Anselmo Aieta, Juan Carlos Cobián y Julio De Caro, compuestos en la década de los años veinte.
Se trataba de un conjunto de cámara por el marcado predominio de las cuerdas, tal como surge de recordar su formación, en la que siete de los nueve músicos se encontraban a cargo de las mismas: los violinistas Enrique Mario Francini, Elvino Vardaro y Simón Bajour; el violista Mario Lalli, el violoncellista José Bragatto y el contrabajista Rafael del Bagno, quien en algunas grabaciones fue reemplazado por Tito Colom. Julio Ahumada era el único intérprete del bandoneón del conjunto, mientras que el piano estaba a cargo de Jaime Gosis.
La formación debutó en octubre de ese mismo año en radio Splendid y entre ese año y el siguiente grabaron tres discos para el sello Music Hall, incluyendo en cada uno de ellos a dos compositores, agrupando de este modo sobre esa base a magníficas versiones de obras de los ya mencionados Bardi, Arolas, Delfino, Aieta, De Caro y Cobián.
Disuelto el noneto, Galván prosiguió su actividad encargándose de las orquestaciones y la dirección de las ilustraciones sonoras del disco La historia de la orquesta típica, las que acompañaron en un disco larga duración al descriptivo folleto escrito por el doctor Luis Adolfo Sierra, en una producción que puso en conocimiento del público los hitos más trascendentes de la evolución del tango y sus intérpretes más representativos. En ella, sus arreglos, interpretados por una gran orquesta que integraban cuarenta y dos músicos, seguían con gran fidelidad los estilos de los grandes creadores de este género musical, desde el estilo de un viejo trío de la primera década del siglo interpretando el tango Don Juan hasta los modernos arreglos de Astor Piazzolla, con quien por otra parte mantenía importantes diferencias en sus concepciones estéticas del tango.
El trabajo fue realizado en 1960, año que por otra parte fue el último de su vida y, como si presagiara su inminente fin, uno de los de más intensa actividad profesional de su trayectoria.
En el mes de marzo, dirigió la Orquesta Gigante del Tango, actuando en el teatro Ópera, además de grabar al frente de ella un disco en el que Julio Ahumada se destacó en un solo de bandoneón registrado en el tango Nunca tuvo novio.
Al frente de esa agrupación, Galván tenía previsto viajar a Japón, por lo que en el mes de agosto comenzó a organizar el esperado viaje.
Los preparativos incluyeron el desarrollo del repertorio que llevaría para las actuaciones en distintas ciudades de ese país donde el tango había prendido tan intensamente desde la recordada gira que en 1954 realizara una delegación encabezada por Juan Canaro.
Asimismo, la formación de la embajada musical que encabezaría era otro de los temas al que dedicó sus esfuerzos, habiendo comprometido para integrarla a Elvino Vardaro, Jaime Gosis, Julio Ahumada y Rafael Del Bagno, como sus principales intérpretes, completándola ya en Japón con un grupo de destacados músicos locales.
Los preparativos del viaje incluyeron la composición de un nuevo tango titulado Sayonara, el que pensaba estrenar en aquel país.
Recuerda Gobello que «radio Belgrano había dispuesto formar una gran orquesta integrada por más de cuarenta músicos a fin de irradiar por esa emisora el repertorio que Galván llevaría a tierras niponas».
Nada de lo previsto pudo concretarse. El proyecto se frustró abruptamente con motivo de su inesperado fallecimiento, producido el 8 de noviembre de 1960, cuando sólo tenía 47 años de edad.
Desde su primera orquesta de 1937 hasta la que condujo en el año de su muerte, contó siempre con músicos de valía, capaces de interpretar sus talentosos arreglos. Entre ellos, estuvieron los pianistas Héctor Stamponi y Jaime Gosis; los bandoneonistas Julio Ahumada y Antonio Ríos, y el flautista Domingo Rubio.
Su labor de compositor, no tan extensa como valiosa, incluye los temas Cafetín, con emotivos versos de Homero Expósito, tango que fue grabado por Osvaldo Pugliese y su orquesta con la voz de Alberto Morán; El día de tu ausencia, con letra de Manuel Arcos, también grabado por Pugliese, en este caso con la voz de Roberto Chanel; Esta noche estoy de tangos, nuevamente con la participación Homero Expósito en los versos; Por la cuesta arriba, con letra de Carlos Bahr, tema que ha sido registrado discográficamente por las orquestas de Miguel Caló y de Osvaldo Fresedo, con los cantores Raúl Iriarte y Oscar Serpa, respectivamente; Me están sobrando las penas, grabado entre otros, por Miguel Montero en su etapa de solista, y Nuestra cita, con poesía de Alberto Dellamónica.
Entre sus instrumentales, se destacan Fierro a fondo, Don Perico, Para baile, solamente, Tango en do, Milonga con traje nuevo, Pa’ que se luzca el grandote —tango destinado al lucimiento del contrabajo, verdadero antecedente de Contrabajeando, compuesto con similar intención por Aníbal Troilo y Astor Piazzolla— y Violomanía, dedicado a su entrañable amigo Elvino Vardaro, escrito con la intención de permitir una destacada participación del destinatario del tema en su interpretación.
Luis Stazzo, quien lo consideraba su maestro y le profesaba enorme admiración, compuso un tango a su memoria junto con el pianista Orlando Trípodi cuando a mediados de la década del sesenta ambos integraban el conjunto Los Siete del Tango, que Stazzo dirigía. El tema, obviamente, fue grabado por el referido septeto.
 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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