José Martínez - Biografía


 
 Pianista, director y compositor, nacido el 28 de enero de 1890.

Conocido y recordado como El Gallego Martínez, luego de dejar sus estudios en el tercer año del bachillerato ingresó como empleado de una escribanía, en la que estuvo durante tres años.

Precisamente, en esta época, empezó a tocar el piano de oído, escuchando las interpretaciones que en el instrumento hacían unos amigos de su barrio.

Al respecto, señala Francisco García Jiménez, al historiar el tango El pensamiento, al que él mismo adosaría luego una letra, que Martínez «no sabía música ni la sabría nunca. Fue una de esas muestras de intuición notable que han echado las bases del lirismo popular».

Sin haber estudiado absolutamente nada de música, dejó su empleo para iniciarse en 1911 como pianista en el conjunto que dirigía Augusto Berto, quien además ejecutaba el bandoneón, conjunto que también integraba el violinista Julio Dutry, al que se agregó un año después el flautista Vicente Pesce.

Al año siguiente, Dutry fue reemplazado por Francisco Canaro, quien se encargó de pasar al pentagrama el primer tango de Martínez, titulado Pura uva, en el año 1912.

Permaneció en el conjunto de Berto hasta el año 1916, actuando con él en distintos cafés de la calle Corrientes.

Desvinculado del compositor de La biblioteca, el Gallego se incorporó al conjunto de Eduardo Arolas, en reemplazo de Agustín Bardi, para actuar en el cabaret Royal. Su permanencia en este caso se extendió por seis meses aproximadamente.

A posteriori de una breve interrupción en su actividad musical, lapso en el que trabajó en la empresa Bunge y Born como recibidor de cereales, integró un trío con Osvaldo Fresedo y el violinista Rafael Rinaldi, con el que debutaron en una de las llamadas Ollas Populares, denominación con la que se conocía a distintas academias de baile.

Luego de ocho meses en ese local, que estaba ubicado en Viamonte y Larrea, el grupo pasó al cabaret Montmatre convertido en un cuarteto, dado que se incorporaron Francisco Canaro como violinista en reemplazo de Rinaldi y un cuarto integrante del que sólo se recuerda que su nombre de pila era José y era de nacionalidad española.

El cuarteto se llamó Martínez–Canaro, para luego transformarse en la primera orquesta de Francisco Canaro, con la que volvieron a actuar en el cabaret Royal.

En 1920, el Gallego se retiró de esta orquesta con la finalidad de organizar su propia agrupación.

Formó así un sexteto de excelentes músicos, que completaban Luis Petrucelli y Pedro Maffia, en bandoneón; Antonio Buglione y Arturo Albruzece, en violines, y Olindo Sinibaldi, en contrabajo; conjunto con el que comenzó actuando en el cabaret L’ Abbaye, y al que le cupo el honor de estrenar tres grandes tangos: La maleva, Negro el veinte y La mariposa, de Buglione, Petrucelli y Maffia, respectivamente.

La finalidad con la que había constituido el conjunto era la de desempeñarse como director musical y pianista de compañías teatrales de renombre, objetivo que alcanzó en 1922 cuando el sexteto se incorporó al elenco de la compañía Vittone–Pomar acompañando musicalmente la representación de la obra de Manuel Romero El Gran Premio Nacional en el teatro Politeama.

En esa obra, Martínez estrenó su tango Polvorín, con letra del propio Romero, muy exitoso entonces. Muchos años más tarde, el 2 de febrero de 1953, este tema fue grabado por la orquesta de Ángel D’ Agostino con la voz de Rubén Cané.

Al año siguiente la formación actuó en el teatro Smart, en este caso con la compañía de Tomás Simari y Eva Franco.

Con la compañía Vittone–Pomar, Martínez volvió a actuar en 1924, en presentaciones realizadas en Montevideo.

Además, acompañó al elenco teatral de Morganti–Gutiérrez en actuaciones en el teatro Maipo, entre otras importantes compañías de los años veinte.

En 1928, se empleó en la empresa cerealera Dreyfus y abandonó definitivamente su actividad como intérprete musical, pese a algunos intentos de conformar una orquesta en el año 1934, aspiración que no pudo concretar.

Martínez, más allá de su importante actividad como ejecutante del piano y director de conjuntos musicales, ha trascendido como un compositor de bellísimas melodías, pese a su carencia de conocimientos musicales.

Su primer tango fue el ya mencionado Pura uva, al que siguieron Expresión campera —en 1915—, cuya escritura en el pentagrama corrió por cuenta de Arolas, y Canaro —también en 1915—, que el propio destinatario pasó al papel.

Siguieron a esa composiciones El matrero, en 1919; Pablo, tango compuesto en 1922 y dedicado a Pablo Podestá, quien no pudo disfrutar del homenaje dado que cursaba entonces el final de un proceso de demencia que lo tenía postrado en un manicomio; El termómetro, del que existe una muy buena versión grabada por la orquesta de Domingo Federico el 29 de mayo de 1950; Punto y coma, magnífico instrumental que fuera grabado por las orquestas de Osvaldo Pugliese y de Joaquín Do Reyes; además de La torcacita y El palenque.

Posteriormente, compuso el ya mencionado El pensamiento dedicado a «el Fay», un carrero de la Boca, que llevaba pintada esa flor en su carro y al que luego Francisco García Jiménez agregó una letra basada en esa dedicatoria del compositor; De vuelta al bulín, tango que lleva letra de Pascual Contursi, del que existen innumerables grabaciones, recordando sólo a título de ejemplo la de la orquesta de Osvaldo Pugliese con la voz de Alberto Morán, y el también ya citado Polvorín.

Fueron sus obras posteriores Carbonada, El cencerro, cuyo primer registro discográfico fue el realizado por la orquesta del bandoneonista Luis Petrucelli en el año 1928, existiendo luego otras excelentes versiones grabadas por las orquestas de José Basso y de Alberto Mancione, y El acomodo, instrumental que también cuenta con varios registros discográficos.

Menos difundidos pero también dotados de muy buenas melodías, han sido La correntada, El cofrecito, Yerba mala y Madrecita de Pompeya, este último con letra de Francisco Laino, compuesto cuando ya había dejado su actividad como intérprete.

También ya en la etapa de su alejamiento del público compuso No aflojés, corazón, tema que cuenta con letra de Francisco Lío, y que fue llevado al disco por Osvaldo Fresedo con la voz de Roberto Ray, el 17 de noviembre de 1936.

Su última composición fue el tango Penas, con el que ganó el Premio SADAIC correspondiente al año 1937, cuando ya su salud se encontraba en franco deterioro.

A esta lista de inspiradas composiciones, de acuerdo con lo que expresa el historiador Germinal en su obra inédita Tangos de pies a cabeza, deberían agregarse otros temas cuya autoría Martínez generosamente obsequió a otros músicos, señalando en tal sentido al tango La maleva, compuesto en 1921 y adjudicado a Antonio Buglione, cuando éste se desempeñaba como violinista de su sexteto.

Martínez falleció el 27 de julio de 1939, a los 49 años de edad.

 

Fuente: Torres, Carlos Federico. Gente de tango; Tomo II

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